CRÍTICA DE CINE

Billy Lynn: Vivir la guerra

El género bélico es uno de los clichés del cine que, año tras año, adereza o se convierte en un ingrediente principal de muchas películas. Es, además, uno de los preferidos por los estudios de Los Ángeles, y ese estilo manido, ampliamente revisitado y, con frecuencia, vestido de un halo de patriotismo, es el que viene a vapulear la nueva película de Ang Lee.

 

Drama | 110 min. | EEUU-GB-China 2016

Título: Billy Lynn.
Título original: Billy Lynn’s Long Halftime Walk.
Director: Ang Lee.
Guión: Simon Beaufoy, Jean-Christophe Castelli (Novela: Ben Fountain).
Actores: Joe Alwyn, Steve Martin, Kristen Stewart, Vin Diesel.  

Estreno en España: 27/01/2017 
Productora: Sony Pictures / TriStar Pictures / Bona Film Group.

Distribuidora: Sony Pictures Spain.

 

 

Sinopsis

El joven soldado de 19 años Billy Lynn y su patrulla sobreviven a una batalla en Iraq en la que son grabados por las cámaras, por lo que son tratados como héroes cuando regresan a casa para una gira promocional antes de volver a la guerra... Adaptación de la novela de Ben Fountain, con la particularidad de que será el primer film de la historia en ser rodado a 120 fotogramas por segundo. 

Crítica

El género bélico es uno de los clichés del cine que, año tras año, adereza o se convierte en un ingrediente principal de muchas películas. Es, además, uno de los preferidos por los estudios de Los Ángeles, y ese estilo manido, ampliamente revisitado y, con frecuencia, vestido de un halo de patriotismo, es el que viene a vapulear la nueva película de Ang Lee.

Billy Lynn juega a un experimento peligroso en su concepción, difícil en su ejecución y atractivo en su acabado final. Propone al espectador vivir la experiencia de la guerra mostrando una ínfima cantidad de imágenes del campo de batalla. Las herramientas del cine sirven para contar la traumática experiencia de la batalla desde el punto de vista de un joven de 19 años a través de un relato centrado en sensaciones, sentimientos y la mirada hacia el interior de su protagonista.

Un conflicto interno

La película se desarrolla informando en primer lugar al espectador de una trama secundaria que establece un hilo más lineal y fácil de seguir como es la elaboración de una película basada en la vida de los soldados protagonistas (sí, una referencia a lo mismo que estamos viendo), y, de esa forma, permite viajar entre los personajes para sacar a la luz la realidad más arriesgada de la historia: el conflicto que cimenta el relato no es externo, tal y como estamos acostumbrados, sino interno: conforme avanza la película la verdadera trama principal emerge con fuerza desgarradora y en el momento adecuado: cuando se ha establecido total empatía con el protagonista. De esta forma resulta mucho más efectivo y suficiente para mantener la atención observar cómo el problema que debe resolverse finalmente es una disputa interna de Lynn, que debe tomar una importante decisión en su vida.

Realidad o ficción

La parábola que se establece al introducir al personaje de Chris Tucker (el cual negocia la realización de la película sobre la vida de los chicos soldado) toma la apariencia de pequeños gags y referencias al propio medio cinematográfico, y, en última instancia, al producto que estamos viendo. Sin embargo, esta sub-trama  tiene una carga mucho más profunda que entronca con otro de los temas fundamentales de la película: el mundo ficticio, idealizado y superficial creado por los medios masivos de la actualidad, un mundo en el que la sociedad actual se ha instalado y que la película critica por su ridiculez y falta de perspectiva y de exploración más allá de lo que todos vemos.

De esta forma el personaje de Tucker no habla de otra cosa sino de lo que esta película podría haber sido (bajo los estándares habituales de Hollywood) y no es: un relato superficial y basado en el entretenimiento visual.

Esto no hace sino contrastar y elevar los momentos más íntimos de la película, como los que el protagonista comparte con su hermana, interpretada por Kristen Stewart, la cual nos trae a la pantalla instantes llenos de verdad, compromiso y conexión tanto con Joe Alwyn (que interpreta a Lynn) como con el espectador.

En definitiva, la película muestra un collage que puede resultar molesto al buscador de una historia más lineal o más basada en las convenciones cinematográficas, especialmente en el supuesto género en el que, a priori, se la podría (erróneamente) encuadrar. Aunque la visión plana de los soldados, cargados de virtudes y alejados de aspectos negativos, sí conecta con ese supuesto cine patriótico del que se quiere alejar, merece la pena acercarse a esta visión de la guerra desde un punto de vista más humano, íntimo y diferente al habitual.