CRÍTICA DE CINE

Dancer: ¿Y ahora qué?

Dancer (2016), película documental dirigida por Steven Cantor, muestra cómo Sergei Polunin, estrella internacional de la danza que con 22 años llegó a ser el primer bailarín más joven de la historia del Ballet Royal de Londres, cuelga las zapatillas. ¿Por qué?.

Documental | 85 min. | Reino Unido 2016

Título: Dancer.
Título original: Dancer.
Director: Steven Cantor.
Guión: Steven Cantor.
Intérpretes: Sergei Polunin.

Estreno en España: 19/05/2017 
Productora: Stick Figure Productions.

Distribuidora: Karma Films 

 

Sinopsis

Sergei comenzó a entrenarse desde los cuatro años en una academia de gimnasia hasta que se trasladó con su madre a Kiev mientras su padre trabajaba en Portugal para mantenerlos. El bailarín cuestionará su existencia y su compromiso con la danza justo en el momento en el que está a punto de convertirse en una leyenda del ballet.

Crítica

Nacido en una aldea ucraniana, hijo único de padres enamorados, Dancer narra el enorme, casi inhumano sacrificio de toda la familia emigrando (el padre a Portugal, la abuela a Grecia) para sostener la carrera ascendente del niño, primero en Kiev, después en Londres, siempre con la madre a su lado. Su sacrificio no les duele porque lo ven como un deber, como un designio al que no pueden poner peros ni negarle nada. Sólo más tarde, a la vista de los resultados, se atreverán a hacerse algunas preguntas.

Por otra parte todo en la cinta es de una gran belleza (los archivos familiares, él mismo cuando baila y cuando no), toda esa belleza se salva gracias al cine pero el precio es altísimo.

La película está bien dosificada en los tiempos y, con giros y miradas hacia el archivo familiar y hacia la actualidad más viva, no adelanta nada que no haga avanzar la acción ni haga presumir el desenlace. Estamos así ante un auténtico drama de suspense sobre la vida del chico y de toda la familia.

¿Mereció la pena tanto sacrificio que los separó definitivamente a todos? ¿Hacia dónde lleva seguir ascendiendo si por el camino se pierde todo? Su cuerpo magullado, sus pies deformados reclaman un stop, su Espartaco es por ello de un verismo que da ganas de llorar, pero… ¿puede su nivel, que le ha llevado tan alto, concederle esa pausa salvadora? Tal vez sea mejor dejarlo todo y empezar de cero, pero como si de una burla se tratara, su ballet de despedida se convirtió en viral. Ahora que los padres están divorciados (la familia toda lleva seis años sin verse) y él tampoco es feliz, se llena de tatuajes, se estimula con sustancias, la autodestrucción acecha.

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