CRÍTICA DE CINE DE ESTRENO

Llaman A La Puerta: una visita insípida

Llaman A La Puerta (1)

Llaman a la puerta

Próximos estrenos España 3 de febrero  

Título original

Knock at the Cabin
Año
Duración
100 min.
País
 Estados Unidos
Dirección

M. Night Shyamalan

Guion

M. Night Shyamalan, Steve Desmond, Michael Sherman. Novela: Paul Tremblay

Música

Herdís Stefánsdóttir

Fotografía

Jarin Blaschke, Lowell A. Meyer

Reparto

Dave BautistaJonathan GroffRupert GrintBen AldridgeNikki Amuka-BirdAbby QuinnWilliam RagsdaleKristen CuiSatomi HofmannKat Murphy, ver 18 más

Compañías

Universal Pictures, Blinding Edge Pictures, Filmnation Entertainment, Perfect World Pictures, Wishbone Entertainment Inc. Distribuidora: Universal Pictures

Género
TerrorIntrigaThriller | Supervivencia
Sinopsis
Durante unas vacaciones en una cabaña en un bosque alejada de todo, una chica y sus padres se convierten en rehenes de cuatro desconocidos armados que obligan a la familia a tomar una decisión imposible para evitar el apocalipsis. Con acceso limitado al mundo exterior, la familia deberá decidir qué creer antes de que todo esté perdido. 
 
CRÍTICA

La hostilidad hacia colectivos y minorías vulnerables por no encajar en los modelos hegemónicos dictados por el heteropatriarcado ha propiciado inevitablemente un sentimiento de escepticismo y de desconfianza por parte de los primeros, tras siglos de discriminación y sufrimiento. Esta suspicacia frente a la amenaza es uno de los motivos principales de Llaman a la puerta, otra pieza de género de M. Night Shyamalan con varios ingredientes de su propia cosecha. El de Filadelfia aporta su barniz humanista característico a un home invasion protagonizado por una pareja homosexual con hija racializada adoptiva, cuyas vacaciones en una cabaña en el bosque se ven entorpecidas por la irrupción de cuatro desconocidos que pronostican el apocalipsis mundial únicamente evitable con el sacrificio de un miembro de la familia.

La homofobia, el egoísmo, la inmolación o la solidaridad son algunos de los temas que Shyamalan explora desde esta premisa con buenas intenciones, pero ejecución irregular, como viene siendo habitual. La mística y el discurso moral se acaba comiendo el relato pero, paradójicamente, el sermón requiere de una mayor dimensión o debate, ya que transita todo el relato por la banalidad y un cierto vacío en la palabra. Llaman a la puerta comete el error de resultar demasiado expositiva en todo su metraje, con lo cual no queda espacio para la ambigüedad o la libre interpretación del público, pero tampoco va a fondo en su discusión.

No se contraponen las opiniones ni se efectúa un viaje gradual en el parecer de los personajes, impidiendo que la dialéctica o el contenido –a priori jugoso- devenga rico, fútilmente desperdiciando sus posibilidades. Esto también se traslada a una descripción de personajes simple, ocasionando que muchos de ellos actúen incomprensiblemente –en el caso de los irruptores-, cuando una pátina mayor en la caracterización simplificaría muchas cosas y añadiría verosimilitud a un relato que se sostiene con pinzas, basado en la novela Paul Tremblay The Cabin at the End of the World (2018).

La familia protagonista goza de más entidad gracias a los flashbacks introducidos algo aleatoriamente en su estructura, aunque se quedan algo cortos, como varias líneas de exploración que prefieren no desarrollarse, debilitando el fondo entregado por un Shyamalan guionista perezoso para tratarse de él. La literalidad de la película no solamente reside en su mensaje, también está presente en la historia misma, donde Shyamalan plantea un misterio que no se molesta en rebatir o modificar.

Despoja el film de ese twist final marca de la casa que da un vuelco racional a lo que ha sucedido. El espectador que espera un giro excitante tras engullir una intriga a medio gas no es satisfecho, decepcionando las expectativas generales y brindando un desenlace descafeinado y anodino, no obstante, lleno de citas a maestros como Tarkovsky o a sí mismo.

Porque el error principal es que el endeble contenido carece de robustez para aguantar sus 100 minutos de duración, a la vez que Shyamalan no construye escenas verdaderamente trepidantes que den alas al conjunto, más allá de momentos puntuales como la secuencia inicial entre la niña y un ciertamente inquietante Dave Bautista, indudablemente lo más potente del film. Y no es que el cineasta fracase en su faceta como director, pero los déficits del guion salpican todo el resto.

Es una lástima que un concepto tan apto como el de Llaman a la puerta devenga un film anodino y obvio, y más viniendo de alguien que, aun tropezando, merece crédito y admiración como Shyamalan. Porque en la era del algoritmo, él sigue siendo un autor reconocible y Llaman a la puerta, por lo menos, no huele a prefabricación.