CRÍTICA DE CINE

Tres: Memoria sonora

1631530408

Tres

Próximos estrenos España 5 de noviembre  

Título original

Tres
Año
Duración
104 min.
País
 España
Dirección

Juanjo Giménez

Guion

Juanjo Giménez, Pere Altimira

Música

Domas Strupinskas

Fotografía

Javi Arrontes

Reparto

Marta NietoMiki EsparbéFrancisco ReyesLuisa MerelasCristina IglesiasFran LareuJulius CotterCarmen Méndez

Productora
Coproducción España-Francia-Lituania; 

Frida Films, Manny Films, M-Films

Género
DramaFantástico
Sinopsis
Una diseñadora de sonido pasa muchas horas sola grabando efectos, editando y mezclando. Es un refugio donde postergar las averiadas relaciones que mantiene con su expareja, con su anciana madre y con sus compañeros de trabajo. Aunque ella aún no lo sabe, está comenzando a desincronizarse. Como si fuera una película mal sonorizada, su cerebro ha comenzado a procesar el sonido más tarde que las imágenes.
 
CRÍTICA

¿Cómo sería vivir con una percepción auditiva desincronizada del espacio-tiempo? ¿A qué nos llevaría buscar en medio de tan desconcertante ambiente? Bajo esta premisa, cuyo título obedece a los segundos de retraso iniciales con los que la diseñadora de sonido protagonista empieza experimentando tal anomalía, Juanjo Giménez regresa con otra metareflexión sobre el medio audiovisual tras interferir en el panorama internacional con su multipremiado cortometraje Timecode (2016). Como bien se ha apuntado, ambas obras construyen su dramaturgia basándose en el diferido, si bien Timecode lo hace desde las grabaciones de las cámaras de seguridad de un garaje, Tres realiza lo suyo directamente desde el delay sufrido en los oídos de su heroína, donde se revive el pasado más inmediato de un lugar. Con esta idea, el cineasta aborda el pretérito como fuente indispensable para comprender un presente hermético, como revelación de las trazas mínimas que acaban constituyendo algo o alguien en la actualidad.

La desincronía es el detonante que despierta a la protagonista de una existencia entregada al trabajo como huida de una vida familiar y social distante. La alteración de algo tan básico y primigenio en el ser humano como el oído fuerza a rebuscar científicamente en los antecedentes consanguíneos para encontrar respuestas, parecido a lo que dispone coetáneamente Pedro Almodóvar en Madres paralelas (2021) pero a una escala más reducida. La investigación del procedente acaba desvelando el auténtico yo del personaje, en una descubierta que viaja en paralelo a una agravación de la desincronía. Sin embargo, esta amenaza también experimenta un elemento transformador y termina convirtiéndose en una compleja aliada, reestableciendo un nuevo origen para ella.

El director catalán tiene claro que la singularidad de su propuesta se sostiene más en el aspecto formal que en el dramático, por eso apuesta por un dispositivo sumamente plástico a nivel sonoro con el que crea en una cotidianidad reconocible una atmosfera fría e inquietante, que comulga armónicamente con la caracterización apática de la protagonista. Giménez sabe emplear los recursos técnicos adecuadamente y con gusto para que no devoren por completo el núcleo de la historia ni caer en un exceso que dinamite la capacidad de aguante del público, ofreciendo una desincronía en primera persona alterada con cambios de punto de vista para digerir y a la vez contrastar la sensación. Sin embargo, por momentos los saltos de posición despistan, incluso llegando a traicionar la lógica del universo establecido –por ejemplo, en llamadas telefónicas donde la conversación resulta fluida y sin pausa-.

Lo oculto surge en el diferido, haciendo de la contención la más precisa definición de Tres. No obstante, esta contención juega a la contra porque disminuye la involucración emocional del espectador ante un personaje principal algo hostil, excelentemente encarnado por una Marta Nieto que vuelve a cargarse mucho peso a sus espaldas. Mientras que es innegable que hay secuencias de una brillantez memorable (la cafetería es una buena prueba de ello), el conjunto se resiente un tanto por no disponer de una mayor inyección de dramatismo que ampliaría sus potentes líneas de exploración. Con todo ello, el film de Giménez no deja de ser una grandísima idea trasladada a una imperfecta, pero original y estimulante creación que enriquece el panorama cinematográfico tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Inevitablemente será comprada con la maravillosa Sound of metal (Darius Marder, 2020), pero Tres plantea otras vías para erigirse como una obra con entidad propia por sí misma. La única lástima es que, dentro de su riesgo, no se desmelene y llegue más lejos.