viernes. 19.04.2024
ESTRENO EN CINES EL 21 DE AGOSTO

Entrevista con Icíar Bollaín y Paula Usero sobre La boda de Rosa

Icíar Bollaín regresa a las salas de cine con La boda de Rosa, una comedia que inaugura el Festival de Cine de Málaga y que se estrena el 21 de agosto de 2020 en España.
Icíar Bollaín regresa a las salas de cine con La boda de Rosa, una comedia que inaugura el Festival de Cine de Málaga y que se estrena el 21 de agosto de 2020 en España. Protagonizada por Candela Peña, la película cuenta con Sergi López, Nathalie Poza, la valenciana Paula Usero y Ramón Barea, que completan el reparto principal.

A punto de cumplir 45, Rosa se da cuenta de que ha vivido siempre para los demás y decide marcharse, dejarlo todo y cambiar de vida. Rodada en la Comunitat Valenciana, antes de su estreno en Málaga pudimos hablar con Icíar Bollaín y Paula Usero sobre este filme que es una de las apuestas fuertes del cine español.

¿A la hora de construir el personaje de Rosa tenías ya pensado a Candela Peña y cómo fue la elaboración de ese personaje?

Icíar Bollaín: Cuando escribo no pienso nunca en nadie. Siempre tienes que intentar construir un personaje que represente a muchos, pero que sea único para que no se convierta en un estereotipo. No es la mujer de 45 que… Es Rosa. Y tiene esta hija, esta familia… Fue hablando con mujeres que se habían casado con ellas mismas, viendo por qué lo habían hecho, qué consecuencias había tenido… En todas había un antes y un después. Lo que vimos es que todas querían cambiar su vida de alguna manera, querían cambiar sus relaciones y esto marcaba el inicio. Había gente que se cambiaba de ciudad y de trabajo, como hace Rosa, y otra gente que no, simplemente a partir de ese momento hacen las cosas diferentes; había una que quería cambiar la relación con su novio, que fue el primer invitado de su boda, y también por eso Rosa invita a su novio.

Y yo creo que todos tenemos algo de Rosa también, es fácil identificarse con ella en muchas cosas, la relación que tiene con la hija me conmueve mucho porque tengo hijos adolescentes y piensas si no viven con mucha presión las expectativas que se les ponen. Por eso me da una ternura especial el personaje que interpreta Paula, he visto esa escena y lloro siempre, que un hijo te diga: «No soy lo que tú esperabas». Construyes muchas cosas, unas son tuyas, la guionista, Alicia, también tuvo una experiencia con su madre y todo lo vas incluyendo.

En tus películas las localizaciones siempre son importantes. Lo era en El olivo con los olivos milenarios y el simbolismo del pasado, de la tradición; en Yuli lo era La Habana y aquí lo es Benicàssim, la playa, el mar, la luz como metáfora de la posibilidad de hacer real un sueño.

Icíar: En el guión, Benicàssim siempre era la meta, queríamos que fuese un lugar donde ella va a reencontrarse, reencontrarse con ese taller, con lo que ella era de niña, probablemente cuando más feliz ha sido… Benicàssim tiene eso, la playa, el mar.

Y luego, de dónde venía la familia: estuvimos valorando Barcelona o Madrid, pero en Valencia descubrimos que había mucho y que también ofrecía visualmente mucho; tenía lógica que la familia viviera en Valencia. Es una cosa curiosa, tú cuando vas escribiendo el guion te das cuenta de que Rosa podía vivir en muchos lugares, pero cuando quieres contar una historia, intentas encontrar el lugar que mejor cuenta tu historia y Valencia la contaba muy bien porque tenía esta luz, esta alegría.

Al final es todo, los petardos, la banda, hay una cosa berlanguiana que a mí me encanta. Todo esto te ayuda a contar tu historia. La queríamos contar con humor y alegría y Valencia te lo da, por un lado y por otro.

Sobre la música hablamos mucho con la compositora, que es Vanessa Garde: nos acordábamos de Nino Rota con ese cine mediterráneo, italiano… Candela tiene algo muy italiano. En el fondo es buscar lo tuyo y lo tuyo es también Valencia. Me acuerdo que en Te doy mis ojos, de repente descubrimos Toledo porque fuimos a una asociación de mujeres maltratadas que nos dejaban hablar con ellas y a fuerza de ir a Toledo empezamos a ver Toledo se adaptaba a la película, con esa muralla, y vas encontrando los lugares.

