CRÍTICA DE CINE

La Región Salvaje: La inquietante sexualidad de la bestia

“Una gran película fantástica que remite al arte de Carlos Reygadas, los ambientes de David Lynch y los tortuosos temas de David Cronenberg para una erotización primitiva en forma de Imperio de los Sentidos contemporáneo”  (a-voir-a-lire.com).

Drama | 100 min. | México-Dinamarca 2016

Título: La región salvaje.
Título original: La región salvaje.
Director: Amat Escalante.
Guión: Mark Boal.
Actores: Simone Bucio, Ruth Jazmín Ramos, Jesús Meza, Edén Villavicencio.

Estreno en España: 15/09/2017 
Productora: Mantarraya Producciones / Adomeit Film / Bord Cadre Films 

Distribuidora: Noucinemart

Sinopsis

Alejandra es una joven madre y ama de casa que cría a sus hijos junto a su marido Ángel en una pequeña ciudad de México. Su hermano Fabián es enfermero en un hospital local. Sus vidas provincianas son alteradas con la llegada de la misteriosa Verónica. El sexo y el amor son frágiles en ciertas regiones donde existen los valores familiares y la hipocresía, la homofobia, y el machismo son fuertes. Verónica les convence de que en el bosque cercano, en una cabaña aislada, existe algo que no es de este mundo pero que es la respuesta a todos sus problemas.

CRÍTICA

El cine de autor tiene la particularidad de que presenta un mundo propio y original del realizador lo que, evidentemente, suele generar entre los críticos, y también entre los espectadores, amores incondicionales, a veces odios y otras, indiferencias. Este es mi caso con Amat Escalante, autor de “La región salvaje” donde si bien he “pillado” el ambiente que recuerda el folletón televisivo de David Lynch, y sus relación con los otros dos ancestros mencionados en el fragmento que precede a estas líneas, no me ha “llegado”, en absoluto, el erotismo de esa especie de pulpo alienígena que se esconde en la cabaña del bosque y que, con sus  repugnantes tentáculos que se introducen por todos los orificios del cuerpo, proporciona a las mujeres orgasmos inéditos y las libera de sus ordinarias relaciones con los hombres de su entorno.

El cine de autor tiene la particularidad de que presenta un mundo propio y original del realizador.

Por eso, y porque mi visión del mundo de Escalante se encuentra muy alejada de la de otros comentaristas, que cuentan con todo mi respeto, es por lo que introduzco esta reseña con esa loa a una película que, es posible, yo no he entendido en toda su complejidad.

No, el cine de Amat Escalante (“Sangre”, “Los bastardos”, “Heli”), mexicano de Barcelona que todavía no ha cumplido los cuarenta, tiene muy poco que ver con mi mundo y mis modestas aspiraciones de espectador consciente de cine. En 2013, cuando participó por tercera vez en el Festival de Cannes, sección Un certain regard, y consiguió el Premio de la Fipresci, se escribió de él, también por tercera vez, que era una joven promesa del cine mexicano.

Una película más tarde, en “La región salvaje” (León de Plata al Mejor Director en el Festival de Venecia), ya se le considera más que una promesa, una realidad que opta por una mezcla de realismo crudo –machismo extremado, homosexualidad y homofobia, maltrato de género- y fantasía género ciencia-ficción que, confieso, está muy lejos de figurar entre mis preferidos.

La película se desarrolla en la pequeña comunidad de un pueblo mexicano, donde varios personajes esconden sus frustraciones. Allí, la enfermera Alejandra (Ruth Ramos) y Angel (Jesús Meza), el marido gay que mantiene relaciones con su hermano, tienen dos hijos pequeños. La llegada al hospital de otra mujer, Verónica (Simone Bucio), con una mordedura en el muslo y que conoce el secreto que se esconde en el bosque, va a cambiar las vidas de todos. La consecución del placer supremo puede llegar a ser peligroso, como una droga, y hasta mortal. Nada nuevo, la vieja relación entre sexo y muerte, eros y tanathos al descubierto.

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