martes. 23.04.2024
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Saint Omer. El pueblo contra Laurence Coly

Cartelera España 3 de marzo  

Saint Omer. El pueblo contra Laurence Coly

Título original

Saint Omer
Año
Duración
122 min.
País
Francia Francia
Dirección

Guion

Alice Diop, Marie NDiaye, Amrita David

Fotografía

Claire Mathon

Reparto

Compañías

Srab Films

Género
Drama | Drama judicial / Abogados/asCrimenLiteratura
Sinopsis
Tribunal de Saint Omer. La joven novelista Rama asiste al juicio de Laurence Coly, una joven acusada de matar a su hija de 15 meses al abandonarla a la subida de la marea en una playa del norte de Francia. Pero a medida que avanza el juicio, las palabras de la acusada y los testimonios de los testigos harán tambalear las convicciones de Rama y pondrán en duda el propio juicio.
 
CRÍTICA

Uno de los estrenos destacados del mes de marzo en España es la película Saint Omer, de la directora francesa de origen senegalés Alice Diop. Se trata de su primera incursión en el cine de ficción, aunque cuenta con una considerable experiencia en el campo de los documentales.

La directora reconoce una significativa influencia de la literatura, con referencia a autoras como Marguerite Duras, y del cine, en concreto de la directora belga Chantal Akerman, referente del cine femenino (que no feminista). De hecho, el guion de Saint Omer está coescrito por la propia Diop, junto con Marie NDiaye, premio Goncourt en 2009 por su novela Tres mujeres fuertes y Amrita David. Lo que se traduce en un interés por resolver adecuadamente los aspectos formales y estructurales de la narración.

La película ha sido muy bien acogida por la crítica especializada y ha obtenido un considerable número de premios. Se estrenó en el festival de Venecia, donde ganó el León de Futuro a la mejor ópera prima y el Gran Premio del Jurado. En el Festival de Sevilla obtuvo el Giraldillo de Oro como mejor película de la Sección Oficial y también el premio al mejor guion. Más recientemente ha recibido el Cesar del cine francés a la mejor primera película.

La directora nos propone aquí una reflexión sobre el tipo de juicio moral que se aplica cuando atañe a mujeres, africanas, inmigrantes y de clase media, en el contexto de un país de acogida. De tal manera que aparecen cuestiones como la alienación de la mujer, la consunción mental fruto de la soledad, el aislamiento, el racismo o el colonialismo. Aquí es donde se hace palpable la influencia cinéfila de Chantal Akerman.

El filme, que está basado en un caso real, aborda cuestiones en las que se cruzan distintas problemáticas, como son la adaptación social, la definición de la identidad de las personas migrantes, la asunción de la maternidad y las responsabilidades que esta conlleva. Gran parte de la película transcurre en una sala de tribunales donde se juzga a una mujer senegalesa por haber asesinado a su hija de quince meses. A este juicio acude la protagonista de la historia, una escritora también de origen senegalés, afincada en Francia, que ha quedado conmovida por el caso.

La acción se sitúa en el Tribunal de Saint Omer. La joven escritora Rama asiste al juicio de Laurence Coly, una joven acusada de matar a su hija de 15 meses al abandonarla a la subida de la marea en una playa de Calais, en el norte de Francia. A medida que avanza el juicio, las palabras de la acusada y los testimonios de los testigos irán haciendo tambalear las convicciones de Rama y también el protocolo del propio juicio. La imagen de la figura materna juzgada por infanticida proyecta el desarraigo y la pérdida de los valores primigenios.

La historia real ocurrió en 2016, cuando Fabienne Kabou dejó que su hija se ahogara en la playa de Berck-Sur-Mar. Alice Diop asistió al juicio como oyente y con la transcripción de las sesiones en la mano elaboró un primer guion. El personaje principal, interpretado por Kayije Kagame, funciona como alter ego de la directora, una escritora que cree encontrar en este proceso judicial la trasposición del mito de Medea a nuestros días, de manera que el sufrimiento extremo (matar a los hijos) es la manera de rebelarse contra la injusticia.

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En gran medida la película narra el desarrollo del juicio. La acusada, interpretada por una excepcional Guslagie Malanda, es el eje sobre el que pivota la historia. Se trata de una mujer culta que ha estudiado. Se expresa con soltura y maneja una estimable capacidad de argumentación frente a las preguntas de la jueza (Valérie Dréville). Su lucidez sorprende por ser capaz de analizar su propia existencia de manera convincente. Hierática en su lenguaje corporal, la palabra y la mirada trasladan sus razonamientos y sus emociones a la sala de juicios.

En último término, Saint Omer es una exploración de la identidad africana en el exilio que plantea cuestiones como el desarraigo, el racismo y la dificultad para integrarse en una sociedad de acogida. Son temas que Alice Diop ha venido abordando en sus documentales anteriores.

El personaje de Rama permite a los espectadores del film tratar de entender la tragedia expuesta. Su interés por el juicio, en principio apoyado en recabar información para escribir un libro sobre el mito de Medea, se va transformando en una reflexión personal, tratando de encontrar las razones del infanticidio. A medida que la acusada va describiendo sus circunstancias personales (padres divorciados, relaciones amorosas interraciales, frustración, falta de autoestima) Rama, que está embarazada, empieza a cuestionarse su propia maternidad.

El paralelismo de las dos mujeres (ambas son de origen senegalés, han estudiado, sus parejas son de origen europeo) hace que se pueda cuestionar su nivel real de arraigo en una sociedad europea. Su propio cuestionamiento a partir de la experiencia del juicio hace que llegue a ocultar el embarazo a su propia madre. Un detalle que subraya la relevancia de la reflexión que propone la película.

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La directora no toma partido, de manera que el espectador pueda llegar a establecer sus propias conclusiones. A pesar de haber cometido un acto terrible, el personaje de Laurence se presenta con una gran dignidad. Ella misma trata de encontrar respuestas a lo sucedido. La mayor parte de los planos fijos se centran en ella, en sus explicaciones, sus silencios y sus miradas. El tratamiento cinematográfico puede calificarse como bressoniano, basado en una planificación naturalista, de corte documental.

El cine judicial es un género con gran tradición y que ha aportado importantes películas. Sin embargo, en el caso que nos ocupa Alice Diop rompe los esquemas tradicionales de este tipo de cine. Aquí no se trata de dilucidar si la acusada es inocente o culpable, ya que no hay dudas sobre lo que hizo. La narración se apoya en largos planos estáticos, sin apenas cortes o contraplanos.

Esa manera de rodar hace que la visión de la película se haga incómoda para los espectadores, pero a la vez atrapa porque invita a la reflexión. Debe tratar de resolverse la duda de si la acusada es una asesina psicópata o una víctima de la sociedad.

Escribe Juan de Pablos Pons Revista Encadenados

Saint Omer: La migración como una cuestión moral