CRÍTICA DE CINE

Los Buenos Modales

Amantes de inserir la extrañeza en lo cotidiano, el tándem formado por Juliana Rojas y Marco Dutra volvió al Festival de Sitges tras presentar Trabalhar cansa.

Los buenos modales

Título original
As boas maneiras
Año
Duración
135 min.
País
 Brasil
Dirección
Marco Dutra, Juliana Rojas
Guion
Marco Dutra, Juliana Rojas
Música
Guilherme Garbato, Gustavo Garbato
Fotografía
Rui Poças
Reparto
Isabél Zuaa, Marjorie Estiano, Miguel Lobo, Cida Moreira, Andréa Marquee, Felipe Kenji, Nina Medeiros, Neusa Velasco, Gilda Nomacce, Eduardo Gomes
Productora
Coproducción Brasil-Francia; Canal+ / CNC / Dezenove Filmes / Filmes do Caixote / Globo Filmes / Good Fortune Films / Urban Factory / ZDF/Arte
Género
Fantástico. Terror | Hombres lobo. Homosexualidad
Sinopsis
La misteriosa y adinerada Ana (Marjorie Estiano) contrata a Clara (Isabel Zuaa), una solitaria enfermera que vive a las afueras de São Paulo, para ser niñera de su hijo aún no nacido. Conforme el embarazo va avanzando, Ana comienza a presentar comportamientos cada vez más extraños, y siniestros hábitos nocturnos que afectan directamente a Clara.
Estreno en Filmin: 15 de abril.
 
CRÍTICA DE JESÚS MUÑIZ-RIMADA

En el año 2011 ya tuvimos la oportunidad de disfrutar de una obra tan singular como Trabalhar Cansa que juntó a los directores Marco Dutra y Juliana Rojas, la cual se encasilló como obra de terror, cosa que a muchos de nosotros nos llevó a realizar un ejercicio de comprensión, puesto que era un terror mundano y para nada aterrador, valga la redundancia. Aparte de esto, apuntar la fuerte carga social que cargaba a sus espaldas y que finalizaba de manera electrizante.

En As Boas Maneiras ambos talentos se vuelven a juntar, tanto en la dirección como en el guion. En esta ocasión su aproximación al terror es más evidente ya que nos encontramos de bruces con uno de los monstruitos más clásicos que el cine nos ha dado a través de los tiempos. Eso que puede parecer algo manido, tiene la particularidad que recae en la figura de un niño. Todo esto adobado con la particular manera de rodar de esa pareja brasileña, muy próxima, tierna y que no deja de reflejar la idiosincrasia de su país.

Una de las pegas que podríamos ponerle a esta cinta es su excesiva duración. Sus más de dos horas hacen que la, en principio, sencilla trama se complique por ella sola. La larga presentación de los personajes podría haber sido sustituida por algo más de acción, la cual aparece a cuentagotas.

Clara es una mujer que está buscando trabajo como cuidadora de niños en la súper ciudad de São Paulo. En su búsqueda se topa con Ana, una mujer soltera que está embarazada y que acaba contratándola. La relación entre ambas se va enredando y una chispa de amor salta entre ellas. Una noche, la vida de ambas cambiará para siempre.

Gran película de un cine que nos es algo desconocido. La falta de títulos que llegan a nuestras pantallas, sobre todo de terror, hace que el muro de ese desconocimiento no acabe de derrumbarse. Esperamos que productos tan interesantes como As Boas Maneiras actúen como vulgar abrelatas.

A pesar de lo comentado respecto a su duración, el ritmo es bastante correcto estando sustentado el mismo, en su primera parte, por las grandes interpretaciones de sus dos protagonistas. A partir de ahí, la película cambia como si diéramos la vuelta al calcetín, volviéndose más mundana y concentrando la escasa acción que aparece en todo el film.

Isabél Zuaa y Marjorie Estiano encarnan a la pareja protagonista. Sus trabajos son de altura, emocionantes, próximos y sumamente tiernos. Es difícil encontrar una pareja que se compenetre de esa manera. Magistrales. Tenemos que destacar al jovencísimo Miguel Lobo y a la veterana Cida Moreira.

Lo dicho, un film para disfrutar de principio a fin, eso sí, con algo de paciencia y buscando ese trasfondo social que os recomiendo encontréis.