CRÍTICA DE CINE

La Ley De Teherán: Una sociedad gangrenada por la droga

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La ley de Teherán

Cartelera España 24 de junio

Título original

Metri Shesh Va Nim (Just 6.5)aka 
Año
Duración
135 min.
País
 Irán
Dirección

Saeed Roustayi

Guion

Saeed Roustayi

Música

Peyman Yazdanian

Fotografía

Houman Behmanesh

Reparto

Navid MohammadzadehPeyman MoaadiParinaz IzadyarFarhad AslaniHouman KiaiMaziar SeyediAli BagheriMarjan GhamariYusef Khosravi

Productora

Boshra Film

Género
ThrillerAcciónDrama | DrogasCrimenPolicíaco
Sinopsis
En Irán, la pena por posesión de drogas es la misma tanto si llevas 30g como 50kg: la pena de muerte. En estas condiciones, los narcotraficantes no tienen reparos en jugar a lo grande y la venta de crack se ha disparado. Como resultado, 6,5 millones de personas son toxicómanos. Después de varios años de seguir la pista al narcotraficante Nasser K. Samad, un policía persistente y expeditivo consigue por fin echarle el guante. Aunque creía que el caso estaba cerrado, el enfrentamiento con el cerebro de la red toma un giro completamente inesperado...
 
CRÍTICA

Tan política como filosófica, «La ley de Teherán[1]», del realizador iraní Saeed Roustayi, retrata sin piedad el panorama de un país devastado por el tráfico de drogas a través de la situación de un puñado de policías en permanente tensión y una cantidad interminable de toxicómanos. Una obra maestra que más allá de una meticulosa investigación contra el narcotráfico describe la situación de todo un país, Irán, sumido en el caos y la corrupción. 

En Irán, la sentencia por posesión de droga es siempre la misma: pena de muerte tanto si al acusado le encuentran en posesión de treinta gramos o de cincuenta kilos. Esa es la principal razón de que los narcotraficantes arriesguen todo en cada operación, y de que en los últimos años haya crecido exponencialmente el consumo de crack. La estadística recuerda que son más de seis millones y medio los consumidores. 

Tras varios años siguiendo la pista de Nasser Khakzad, el padrino de la droga de Teherán cuyo imperio se extiende hasta el último rincón de la capital, el policía Samad, famoso por sus métodos expeditivos, consigue detenerle. Cuando pensaba haber cerrado el caso, la confesión del cerebro de la red da un vuelco completo a los acontecimientos.

El estreno en Irán de «La ley de Teherán», seleccionada en el Festival de Venecia 2019, constituyó un taquillazo sin precedentes en la historia del cine del país, un éxito que revalidó posteriormente en su recorrido por los cineclubs y los canales de pago por streaming. La llegada de la pandemia en 2020 frenó el recorrido de las producciones cinematográficas –lo mismo que el resto de las actividades- pero «La ley de Teherán» continuó su andadura de boca-a-boca, consiguiendo los premios de la Crítica y a la Mejor película en el Festival de Reims 2021, en plena pandemia. 

El viaje que la película emprendió hace casi cuatro años no ha terminado todavía: en 2022 se encontraba entre las seleccionadas para optar al Premio César (los Goya franceses) al Mejor Film Internacional  y su director, Saeed Roustaee, acaba de revalidar en el Festival de Cannes de mayo 2022, consiguiendo el Premio de la Crítica para su siguiente  película, «Leila’s Brothers». 

«La ley de Teherán» es una película social furibunda que cuenta la historia de unos policías en situación de tensión extrema y unos delincuentes de aspecto patibulario, al borde de la desesperación. Noqueados por el consumo de crack, recogidos a paladas en las calles y los campamentos improvisados, consumidores y traficantes de menudeo, con la certidumbre de que les espera la horca sea cual sea la cantidad de droga que les encuentren, sobreviven en la desesperación con el único escrúpulo de intentar que sus familias –mujeres, hijos, padres- queden al margen de sus actividades delictivas. 

«La ley de Teherán» nos habla de las gentes sin esperanza de un país de pesadilla cuyos drogadictos –cada vez más numerosos, cada vez más escuálidos y demacrados, cada vez más alejados de una realidad que no les atañe-  se enfrentan diariamente a los métodos expeditivos de una policía, unos jueces y unas instituciones que manipulan, mienten e incluso torturan, en la aplicación de la ley del más fuerte. La misma ley que rige el comportamiento de los delincuentes en un país donde está siempre cuestionado el respeto –inexistente- de los derechos humanos.