CRÍTICA DE SERIE DE TV

State Of The Union

En cada episodio, se muestra una faceta distinta de sus vidas, incluyendo los detonantes que comenzaron a separarles como matrimonio. Durante este camino, Tom llega a marcharse de casa y Louise, confiesa que le avergüenza que la vida que lleva su marido y su desempleo.

A lo largo de los episodios de diez minutos de duración, State of the Union nos presenta a Louise y Tom, un matrimonio en problemas que deciden verse en un pub antes de su sesión semanal de terapia de pareja. Tom, llega tarde a las sesiones y, además, le pide a Louise que corrobore mentiras frente a la terapeuta. 

En cada episodio, se muestra una faceta distinta de sus vidas, incluyendo los detonantes que comenzaron a separarles como matrimonio. Durante este camino, Tom llega a marcharse de casa y Louise, confiesa que le avergüenza que la vida que lleva su marido y su desempleo.

HBO estrenó hace unas semanas una serie estupenda dirigida por Stephen Frears. Se llamaState of the Union, pero no es política, la Union no es la de un State, sino el estado en que se encuentra la unión de una pareja en crisis matrimonial. Frears es  un maestro en la comedia ligera. Su filmografía está llena de películas que hablan de cosas muy serias en un tono muy poco serio. En esta deliciosa serie de diez capítulos de diez minutos, sigue en la línea de indagar en las relaciones personales a través de una comedia divertida e inteligente. Los protagonistas son una pareja inglesa en proceso de separación.
 
Llevan quince años casados y atraviesan un momento difícil debido a una infidelidad de ella. En sus conversaciones en el pub, siempre con una copa en la mano, mientras esperan para ver a su terapeuta, vamos descubriendo su matrimonio, sus problemas, sus dependencias. La serie tiene algo adictivo. Cuando empiezas a verla no puedes parar. La duración de cada capítulo hace que te quedes con ganas de saber que pasará en la siguiente semana y nunca te defrauda. Se puede pensar en Woody Allen por el tipo de personajes, pero Frears no es Allen y hace una lectura mucho más sencilla, limpia y optimista de las relaciones de pareja. Sarcástica, irónica desde los mismos títulos de los capítulos, es un reto para los actores que no paran de hablar en los diez minutos que dura cada encuentro, pasando de la banalidad a lo más profundo en cuestión de segundos y dejando ver la evolución de su relación en cada nueva reunión.
 
El formato de capítulos cortos que nació en las webseries poco a poco está dando excelentes resultados en las plataformas que saben lo importante que es enganchar al espectador en una narración que fluye como el agua y se ve muy fácilmente. Aunque lo que cuenta no sea tan sencillo como parece. Seguro que a Bergman le habrían encantado estas mini conversaciones que desvelan los secretos de un matrimonio. Núria Vidal.