CRÍTICA DE CINE

La Buena Esposa: Cuando un hombre no es nada sin su pareja

Esta película basada en la novela The Wife (2004) de Meg Wolitzer está dirigida por el sueco Björn Runge (Happy End). Sus actores protagonistas son Glenn Close (La casa torcida) y y Jonathan Pryce (El hombre que mató a Don Quijote). Completan el reparto Christian Slater (Retales de una vida), Max Irons (Cosecha amarga), Harry Lloyd (La teoría del todo) y Annie Starke (Nuestro sitio).

Drama | 100 min. |UK-Suecia-USA| 2017

Título: La Buena Esposa.
Título original: The Good Wife.
Director: Bjorn Runge.
Guión: Jane Anderson (Novela: Meg Wolitzer).

Intérpretes: Glenn Close, Jonathan Pryce, Logan Lerman, Christian Slater.

Estreno en España: 19/10/2018 
Productora: Tempo Productions Limited / Anonymous Content / Meta Film

Distribuidora: Vérice Cine.

 

Sinopsis

Alguien dijo una vez que detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mujer. Detrás de Joe Castleman (Jonathan Pryce), reputado novelista, está Joan Castleman (Glenn Close), una buena esposa, de belleza madura y natural: la mujer perfecta. Joan lleva cuarenta años sacrificando sus sueños en pro de su matrimonio, pero ha llegado al límite: ante la entrega del Nobel de Literatura a su marido, se debate entre desvelar o no su secreto mejor guardado.

Crítica

Basada en una novela de 2003 de Meg Wolitzer, “La buena esposa” (The Wife), última película del realizador y guionista sueco Björn Runge (Happy End), nos hace disfrutar de la mejor Glenn Close  (“Anesthesia”, “Albert Nobbs”) en el papel de Joan, la mujer perfecta en todos los sentido que ha acompañado durante cuarenta años a Joe Castleman (Jonathan Pryce, “El hombre que mató a Don Quixote”, “Juego de tronos”),  un seductor profesor de literatura y afamado novelista al que acaban de conceder el Premio Nobel.

Como las buenas obras la narración va ganando en intensidad dramática, en matices de grises y complejidad.

Completan el cartel Christian SlaterMax IronsHarry Lloyd y Annie Starke.

Joan, esposa fiel y devota, lleva muchos años sacrificando sus sueños para que su matrimonio se vea como perfecto, pero ha llegado al límite: en el avión que lleva a la pareja a Estocolmo, para asistir a la ceremonia de entrega del Nobel a su marido, comprende que ya no soporta más la situación y se debate entre desvelar, o no, su secreto mejor guardado…En esas horas que preceden a la gala, cambia lo que Joan ha visto siempre de su marido, y la paciencia y el orgullo que ha sentido hasta ahora se transforman en algo parecido a una amargura. Vuelven el pasado y algunos rencores celosamente guardados…

Película inteligente con una historia muy creíble sobre el final de un amor y las dudas sobre una vida conyugal que tiene algunas goteras –por estos pagos conocemos unos cuantos casos, que se le parecen mucho, de mujeres al servicio del talento de un marido-, que descasa totalmente en la presencia en pantalla de una actriz magnífica en un papel que parece haberse concebido para ella, que sabe poner cara y gestos a un recorrido sentimental previsible, lo que en este caso no es en absoluto peyorativo, superando lo que podría parecer demasiado teatral y jugando con los flash back donde el personaje de Glenn Close joven está interpretado por Annie Starke, la hija de la actriz en la vida real.

Como las buenas obras la narración va ganando en intensidad dramática, en matices de grises y complejidad, para dar paso a una profunda reflexión sobre la simbiosis en la pareja, la creación artística, el ego, la fama y la necesidad de cada persona de expresar su propia voz.

Magnífica interpretación de personajes, espléndida Glenn Close, que dota de humanidad, complejidad, realismo y vitalismo, a una película que va mas allá de la anécdota para incidir en la reivindicación social.

Muy entretenida en todo momento, resulta modélica por cuanto está muy bien realizada por Björn Runge, al amoldar los elementos que tiene a su alcance para mostrar una dura historia de renuncias, de frustraciones cotidianas durante toda la vida, sin apenas reconocimiento y mínimo agradecimiento.
La película se sigue con verdadero interés desde el minuto uno hasta su final, gracias a los sabrosos y certeros diálogos y a unas excelsas interpretaciones, no sólo de la gran pareja protagonista, sino también de todos los demás, incluyendo un Christian Slater como biógrafo que pretende descubrir y escribir para el mundo la verdad, un secreto que él sabe on certeza pero no puede desvelar sin el consentimiento de la protagonista. Un personaje que puede que a muchos espectadores les caiga mal, pero que en mi opinión sólo pretende hacer bien su trabajo.