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Por eso hablábamos de la importancia de las localizaciones…

Icíar: Te ayudan a contar tu historia. Puede ocurrir en cualquier lugar, pero cada sitio es diferente. Y Valencia lo contaba mejor. Y el carácter, este cambio de valenciano a castellano, tan vivo.

¿El tono de comedia estaba decidido desde el principio?

Icíar: Desde el principio. De hecho, escribiendo el guion el pensamiento era que como estamos hablando de cosas serias sabíamos que no era una comedia de gags. Estamos hablando de emociones y de cosas importantes, pero siempre con humor. Eso fue buscado desde el principio. Y a veces nos parecía que nos quedábamos un poco en la superficie y entonces tirábamos para abajo, poniéndose muy dramáticos, y decíamos: «¡Cuidado que nos estamos poniendo muy serios!». Siempre era así.

El trabajo con los actores también era de esa forma. Y con la música, con la luz, con el director de fotografía, Sergi Gallardo, mucho color; con la dirección de arte, buscando esa alegría… Había una película que teníamos de referencia que nos gustaba a todos mucho que era Locas de alegría, que era muy dramática, con dos mujeres que las encierran por locas, pero que tenía momentos muy cómicos y muy vitales. Esa era un poco la referencia, se puede hablar de cosas dramáticas, pero con mucha vitalidad.

Hablando de la música ¿Cómo llegas a Rozalen?

Icíar: La productora me propone hacer una canción original que yo nunca he tenido en ninguna película y pensé que era muy buena idea. Rozalen salió enseguida porque es una artista maravillosa, por su sensibilidad. Fue impresionante porque le escribimos y le enviamos la película que estaba en montaje y nos dijo: «Estoy escribiendo un disco nuevo y tengo en la cabeza una canción que es esto mismo». A partir de ahí ya fuimos en paralelo, ella iba componiendo, me la enseñaba, pero ella tenía en la cabeza esa canción que iba con el espíritu de la película. Y también con alegría.

CINESUR | La boda de Rosa

¿La película ha salido como imaginabas?

Icíar: Ha salido mejor en el sentido de que uno espera y sueña que se entienda todo lo que quieres contar, pero no sabes si la gente lo va a recibir. Y veo que sí. En las primeras versiones del guión, cuando yo contaba a alguien el argumento, una chica que se casa consigo misma, dos personas muy cercanas me dijeron: «Vaya chorrada» y fue un momento de miedo y eso te queda, ese miedo. Pero nada. Se comprende, se entiende, se comparte. O sea que, en ese sentido, mejor.

Los personajes que rodean a Rosa, al principio, parece que son todos unos egoístas, sin embargo, conforme avanza la película vamos viendo que todo no es blanco o negro, que tienen sus problemas…

Icíar: Están todos fatal. A me encanta cuando Sergi dice: «¡Qué mal está Rosa!»; y Nathalie le dice: «Sí, sobre todo comparado con nosotros, que estamos fenomenal». Están todos fatal y no se dan cuenta. Cuando Rosa mueve ficha, todos los demás tienen que mirarse a sí mismos, Rosa les obliga a ver cómo están ellos. A mí me dan mucha ternura. Son gente que intenta no ahogarse.

¿Cómo ha sido la colaboración con Alicia Luna, que escribe el guion contigo, y que ha colaborado en diferentes momentos de tu carrera?

Icíar: Es una gran guionista y teníamos muchas ganar de volver a trabajar juntas. Alicia y yo nunca nos hemos perdido la pista, tenemos una gran amistad y mucha complicidad, ella ha colaborado conmigo en alguna publicidad que he hecho, y teníamos ganas de volver a escribir algo. Tenemos mucha complicidad y aunque lleve yo el peso de la escritura del guion, Alicia está ahí todo el rato, de frontón, hablando de todo, hacemos toda la investigación juntas, todas las entrevistas con gente, las lecturas. Todo eso lo compartimos.

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Paula, ¿cómo fue compaginar el rodaje de la serie Amar es para siempre con La boda de Rosa?

