CRÍTICA DE CINE DE FILMIN

Madeleine Collins

madeleine-collins-1

Madeleine Collins

Filmin (últ. incorporaciones) 29 de abril

Título original

Madeleine Collins
Año
Duración
106 min.
País
 Francia
Dirección

Antoine Barraud

Guion

Antoine Barraud, Héléna Klotz

Música

Romain Trouillet

Fotografía

Gordon Spooner

Reparto

Virginie EfiraBruno SalomoneQuim GutiérrezJacqueline BissetFrançois RostainThomas GioriaValérie DonzelliNadav LapidLoïse BenguerelNathalie BoutefeuMona WalravensAnne LeplaAssouma Sow, ver 12 más

Productora

Les Films du Bélier, Frakas Productions, Close Up Films

Género
ThrillerDrama
Sinopsis
Judith lleva una doble vida entre Suiza y Francia. Por un lado, Abdel, con quien está criando a su hija en común. Por el otro, Melvil, con quien tiene dos hijos un poco mayores. Poco a poco, este frágil equilibrio hecho de mentiras, secretos e idas y venidas se va fracturando. Ante el desenmascaramiento, Judith elige la huída hacia adelante. 
 
CRÍTICA

La psique de la posmodernidad, despojada de toda moral religiosa, se enfrenta a su propia vulnerabilidad estructural en la construcción de la identidad. Este es el tema de Madeleine Collins, una mujer de moral poco edificante, de gran disfuncionalidad vital, y que ve diluida su personalidad en el proceso afectivo del duelo.

Madeleine Collins cuenta la historia de Judith, una mujer que lleva una doble vida. En Suiza tiene una familia, con Abdel y una niña pequeña que crían en común. En Francia tiene otra, Melvil y un par de hijos más mayores. Su trabajo, ubicado en Suiza, le permite gestionar y mantener estas dos vidas, protegiendo a cada una de ellas de la otra. Poco a poco este entresijo de mentiras se hará insostenible, teniendo Judith que enfrentarse a las consecuencias de la verdad.

La película no cuenta con una retórica estética brillante. Ciertamente es suficiente, suficiente para contar una historia de diestro pulso narrativo que construye una trama que atrapa. Mucha de la narrativa moderna tiene como norma asumir que el espectador es un sujeto de escasa capacidad decodificadora, incapaz de seguir una historia que no sea conocida y pautada. Madeleine Collins reta al espectador, demanda atención para ser entendida, con la posterior satisfacción como gratificación. No es una película críptica, es la ausencia de la enunciación narrativa representada.

Este es un ejercicio delicado, pues el film debe hacer de su rasgo enigmático una herramienta cautivadora, y ante esta misión siempre es más probable caer en el aburrimiento de lo inaprensible. En cambio, esta sutileza es tomada con ejemplaridad, teniendo la estructura narrativa una complejidad que con estilo moldea la historia y la hace personal.

Hay una especie de trasfondo macabro y oscuro en los personajes que hace al espectador morboso. Le revela un comportamiento humano verosímil, y es esta naturalidad tan humana lo que te lleva a desconfiar de los personajes, y a que, con incertidumbre, te preguntes cual es el siguiente estadio de su desarrollo.

Madelleine Collins es tanto un sobrio y monótono ejercicio estético, como un estupendo ejemplo de virtuosa narración reflexiva.