CRÍTICA DE CINE

Wonderstruck. El Museo de las maravillas: Un cuento para todas las edades

Una carta de amor a Nueva York, una oda a la transmisión, a la vivacidad del patrimonio cultural, a las pequeñas vidas que hacen la gran Historia y a Julianne Moore, la musa del cineasta Todd Haynes.

Drama | 120 min. | USA 2017

Título: Wonderstruck. El museo de las maravillas.
Título original: Wonderstruck.
Director: Todd Haynes.
Guión: Brian Selznick (Novela: Brian Selznick).
Intérpretes: Oakes Fegley, Julianne Moore, Millicent Simmonds, Michelle Williams.

Estreno en España: 05/01/2018 
Productora: Amazon Studios / Killer Films.

Distribuidora: Diamond Films España.

 

Sinopsis

Segunda Guerra Mundial. Maurice y Joseph son dos jóvenes hermanos judíos que viven en la Francia ocupada por los nazis. Para salvarse, deberán abandonar a su familia. Haciendo muestra de una gran astucia, coraje e ingenio para sortear a los invasores enemigos, los dos hermanos intentarán reunir a toda su familia de nuevo en la zona libre del sur de Francia. 

Crítica

La película “El Museo de las maravillas” (Wonderstruck, en el título original, que significa “maravillado”) es la adaptación que el cineasta estadounidense Todd Haynes (“Carol”, “Lejos del paraíso”, “I’m not there”) ha hecho de la novela gráfica juvenil Black Out, de Brian Selznick (el creador de la maravillosa historia de Hugo Cabret, “Hugo” en el cine y firmado por Martin Scorsese, un relato con el que he encontrado muchas similitudes en este museo cuyas maravillas recuerdan tanto las de la torre del reloj de la estación londinense donde Hugo descubre otro mundo junto a su abuelo.

En ambas películas hay una voluntad de convertir el pasado en un fetiche). En el reparto, el actor estadounidense de 13 años Oakes Fegley (“Prism”, “Pete’s Dragon”) y la americana de origen escocés Julianne Moore (“Los chicos están bien”, “El séptimo hijo”, “Still Alice”, Oscar a la mejor actriz 2015), en una Rose espléndida, casi anciana.

Haynes no es tan famoso como Scorsese ni tiene todavía un recorrido profesional tan largo. Pero tiempo al tiempo. Esta es su séptima película y, como en las anteriores, sigue dejando patente su amor por los personajes solitarios, marginales, diferentes… En este Museo nos invita a ver el mundo tal y como lo puede percibir un niño sordo (dos niños, para ser exactos cuyas épocas y trayectorias tienen ecos similares).

En la historia – mitad cuento para niños, mitad melodrama para adultos- hay en realidad dos museos y un precursor: el “gabinete de curiosidades”, ese ancestro que hoy solo puede ser una reliquia, especie de armario (y en ocasiones una habitación entera) donde la gente acumulaba, en sus casas, todos los objetos que les parecían preciosos y dignos de conservar, enseñar y admirar.

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