sábado. 27.04.2024
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Vicente I. Sánchez | @Snchez1Godotx

Posiblemente, si se hiciera una encuesta en TikTok sobre quién es Wes Anderson, gran parte del público que habita esta red no sería capaz de dar más referencias que ese famoso filtro (aplicación) que desde hace unos meses domina las redes sociales con todo tipo de imágenes cuquis al ritmo de la melodía de una de sus mejores películas. Me refiero a esos vídeos de 15-20 segundos en los que un montón de aspirantes a influencers nos ofrecen todo tipo de imágenes saturadas mientras tratan de demostrar que sus vidas están llenas de vida, glamour y dinero.

Lo más curioso es que la nueva película de Wes Anderson parece especialmente destinada a ese público instragramable que antepone el estilo al contenido y que raro será que lleguen por ellos mismos a cintas como "Isla de Perros" o "Gran Hotel Budapest".

Porque sí, "Asteroid City" es una película indudablemente bonita, con una puesta en escena magistral y con una dirección obsesionada (casi de forma enfermiza) por el detalle y por la perfección en el encuadre. El problema es que su director confunde el estilo con el onanismo y la belleza con la saturación de estímulos, logrando una película tan elegante como vacía e insustancial. Es un gran naufragio lleno de purpurina y colores.

"Asteroid City" comienza bien, contándonos la historia de un pequeño pueblo perdido en el que padres de todo el país se reúnen para un concurso escolar dedicado a la observación de fenómenos astronómicos. El pueblo, de nombre Asteroid City debido a que su principal atractivo es un meteorito que cayó hace miles de años, es un lugar pintoresco lleno de personajes absurdos y entrañables. En definitiva, un punto de partida perfecto para que W. Anderson pueda dar rienda suelta a su particular mundo narrativo y estético, al tiempo que pueda ir contándonos poco a poco las historias de todos los personajes que se han reunido allí. El problema es que el guion, escrito en colaboración con Roman Coppola, está lleno de giros y piruetas narrativas, con una estructura que esconde cine dentro de cine y teatro dentro de teatro. Es aquí donde la película comienza a naufragar, ya que en su apartado teatral (bajo la narrativa de Bryan Cranston), la cinta nunca llega a funcionar y se muestra excesivamente confusa y retorcida. Pierde mucho interés cada vez que rompe la acción y la cuarta pared. Al mismo tiempo, la historia principal nunca se centra de forma definitiva en los personajes del pueblo, quedando sin definir y sin rematar sus historias. Y es una pena, porque Jason Schwartzman, Scarlett Johansson y demás personajes están bien y hacen lo que pueden por salvar una película narrativamente imposible. La sensación es que hay un montón de estrellas de Hollywood totalmente perdidas en escena.

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Este problema de inconsistencia narrativa ya estaba muy presente en su anterior película, "La crónica francesa", pero en esta ocasión los problemas de guion se hacen excesivamente evidentes y manifiestos, ya que rompe demasiado con la trama principal. Es una película tramposa llena de clichés y escapismo que no sabe centrar su mirada y que busca convertirse en la obra maestra del encuadre. El resultado final es desastroso, sobre todo si tenemos en cuenta que la película cuenta con varios momentos, alien incluido, que bien podrían estar entre los mejores momentos de su carrera. Pero no, de nada vale que una película contenga bellos cuadros si el resultado es tan descuidado. El cálculo nunca podrá ganar a los sentimientos, la paleta de colores nunca vencerá a una buena historia.

En definitiva, "Asteroid City" busca la excelencia y la sorpresa, olvidando que lo realmente importante son los personajes y sus historias. El resultado final son 100 minutos de pedantería al servicio de la nada.

'Asteroid City': un naufragio lleno de purpurina y colores