viernes. 19.04.2024
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Charlamos con Carla Subirana sobre su nueva película Sica: “Creo que la adolescencia es una etapa de la vida fascinante. Todavía hay algo en nosotras cuando crecemos que nos hace sentirnos niñas”.

El martes 14 de marzo se presentaba en la Sección Oficial de Largometrajes del Festival de Cine de Málaga Sica, la nueva película de la directora catalana Carla Subirana (Nedar, Volar), con quien hemos tenido el placer de charlar sobre esta proyección catalanogallega que llegará a las salas de cine el 19 de mayo.

Ambientada en la Costa da Morte, una de las zonas más peligrosas de toda Galicia, la historia sigue a Sica, una chica de catorce años que acaba de perder a su padre en el naufragio de un barco pesquero. La ausencia de la figura paternal desemboca en constantes encontronazos con su madre, cuya relación se va enfriando poco a poco mientras Sica intenta hacer frente al desencanto de la adolescencia y a las primeras traiciones por parte de las personas más cercanas.

Tú eres catalana, ¿cómo surgió la idea de hacer una película ambientada en Galicia, en gallego y, además, con una trama tan de allí?.

Yo llegué en 2016 a Costa da Morte andando por O Camiño dos Faros y la primera conexión o la semilla del proyecto es el paisaje. De alguna manera ese océano tan brutal, esa cosa tan virgen me fascinó. En ese paisaje surgió un magnetismo instantáneo y en ese momento supe que ahí había una película. Y después, como documentalista, lo que he hecho es una metodología documental, he ido a lo largo de los años hablando con percebeiras, conociendo a cazatormentas, conociendo a viudas de marineros que han naufragado en Costa da Morte que recibe ese nombre precisamente porque es una de las costas más peligrosas del mundo. Esas corrientes que van del Cantábrico al Atlántico se han llevado al fondo del mar a muchos barcos y muchas almas.

Luego está esa manera de hablar tan poética que tienen los gallegos, que se refieren al mar como la mar, en femenino. Y eso es muy bonito. Ellos hablan de la personalidad de la mar: “hoy la mar está calma y nos dejará faenar” u “hoy está enfadada”. Todo eso tiene, como tú dices, un aire local muy fuerte, pero a la vez mi responsabilidad como cineasta es traducirlo en lenguaje cinematográfico y en algo universal. La naturaleza, por ejemplo, es algo universal, el lenguaje de la emoción que es el cine es algo universal, también. Intento ir de lo local a lo universal. La naturaleza aquí es un personaje más y es la única capaz de devolver la armonía a la vida de nuestra protagonista, de Sica.

Suso es el cazatormentas, su amigo, su gurú, que la va ayudando en ese proceso de investigación, en ese viaje de la heroína que hace Sica de pérdida de piel de la infancia, de esas vivencias dolorosas que podemos tener todos en esa etapa de la vida, cuando descubres que el mundo adulto no es exactamente lo que tú te esperabas.

Además, yo, como catalana, introduzco la figura de Nuria Prims porque me parecía que me ayudaba a construir el personaje de la madre. Al no ser autóctona de la zona, ella representa a esa extranjera que por circunstancias de la vida se ha casado con un marinero y ha tenido una hija que es más de Costa da Morte que nadie y que tiene esa conexión con la naturaleza muy fuerte. Entonces de toda esa amalgama nace Sica.

 

Este año se ha presentado también aquí, en el Festival de Cine de Málaga, Matria de Álvaro Gago y creo que esta es una pregunta obligada: ¿cómo veis el panorama actual del cine gallego?.

A mí no me gustan las etiquetas. Sica es una coproducción catalanogallega, o sea el proyecto nace de esta pasión por el paisaje de Costa da Morte y de ese respeto a la naturaleza y lo que tengo muy claro es que ese es un territorio que tiene unas características que hay que respetar a nivel lingüístico, a nivel de casting. Los protagonistas adolescentes salen de un casting de gente de la zona, por ejemplo. En cuanto al personaje de la madre pues la elección de Nuria Prims también es una decisión importante.

Entonces las etiquetas de “cine gallego” o de “cine catalán” no van conmigo. Yo creo que el cine tiene un lenguaje que va más allá, que es, como te decía antes, universal. Pero es cierto que se está rodando muchísimo en Galicia y que esta es una zona que acoge, aunque primero te observa. Una vez entienden qué es lo que estás haciendo allí son super hospitalarios.

Luego tiene unos elementos atávicos que quizá en otras comunidades autónomas hemos perdido. Esa conexión espiritual con la naturaleza, ese lenguaje un poco mágico… son cosas que yo creo que todos teníamos antes, pero hemos ido perdiendo. Allí lo local todavía tiene mucha fuerza porque siempre ha estado, nunca lo han perdido, incluso ahora está más presente que nunca. De ahí la atracción por esa tierra, aparte de que tiene a unos grandísimos profesionales. Nuestro equipo era mixto, catalán-gallego, y la mezcla ha sido muy bonita.

