CRÍTICA DE CINE

Ondina. Un Amor Para Siempre: Una Ninfa En Berlín

Ondina. Un amor para siempre

Próximos estrenos España 20 de noviembre  

Título original

Undine
Año
Duración
90 min.
País
 Alemania
Dirección

Christian Petzold

Guion

Christian Petzold

Fotografía

Hans Fromm

Reparto

Paula BeerFranz RogowskiMaryam ZareeJacob Matschenz

Productora

Coproducción Alemania-Francia; Schramm Film, Les Films du Losange, ZDF, Arte, arte France Cinéma, Canal+, Ciné+

Género
RomanceDrama | Drama romántico
Sinopsis
Ondina es historiadora y da conferencias sobre el desarrollo urbano de Berlín. Pero cuando su amante la abandona, el antiguo mito se apodera de ella. Solo le queda matar al hombre que la ha traicionado y regresar a las aguas.
Distribuidora: Golem

Estreno en el Festival de Berlín 2020
 
CRÍTICA DE VICENTE I. SÁNCHEZ

La última película de Christian Petzold, “Ondina”, deber ser entendida como un cuento, una poesía si se prefiere. El veterano director alemán busca relatarnos el famoso mito de Ondina, ninfa del agua que se vengó de su amado tras descubrir una traición. Lo hace trasladando la leyenda hasta el Berlín actual, presentándonos a una mujer que acaba de ser abandonada por su novio. En este caso la protagonista es una historiadora, experta en arquitectura, que se dedica a enseñar la ciudad a grupos de turistas, pero al igual que en la leyenda, promete que se vengará de su amante infiel.

Así comienza “Ondina”, una película que juega constantemente en el realismo mágico y la simbología. Sus primeros quince minutos son una maravilla a nivel cinéfilo, y contiene gran parte de los símbolos e ideas que veremos en su metraje restante. Un comienzo mágico en el que asistiremos al primer encuentro entre Ondina y Christoph en una cafetería. Un enamoramiento instantáneo que hará olvidar a la protagonista de su sangrienta promesa y que contiene una de las mejores escenas de la película. Por supuesto me estoy refiriendo a la maravillosa escena en la que se rompe un acuario y en la que el agua y los cristales se caen sobre los nuevos enamorados. Desde ese momento la pregunta es clara: ¿Se puede escapar del destino y encontrar la felicidad?

Christian Petzold crea una película muy plástica en la que todo busca tener armonía y sensibilidad. Se aleja totalmente de anteriores películas como “En transito” y “Bárbara”, para ofrecernos un drama intimista lleno de símbolos y emociones. El cineasta alemán propone algunas reflexiones muy interesantes sobre la historia, sus consecuencias y sobre cómo deben ser entendidas las grandes ciudades. “No existe el progreso”, confiesa la protagonista en uno de los momentos clave de la cinta, dejando claro que nada cambia y que la historia siempre es cíclica. Sí, el famoso eterno retorno.

Gran parte de la magia de “Ondina” reside en Paula Beer (Frantz), actriz que consigue transmitir el misterio y erotismo que debería tener una ninfa. Petzold la rodea de todo un imaginario de ideas y recursos sonoros (atención a la bella melodía de piano que la presenta) que funcionan más o menos bien. De hecho, la cinta se ha convertido en todo un fenómeno de público y crítica, logrando recientemente los premios a Mejor Dirección y Montaje en el Festival de Sevilla. El problema es que en su recta final la película se hace algo densa y sus símbolos demasiado evidentes. Toda la contención que había mantenido el filme se acaba perdiendo en pos de un final demasiado precipitado y forzado.

La cinta funciona mucho mejor en el plano teórico que en lo práctico. Tiene demasiadas buenas ideas y demasiada mitología y filosofía. No hay tiempo para desarrollar tantas propuestas en sus escasos noventa minutos de duración, dando como resultado una propuesta muy irregular. No, “Ondina” no es una película redonda, pero será difícil que los espectadores no se dejen cautivar por esta extraña historia de amor.