jueves. 18.04.2024
Ethan Hawke, Pedro Almodóvar y Pedro Pascal
Ethan Hawke, Pedro Almodóvar y Pedro Pascal

Isel Sánchez | @IselSv

Pedro Almodóvar ha reunido al actor de moda, Pedro Pascal, y al mítico Ethan Hawke, que está viviendo una de sus mejores épocas, para rodar un western romántico de media hora. Un romance gay en uno de los géneros cinematográficos más asociados a la masculinidad. Interesante, ¿no?

En este oeste que dibuja Almodóvar parece que la homosexualidad está bien vista, (lo que de primeras elimina una trama dramática) y todos son muy guapos y van muy bien vestidos; quizás ayudado porque la productora sea una marca de ropa. Se podría decir que es un anuncio con un guión de película. Dos viejos amantes se reencuentran veinticinco años después y reavivan la llama, pero un asunto relativo a la justicia sacará a la luz sus diferencias. ¿Los problemas? El personaje de Ethan Hawke, Jake, es sheriff y el de Pedro Pascal, Silva, está relacionado con un delito. Además Jake desconfía de Silva por haber tardado tanto en volver.

Todos son muy guapos y van muy bien vestidos; quizás ayudado porque la productora sea una marca de ropa

El corto se divide fácilmente en cuatro partes. La primera es la más lírica y erótica. Los dos actores tienen mucha química y te los crees nada más cruzar sus miradas. En la segunda, en la cual tiene lugar la discusión de la mañana siguiente donde se revela la trama principal, es cuando más brillan. Cada vez que intercambian palabras saltan chispas y es sin duda, la escena más completa. Le sigue un flashback que debido a la corta duración de la película no aporta mucho, pero lo erótico-festivo en el cine de Almodóvar siempre se celebra. El clímax tiene una breve secuencia de acción un tanto ridícula y el final queda algo pobre y deja con la incógnita de lo que podría haber sucedido en un largometraje. Y es una pena porque todas las ideas están ahí y están bien ejecutadas pero son demasiado breves.

Ethan Hawke y Pedro Pascal tienen una química explosiva 

En lo estético está todo muy depurado. Hay planos genéricos y otros más detallistas pero todos se ven de maravilla. Quizá los contraplanos chirrían un poco y funcionan mejor en los que salen ambos personajes simultáneamente en pantalla. Utiliza recursos que después desaprovecha, como el plano del espejo que dura escasos segundos o los genéricos del desierto.

No creo que Alberto Iglesias sea un mal compositor, pero las imágenes no me suelen cuadrar con sus partituras aunque aquí no me saca tanto como con “Madres Paralelas”. Me funciona mejor la pieza diegética inicial que la música original.

Ethan Hawke y Pedro Pascal tienen una química explosiva en una escena imperial en la que la ley y el deseo pelean contra un frustrante dilema: ¿deberían entregarse uno al otro y olvidar lo que ha sucedido o hacer justicia? Ojalá veamos algún día como continúa.

Extraña forma de vida: La ley contra el deseo