La directora Carla Subirana durante la presentación de su película "Sica" a la Sección Oficial de Largometrajes del 26 Festival de Cine en Español de Málaga, este martes en el Muelle 1 de la capital malagueña. EFE/Jorge Zapata

Has mencionado que el casting lo hiciste con gente local, ¿cómo ha sido trabajar con actrices y actores no profesionales?.

Bueno, el hecho de mezclar actrices profesionales como es el caso de Nuria con actrices y actores no profesionales ha sido una decisión consciente, con unos riesgos y unas dificultades. Pero como también tienes sus dificultades trabajar con gente profesional. Cada escena, cada narrativa tiene unos retos. En el caso de la convivencia de Nuria y de Thais, de Carmen y de Sica, ha sido una dinámica muy bonita.

Nuria se alimenta de la intuición, de la frescura de Thais y Thais se alimenta de la profesionalidad de Nuria, de cómo situarse a nivel físico en la escena. A lo mejor para rodar una escena venían corriendo, trabajaban el físico, con la intención de que la respiración sonara entrecortada; y si era una escena dramática, ya solo con mirarse, que esto tiene que ver con las convivencias estas que tuvieron que hacer previas, Thais sabía lo que le pedía yo como director y lo que le pedía Nuria como compañera de plano.

Tú vienes del mundo del documental, ¿cómo ha sido el salto del largo documental al largo de ficción? ¿Y por qué has elegido un coming of age?.

Pues el salto ha sido un camino muy natural. Para mí el documental y la ficción son lo mismo. En la película hay una base naturalista, pero a su vez está muy construida, muy de montaje, muy de diseño sonoro donde hay un trabajo de música, donde hay, además, un trabajo de construcción de base sonora. Por ejemplo está la escena de la furna que salía inicialmente en la que Sica escucha la voz de su padre salir de las grietas de las piedras o también hay sonidos que nos recuerdan a los naufragios.

Y todo eso va reapareciendo a lo largo de la película, pero van siendo modificados o amplificados. Así, de alguna manera, lo que haces con el sonido, inconscientemente, es ir guiando al espectador en ese flujo que es la naturaleza, la intimidad de Sica, su vida interior que se exterioriza con los diferentes estados de la naturaleza.

Hay cierta analogía entre Sica y la naturaleza, las dos protagonistas de esta historia.

Exactamente. Está la madre naturaleza, que es maestra y sabia y está la madre de Sica, con quien ella tiene una relación madre-hija complicada y con quien realiza ese viaje hacia la madre. Como tú has dicho, la naturaleza es un personaje más y el gran reto era captar esos estados de ánimo, haciendo un paralelismo entre la tormenta interior de Sica y la tormenta exterior que es Ofelia. Van a la par hasta la secuencia final.

Nuria Prims y Thais García, madre e hija en 'Sica'

¿Cómo fue la construcción del personaje de Sica?¿Qué te llevó a contar esta historia desde la perspectiva de una adolescente?

Creo que la adolescencia es una etapa de la vida fascinante. Todavía hay algo en nosotras cuando crecemos que nos hace sentirnos niñas. Aunque en ese momento nos sintamos adultas. Y precisamente ese duelo interno me parece que es un artefacto de la vida increíble. Me encanta fijarme en esa etapa de transformación, por eso Sica es adolescente, porque ahí suceden muchas cosas. Hay muchos desencantos, el mundo adulto nunca volverá a ser como creíamos que era cuando niñas.

También vemos cierta desmitificación de la figura materna y un ensalzamiento de la del padre por parte de Sica.

Claro, Sica mitifica al padre, a la figura ausente. Lo que ella aprende a lo largo de este viaje de descubrimiento es que la persona que ha estado siempre a su lado, la que ha estado siempre presente es su madre. Yo creo que las mujeres hacemos un viaje, el “viaje de la heroína” del que habla Maureen Murdock en su libro, que consiste básicamente en poner en valor a la madre. A lo mejor necesitamos toda una vida o ser madres nosotras para darnos cuenta del valor real de la figura de la madre.

El padre, sobre todo antes, era quien traía la comida a casa, el que trabajaba fuera, mientras que la madre siempre ha sido una figura muy desgastada. Yo, por ejemplo, soy una madre muy protectora, siempre he estado muy presente en la vida de mi hijo y eso a veces ahoga. Entonces, cuando ellos crecen, cuando son adolescentes, necesitan separarse de la madre para encontrar su identidad y ese es un proceso que hacemos todos. Pero en el caso de las mujeres ocurre de una manera todavía más marcada porque nos cuesta valorar a la madre, o al menos desde mi punto de vista. Poner a la madre en el centro era una de las prioridades.

Yo vengo de una familia de mujeres, como Sica. Y no podemos culpar a Carmen de su desgaste porque ser madre cansa, es una responsabilidad muy grande y exigente. Me parecía bonito dibujar ese viaje hacia la madre y ponerla en el centro, al igual que la naturaleza.

Entrevistamos en exclusiva a Carla Subirana, directora de Sica