CRÍTICA DE CINE

R.M.N.: La aversión que va más allá de las colinas

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R.M.N.

Próximos estrenos España 28 de diciembre  

Título original

R.M.N.
Año
Duración
125 min.
País
 Rumanía
Dirección

Cristian Mungiu

Guion

Cristian Mungiu

Fotografía

Tudor Vladimir Panduru

Reparto

Marin GrigoreJudith StateMacrina BarladeanuOrsolya MoldovánRácz EndreJózsef BíróOvidiu CrisanZoltán DeákCerasela IosifescuAndrei Finti, ver 13 más

Compañías

Les Films du Fleuve, Mobra Films Productions, Why Not Productions, Filmgate Films, Film I Väst, France 3 Cinéma

Género
Drama
Sinopsis
Unos días antes de Navidad, Matthias vuelve a su pueblo natal, una localidad multiétnica de Transilvania, tras dejar su trabajo en Alemania. Está preocupado por su hijo, Rudi, que ha crecido sin él, y por su padre, Otto, que se había quedado solo, y desea volver a ver a Csilla, su exnovia. Trata de implicarse más en la educación del niño, que ha pasado demasiado tiempo a cargo de su madre, Ana, y quiere ayudarle a superar sus miedos irracionales. Cuando la fábrica que Csilla dirige decide contratar a empleados extranjeros, la paz de esta pequeña comunidad se verá perturbada, y las inquietudes afectarán también a los adultos. Las frustraciones, los conflictos y las pasiones volverán a aflorar, rompiendo la paz aparente de la comunidad.
 
CRÍTICA 

Una Europa unida no deja de ser, pese a las buenas intenciones que hay sobre el papel de múltiples instituciones y proyectos, una utopía porque, al final, cada pueblo mira por sí mismo y sus intereses. No hace falta irse a lo más remoto o sórdido, basta con observar las negociaciones de ayudas entre los países de la Unión Europea, donde nórdicos como Países Bajos se negaban a repartir más a los países del sur, cuyas necesidades eran superiores. Este tipo de actitudes ha evidenciado la fractura que sigue existiendo en el continente, no importan los años de trabajo que se hayan dado en la cohesión. En la bonanza la amistad es más fácil, pero en la crisis crecen las hostilidades.

Y la crisis permanente que arrastra Europa desde hace 15 años cala fuerte y deriva en este auge del escepticismo y la oposición a este propósito del hermanamiento de naciones. De estas divisiones entre ciudadanos de un lugar diverso habla Cristian Mungiu, trasladándolo a un cosmos más reducido como es un pueblo de la Transilvania rumana, donde conviven distintas etnias como la rumana, la húngara o la gitana, además de expatriados trasladados por motivos laborales.

No sorprende a nadie el conservadurismo de los estados del este, cuya población continua fuertemente ligada a la Iglesia, y R.M.N. es una excusa para desnudar los problemas presentes en una sociedad de estas características. Ubicar la historia en un pueblo de montaña permite a Mungiu anclarse en la convención del retraso de los modos de pensar aldeanos frente a la evolución y lo nuevo, propiciando un retrato más chocante de las actitudes y opiniones de sus personajes, a los cuales el cineasta nunca juzga, limitándose solo a exponer.

Sin embargo, otro título reciente de la filmografía rumana –una gran cronista de su tiempo e historia, en racha constante desde hace casi 20 años-, como es Un polvo desafortunado o porno loco (Radu Jude, 2021) nos da una idea que la intolerancia y la policía de la moral campa a sus anchas en una gran ciudad como Bucarest. Pero es lógico que, en comunidades más reducidas, el impacto desde un bando u otro sea más notorio. Y Mungiu lo hace notar mediante una galería de personajes complejos, donde ni los más odiosos ni los más amables son completamente de un color, en un alarde de complejidad fundamentada en el detalle mundano que, en realidad, avanza hacia las tesis de la película.

La intransigencia, el racismo, el patriarcado o el machismo son los conceptos que R.M.N. denuncia sobria y decididamente, en alguna ocasión con demasiada evidencia, pero lo cierto es que ante una amenaza global tan fuerte como es la penetración ingente de la extrema derecha en todos los ámbitos, la sutileza puede ser una debilidad. Pero Mungiu amplía el abanico de temas y toca también el reniego de las raíces, la precariedad laboral, la falsa cara del mundo empresarial a la hora de adoptar políticas de inclusión para su interés económico o el decalaje entre las instituciones (especialmente las europeas) y las verdaderas necesidades de sus ciudadanos, es decir, la asincronía entre el poder y el pueblo como factor hervidero de disputas.

La síntesis de todo esto viene recogida en la secuencia de la asamblea de vecinos, un plano fijo de más de diez minutos que pone a prueba la paciencia del espectador concienciado ante la cantidad de barbaridades que se pronuncian en esa sala, con el cual Mungiu demuestra su mano para capturar el malestar y destapar el ser humano con una sencillez contundente.

El pulso del rumano está en buen estado de salud, pero cabe decir que no es constante todo el rato. Al principio, cuesta un tanto situar todos los elementos del paisaje y establecer una línea que seguir porque se dilatan los detonantes y motores de la narración, pero el film va avanzando in crescendo, aglutinando sus componentes coherentemente hacia un desenlace cargado de malsana tensión por la imprevisibilidad con la que pueden actuar los personajes, especialmente un sujeto corrompido por la masculinidad tóxica y el odio acumulado.

Aunque algunos simbolismos se escapan del conjunto, R.M.N. es un grito sereno fruto de la observación de una actualidad descorazonadora, donde literalmente hay individuos vestidos del Ku Klux Klan para atacar una casa, el cual pretende visibilizar los problemas para que luego cada uno saque sus conclusiones de los varios debates que puedan suscitarse, y luego actúe en consecuencia. Y esperemos que la conclusión no sea huir, por muy imposible que parezca progresar.