CRÍTICA DE CINE

Kalo Pothi. Un pueblo de Nepal: Un pedazo de humanidad

Kalo Pothi, un pueblo de Nepal trata sobre el impacto extraordinario de una contienda en el decurso rutinario de unas vidas en comunidad. El film, astutamente, trata el asunto desde el incierto período de tregua que vivió el país en 2001, evitando caer así en los horrores gráficos de la batalla.

Drama | 90 min. | Nepal 2015

Título: Kalo Pothi. Un pueblo de Nepal
Título original: The Black Hen.
Director: Min Bahadur Bham.
Guión: Min Bahadur Bham, Abinash Bikram Shah
Intérpretes: Khadka Raj Nepali, Sukra Raj Rokaya, Jit Bahadur Malla, Hansha Khadka.

Estreno en España: 21/04/2017 
Productora: Catherine Dussart Productions (CDP) / Mila Productions / Tandem Pictures.

Distribuidora: Film Buró.

Sinopsis

Un alto el fuego temporal trae una tranquilidad necesaria a un pueblo al norte de Nepal devastado por la guerra. Allí viven Prakash y Kiran, dos amigos inseparables a pesar de estar divididos por casta y credo social. Juntos comienzan a criar una gallina con el objetivo de vender sus huevos, pero esta desaparece y ambos se embarcan en un viaje para encontrarla sin darse cuenta de los peligros que puede suponer la frágil tregua que atraviesa la guerra civil.

Crítica

En la década de 1980, la oculta cinematografía nepalí experimentó un auge doméstico,  tanto en el número de filmes producidos como en  la calidad de los mismos. Una época de esplendor que se acentuó en la primera mitad de los noventa, con el impulso que inyectó la restauración democrática. Pero el prometedor desarrollo de su cine fue truncado por el estallido de la Guerra Civil entre los partidarios de la monarquía y los rebeldes maoístas, conflicto que se postergó durante diez años, hasta 2006. 

La película evita caer en los horrores gráficos de la batalla.

La Guerra afectó negativamente algo tan presente en la cotidianeidad como es el cine y, precisamente, Kalo Pothi, un pueblo de Nepal trata sobre el impacto extraordinario de una contienda en el decurso rutinario de unas vidas en comunidad. El film, astutamente, trata el asunto desde el incierto período de tregua que vivió el país en 2001, evitando caer así en los horrores gráficos de la batalla –tan habituales en nuestro universo visual bélico-, pero igualmente resultando elocuente acerca de la hostilidad que supone encontrarse en un contexto de este calibre.

Para mostrarnos el efecto social de la guerra, Min Bahadur Bham se aferra al retrato costumbrista realista anteponiéndolo a la inquisición de la acción constante. Y este cuadro es filtrado a través de la mirada infantil, al más puro estilo de los maestros iraníes como Abbas Kiarostami o Jafar Panahi. Dentro de la compleja envergadura de la cuestión sociopolítica, ya no sólo del país, sino de la misma aldea de Kalo Pothi, Bham reserva para su pareja protagonista un reto de dificultades igualmente astronómicas para su ámbito. Como el dispositivo que ya planteó Panahi en El globo blanco (1998), a través de la odisea de los niños para recuperar su gallina se nos describe la tradición y el hábito de un pueblo, al cual se le suma la frágil estabilidad social propiciada por la tregua, la cual puede quebrarse en cualquier momento. 

Rotura que, por extensión, también puede trasladarse a la amistad de los dos chicos, cuyo poder será puesto a prueba a través de la pequeña aventura que deben llevar a cabo para no perder sus ingresos. La cándida observación de los personajes principales posibilita una mirada limpia al conflicto, sin caer en adoctrinamientos desfasados ni en maniqueísmos, pero también esquivando la sensiblería (que no emoción) con la que el material podría lidiar. Así pues, Bham equilibra las dosis de ternura gracias a un entusiasmo emocional moderado en pos de su intención expositiva. disea de los niños para recuperar su gallina se nos describe la tradición y el hábito de un pueblo, al cual se le suma la frágil estabilidad social propiciada por la tregua, la cual puede quebrarse en cualquier momento. 

El film, entonces, se sustenta firmemente en su pausada voluntad descriptiva, concisa descubridora de una sociedad, de un folclore y de un tramo histórico inadvertido. Y, a pesar de no ofrecer nada temáticamente ni narrativamente innovador, en su sencillez reside su eficacia para tender un puente entre el imaginario Oriental y Occidental, convirtiendo en universal el cuento de dos criaturas en Nepal. ía lidiar. Así pues, Bham equilibra las dosis de ternura gracias a un entusiasmo emocional moderado en pos de su intención expositiva. disea de los niños para recuperar su gallina se nos describe la tradición y el hábito de un pueblo, al cual se le suma la frágil estabilidad social propiciada por la tregua, la cual puede quebrarse en cualquier momento. 

La conocemos y podemos deducir el devenir de su transcurso, pero su honesto tratamiento y su interés antropológico consiguen suplir su falta de originalidad, erigiéndose como un reclamo no sólo para cosmopolitas, sino también para todos aquellos que busquen un pedazo de humanidad en una sala a oscuras.