CRÍTICA DE CINE

Cry Macho: Sabor a Clint

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Cry Macho

Cartelera España 24 de septiembre  

Título original
Cry Macho
Año
Duración
104 min.
País
 Estados Unidos
Dirección

Clint Eastwood

Guion

N. Richard Nash, Nick Schenk. Novela: N. Richard Nash

Música

Mark Mancina

Fotografía

Ben Davis

Reparto

Clint EastwoodEduardo MinettNatalia TravenDwight YoakamFernanda UrrejolaSebestien SolizHoracio García RojasDaniel V. GraulauAna ReyBrytnee RatledgePaul Lincoln AlayoAlexandra RuddyAmber Lynn Ashley, ver 4 más

Productora

Malpaso Productions, Albert S. Ruddy Productions, Daniel Grodnik Productions, QED International. Distribuidora: Warner Bros., HBO Max

Género
Drama | Road MovieVejez / MadurezAños 70Años 80
Sinopsis
Texas, 1978. Una ex estrella de rodeo y criador de caballos retirado (Eastwood) acepta un encargo de un antiguo jefe: traer a su hijo pequeño desde México de vuelta a casa para alejarlo de su madre alcohólica. En el viaje, ambos se embarcarán en una inesperada aventura.
 
CRÍTICA

Con la música de su última escena aún resonando en mi cerebro y las emociones que me ha despertado impregnadas en mi corazón, escribo las presentes líneas sobre Cry Macho, la nueva película de Clint Eastwood (y, muy probablemente, la última del californiano como actor), que es, sin duda, una celebración a la vida y un bonito homenaje a la carrera fílmica del director de Medianoche en el jardín del bien y del mal (Midnight in the Garden of Good and Evil, 1997).

Y es que el que es el trigésimo noveno largometraje de ficción de Clint Eastwood sirve como compendio perfecto de toda la filmografía del cineasta, tanto en su faceta de director como en su labor de intérprete. Porque Cry Macho tiene muchos guiños, ingredientes y elementos, tanto formales como argumentales, de títulos como Mula, Un mundo perfecto, Los puentes de Madison, Gran Torino o El bueno, el feo y el malo, por decir solo algunos de los que recordará el público cuando vea la cinta que nos ocupa. Eastwood vuelve a ponerse en la piel de un cowboy para regalarnos un drama con reminiscencias al western clásico pero que se aleja de él, al menos de manera parcial, para contarnos una historia familiar donde es el destino el que marca a los personajes pero es el viaje el que los moldea, les hace evolucionar y encontrar las piezas que falta a sus motores vitales.

Precisamente es la vitalidad lo que caracteriza a este film, pues sin ser la película más enérgica del año, Cry Macho no requiere de un montaje frenético ni de los fuegos de artificio que tanto gustan en Hollywood para ser una película vital; vital y vitalista. Como hemos dicho antes, el filme que nos atañe es una celebración a la vida, y en su austeridad encuentra su mejor virtud, pues la historia que nos cuenta la cámara de Clint y el libreto de N. Richard Nash y Nick Schenk (basado en la novela del primero) se cocina a fuego lento para que, cuando lo degustemos, nos deje un buen sabor en la boca y un bienestar en nuestro estómago. Así pues, veremos que cada uno de los integrantes del trío protagonista irá encontrando el miembro familiar que necesita su existencia, demostrando esta cinta, como ya hiciera Un mundo perfecto (A perfect world, 1993), que nuestra familia no tiene por qué ser la que nos toca de nacimiento, sino que puede ser la que encontremos en la ruta de la vida.

Y es esta ruta la que Eastwood se niega en rotundo a abandonar. Porque a sus noventa y un años todavía sigue cabalgando en el cine que le gusta filmar, ese cine lleno de historias de individuos buscando su lugar en el mundo, de encontrar en el desconocido una parte oculta e igual de desconocida de uno mismo; ya sea situando la acción en el viejo Oeste, en la Norteamérica rural de los años 60 o en el México de los años 70/80 como en la película que ahora estrena. Así pues, quien protagonizara Deuda de sangre (Blood work, 2002) nos brinda el que a todas luces será su último papel patagónico para mirar atrás y agradecer a la vida todos estos años de cine, más clásico que personal pero siempre edificado en la realidad y en el pulso de la misma, y reconciliarse consigo mismo y con el público mientras nos recuerda que el amor, como el cine, es tan irrefrenable como universal.

 

Cumplirá más de cien años, muchos más.

No sé si tiene el elixir de la eternidad.

Pero como en Madison o en Bird,

En Cry Macho encontraréis sabor a Clint.