CRÍTICA DE CINE

Licorice Pizza

620566a8b2e7e..411-0-1151-489

Licorice Pizza

Cartelera España 11 de febrero  

Título original

Licorice Pizza
Año
Duración
133 min.
País
 Estados Unidos
Dirección

Paul Thomas Anderson

Guion

Paul Thomas Anderson

Música

Jonny Greenwood

Fotografía

Paul Thomas Anderson, Michael Bauman

Reparto

Alana HaimCooper HoffmanSean PennTom WaitsBradley CooperBen SafdieMaya RudolphJoseph CrossEmma DumontSkyler GisondoMary Elizabeth EllisEmily AlthausAnthony Molinari, ver 22 más

Productora

Ghoulardi Film Company, Bron Studios, Focus Features. Distribuidora: Metro-Goldwyn-Mayer (MGM)

Género
ComediaDramaRomance | AdolescenciaAños 70Comedia románticaComedia dramática
Sinopsis
Es la historia de Alana Kane y Gary Valentine, de cómo se conocen, pasan el tiempo juntos y acaban enamorándose en el Valle de San Fernando en 1973.
 
CRÍTICA

Esta semana no puedo empezar diciendo “esta semana se estrena” porque la película que me parece más interesante, Licorice Pizza, lleva ya dos semanas en los cines. Lo que ha pasado con el último film de Paul Thomas Anderson es muy extraño. Se tenía que estrenar a principios de enero, se retrasó, no pasa nada y se anunció su estreno para el 11 de febrero, bien. Pero, de repente, el 28 de enero apareció, casi clandestinamente, en tres cines de Barcelona (ignoro si también se estrenó en otras ciudades). Así que, no, no se estrena esta semana.

Aunque la verdad es que este culebrón que demuestra el enorme desconcierto de la industria en el terreno de la exhibición postpandémica, es lo de menos, Porque lo que cuenta es la película. Y tengo que reconocer que en la polémica que ha suscitado su estreno yo me sitúo entre los que la disfrutaron mucho. El titulo Licorice Pizza no nos dice casi nada a nosotros, pero para Paul Thomas Anderson tiene una honda resonanci: es el nombre de una cadena de tiendas de discos de los setenta y contiene la palabra pizza que le transporta a su niñez y adolescencia. 

Licorice Pizza es la película más feliz del director de melodramas tan potentes como Magnolia, The Master o Pozos de ambición. Aquí Anderson pone su saber dirigir al servicio de una historia ambientada en 1973, en plena crisis del petróleo, en una pequeña ciudad californiana. La primera secuencia, donde conocemos a los dos protagonistas, Alana y Gary es de aquellas que te meten en el film o te sacan para siempre. A mi me metió de lleno.

Ver a Alana, una de las tres hermanas del gripo musical Haim, caminando indolentemente al lado de una fila de chicos y chicas diciendo, “Espejo, peine”, me dio la clave de cómo tenía que tomarme la película. Como un divertimento. Pero poco a poco me fui dando cuenta de que en realidad aquello era un cuento. Anderson habla de Peter Pan y Wendy, con los niños perdidos como acopañamiento para definir a sus personajes.

Algo de eso tienen, pero  a mí me gusta pensar también en una especie de Blanca Nieves y los siete enanitos correteando por las calles del Valle de San Fernando. El hecho de que Alana tenga 25 años y Gary tenga 15, no impide primero que se hagan amigos, segundo que se hagan socios y tercero que se enamoren en un devenir lógico del relato. Tampoco me sorprende que alguien que tiene 15 años sea capaz de montar un negocio de camas de agua y un salón de máquinas del millón.

En un país como Estados Unidos un niño actor (y este lo es como miembro de la obra Tuyos, míos nuestros con Lucille Ball como madre) dispone de dinero y libertad suficiente para hacerlo. En realidad, el director cuenta que Gary está inspirado en un amigo suyo que hizo de verdad esas cosas cuando tenía 15 años. Pero aunque todo fuera una invención suya, daría igual. Porque la película es de una felicidad y alegría y complicidad contagiosa gracias en gran parte a los dos actores protagonistas. Gary, es Cooper Hoffman, hijo (y semi clon) de Philip Seymour Hoffman; Alana es Alana Haim, una de las tres hermanas del grupo musical Haim que, junto con sus padres aparecen en el film.

Sin olvidarnos de los niños perdidos o los enanitos que los acompañan en todas sus aventuras y los cameos deliciosos de Sean Penn, Bradley Cooper o Tom Waits. Ambientada en el año 1973, en plena crisis del petróleo, Licorice Pizza es una película de las que te dejan un buen recuerdo, tarareando canciones y evocando tu propia adolescencia, tan alejada, seguro, de la de estos chicos, pero a la vez posiblemente con tantas historias como la de ellos si de verdad quisieras recordarla.