CRÍTICA DE CINE

Inmersión: Tintes trágicos

“Inmersión” es una historia de amor con tintes trágicos que llega de la mano del veterano realizador alemán Wim Wenders (72 años, “El cielo sobre Berlín”, “París-Texas”, “Lisboa”, “La sal de la tierra”), uno de mis cineastas preferidos que esta vez no ha conseguido convencerme.

Drama | 111 min. | Alemania-España-Francia | 2017

Título: Inmersión.
Título original: Submergence.
Director: Wim Wenders.
Guión: Erin Dignam (Novela: J.M. Ledgard).
Actores: James McAvoy, Alicia Vikander, Alexander Siddig, Celyn Jones, 

Estreno en España: 06/04/2018 
Productora: Lila 9th Productions / Neue Road Movies / Morena Films / Umedia / Backup Films.

Distribuidora: eOne Films Spain.

 

Sinopsis

James More (James McAvoy) es un ingeniero hidráulico que ha sido tomado como rehén en Somalia por los terroristas yihadistas, que sospechan que es un espía británico. Danielle ‘Danny’ Flinders (Alicia Vikander) es una biomatemática que trabaja en un proyecto de inmersión en las aguas más profundas de los océanos para demostrar su teoría sobre el origen de la vida en el planeta. Un año antes James y Danny se conocieron en un hotel de la costa atlántica francesa y se enamoraron. Ahora, separados, Danny inicia su peligrosa inmersión al fondo del océano en Groenlandia sin saber si James sigue vivo.

Crítica

“Inmersión” es una historia de amor con tintes trágicos que llega de la mano del veterano realizador alemán Wim Wenders (72 años, “El cielo sobre Berlín”, “París-Texas”, “Lisboa”, “La sal de la tierra”), uno de mis cineastas preferidos que esta vez no ha conseguido convencerme.

Una historia romántica con forma intelectual”, según la protagonista en la presentación de la película en el Festival de San Sebastían 2017.

En una contraposición de mundos, la pareja formada por Danielle Flinders (Alicia Vikander, Oscar 2015 a la Mejor Actriz de reparto por “La chica danesa”, “Jason Bourne”) y James More (James McAvoy, “X-Men: Días del futuro pasado”, “Múltiple”), se conoce por casualidad en un remoto hotel de la costa normanda donde ambos se preparan para peligrosas misiones, y se enamoran. Separados después por miles de kilómetros, él, espía británico, está preso de unos yihadistas en Somalia mientras ella,  biomatemática, busca en el fondo de los mares el origen de la vida. “Una historia romántica con forma intelectual”, según la protagonista en la presentación de la película en el Festival de San Sebastían 2017.

Basada en la novela “Submergence” de JM Ledgard (editada en  España por Planeta de libros, 2017), la relación entre los dos personajes, un melodrama teñido de tristeza, está rodeado de un halo de misterio al tiempo que denuncia la violencia y el fanatismo en una historia que trasciende los problemas terrenales: “Una parte del problema –ha dicho Wim Wenders- lo ha creado nuestra propia civilización (…) y tiene que ver con el desequilibrio entre pobres y ricos. Declarar la guerra al terrorismo en 2001 fue lo mejor que podía pasarles a los grupos terroristas, realmente hemos creado un monstruo”.

Intenciones aparte, la película –que habla también de la soledad y el miedo- es grandilocuente, pretenciosa y aburrida. Wim Wenders no tenía su mejor día cuando rodó “Inmersión”. La historia comienza de manera prometedora, pero hacia la mitad parece como si se atascase, como si no avanzase de la manera en la que nos gustaría ver, osea, con mucho más brío y dejando un poco atrás el exceso de protagonismo que tiene durante todo el metraje la poco creíble y cursi historia de amor entre el siempre eficaz JAMES McAVOY y la estupenda ALICIA VIKANDER. 

La intención de Wenders es la de subyugar al espectador, removiéndole las tripas y haciéndole reflexionar sobre aspectos de candente y dura realidad.... Y no creo que lo logre en demasía, pese a escenas de grandísima belleza, sobre todo por los espectaculares paisajes que se ven en todo momento. Pero te cuestionas el modo que tiene el director de contar la historia porque resulta muy confusa, algo un poco raro viendo la trayectoria de mas de 45 años haciendo películas de Wim Wenders, es como si la hubiese rodado por encargo o simplemente con bastante desgana.