Paula Usero: ¡Malamante! Mucha carga de trabajo en esos dos meses. Estuve como tres semanas en Valencia rodando y los días libres son los que utilizaba para Amar es para siempre. Diagonal es una productora que desde siempre nos lo ha puesto muy fácil con lo cual se acoplaron mucho al rodaje de la película. La conexión Madrid-Valencia es rápida. Y en realidad es un privilegio poder hacer cosas tan interesantes. Por otro lado, como en la serie ya llevaba tiempo, me costaba menos estudiarlo que si hubiera sido un proyecto nuevo, pero insisto en que es un privilegio hacer estas dos cosas.

Ya conocías a Icíar Bollaín de El olivo, de un pequeño papel. En La boda de Rosa ya tienes un personaje más complejo y relevante. ¿Cómo ha sido tu colaboración con Icíar?

Paula: Yo la conocí en El olivo, pero tuve muy poquitas sesiones y ella me daba muchísimo respeto. Allí lo disfrute mucho porque era un personaje muy gracioso y fue todo muy fácil rodando con Anna Castillo. En este caso, tenía mucha ilusión de poder hacer el casting para que ella me viese y no me esperaba que pudiera hacer la película. De hecho, cuando me llamó mi representante para darme la noticia no podía parar de llorar, no me lo podía creer. Es un regalo trabajar con ella, aprendes un montón y es un referente desde siempre.

El personaje de Lidia en la película no es lo que haces habitualmente en televisión. La relación madre-hija la tienes, pero el hecho de que Lidia tenga dos hijos, viva en otro país, es una experiencia nueva que tendrías que interiorizar.

Paula: Cuando lo leí pensé esto es un retazo y recuerdo los ensayos con Icíar que llegué un poco como: «¡No sé por dónde empezar!», un poco asustada. Es lo que tú dices, la relación de madre-hija sí que la conoces, pero el tema de los dos hijos, que parezca que son tuyos, y representar a tantas mujeres que de verdad los tienen y que están sufriendo lo que sufre el personaje, era mucha responsabilidad. Hicimos muchos encuentros con los bebés para conocerlos y que ellos me conociesen a mí porque cuando lloraban o querían jugar tenían que reconocerme como alguien familiar y que se pudiesen sentir a gusto conmigo.

Yo nunca había estado en Manchester y me fui un fin de semana sola para ver cómo era vivir en esa ciudad. Fueron tres días, pero el hecho de irte sola ayuda, le pregunté al guía todas las dudas que tenía, y aprendí mucho de eso y vine sabiendo cosas que desconocía totalmente. Y sobre todo, podía poner imagen a Manchester.

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El personaje de Lidia es una especie de niña-madre. Está en esa fase de encontrarse…

Paula: Totalmente. Y viene de Manchester para encontrar su camino, para que su madre le ayude sin pedirle ayuda, es un personaje que tiene orgullo pero que está desubicada. Llega a un sitio que es suyo, pero que ya no lo es. Viene con sus bebés y viene agotada, sin poder hacer nada más, esperando la ayuda de su madre.

Como actriz y como directora, ¿qué les diríais a todas las personas que empiezan en esta profesión?

Paula: A mí me habría venido muy bien que me dijeran que confiase en mi intuición. Me habría venido bien que no intentasen cortar la intuición y el «cómo eres». Les diría que confíen en sí mismos y que, si están ahí, tienen que seguir hacia adelante y no hay límites.

Icíar: Yo a todo el mundo que quiere dirigir le digo: «Dirige». Ahora es más fácil que nunca. Sobre todo, cuenta historias, se puede contar con un móvil, con una cámara de fotos, historias de un minuto, de diez o una miniserie. Estudia, rodéate de gente que quiera lo mismo que tú, contar cosas, uno solo en su casa no cuenta nada, y, sobre todo, hazlo. En mi primer corto —que menos mal que era en VHS y se ha borrado—, me puse con una cámara, mi padre de actor, un amigo de otra cosa, y aprendí un montón. No hay historia pequeña. Si quieres contar cosas, cuenta.

Escribe Luis Tormo  Revista Encadenados

Entrevista con Icíar Bollaín y Paula Usero sobre La boda de Rosa