CRÍTICA DE CINE

La Última Película: Una bobina de manual

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La última película

Próximos estrenos España 18 de marzo

Título original

Last Film Show
Año
Duración
102 min.
País
 India
Dirección

Pan Nalin

Guion

Pan Nalin

Música

Cyril Morin

Fotografía

Swapnil S. Sonawane

Reparto

Richa MeenaRahul KoliDipen RavalBhavin RabariVijay MerTia SebastianKishan ParmarVikas BataBhavesh ShrimaliShoban Makwa

Productora
Coproducción India-Estados Unidos-Francia; 

Monsoon Films Private Limited, Jugaad Motion Pictures, Incognito Films, Virginie Films

Género
Drama | Cine dentro del cineInfancia
Sinopsis
Samay, un niño de 9 años que vive con su familia en un pueblo remoto de la India, descubre el cine por primera vez y queda absolutamente hipnotizado. Contra los deseos de su padre, vuelve al cine día tras día y se hace amigo del proyeccionista que, a cambio de su comida, le deja ver películas gratis. Rápidamente se da cuenta de que las historias se convierten en luz, la luz en películas y las películas en sueños. Contagiados por la emoción, Samay y su inquieta pandilla, investigan sin descanso para intentar captar la luz y proyectarla para lograr ver películas de 35 mm. Juntos, utilizan un truco innovador y logran con éxito fabricar un aparato de proyección. Sin embargo perseguir tus sueños a menudo significa dejar atrás las cosas que amas.
 
CRÍTICA

Es sorprendente lo mucho que ha calado la tendencia de la autoficción en la cinematografía a nivel mundial, ya que hasta en los lugares más insospechados salen cineastas con la intención de contarnos su infancia y juventud, donde se fraguó su amor por el cine. Por si las aportaciones de Kenneth Branagh o Paolo Sorrentino no eran suficientes esta temporada, el indio Pan Nalin –director de Samsara (2001) o 7 diosas (2015), entre otras- hace lo propio en La última película.

En clara alusión a la obra maestra de Peter Bogdanovich, la película cuenta la fascinación por el séptimo arte de un niño indio desde un cine de barrio destartalado en una de las regiones más pobres del país, convirtiéndose en su refugio de la mísera realidad en la que vive.

A diferencia de gente como Cuarón o el mismo Sorrentino, Nalin aprovecha su historia para exponer un contexto social obrero con la idiosincrasia de su territorio –en una línea similar a la que Branagh ha empleado en Belfast-, pero de una forma más amable y menos política que se siente desasprovechada, en la que la niñez y su transición a la vida joven-adulta centran el foco. De marcado acento en ese concepto que resuena tanto a la hora de vender una feel-good movie como es “inspiracional”, el protagonista crecerá en la búsqueda de sus sueños y la toma de decisiones enfrentándose a unos padres opositores a sus preferencias, mientras que a la vez se lo pasa en grande con sus amigos.

Con un evidente parecido a Cinema Paradiso (Giuseppe Tornatore, 1988) y a otras cintas de la índole mentor-promesa, Nalin construye el drama eficazmente, pero porque opta por una vía muy facilona que no deja lugar para la sorpresa y sumergiéndose en la cursilería y el sentimentalismo en muchos momentos que destapan la necesidad de Nalin por “emocionar” al espectador a toda costa. Porque el film está lleno de tosquedades como el protagonista besando un proyector o un grupo de niños montando en bicicleta con cintas de celuloide a modo de gafas de sol.

Más allá de algunas secuencias atinadas, como puede ser el epílogo final, o imágenes construidas con cierto gusto, La última película no sale de los lugares comunes habituales en esta clase de narraciones, cayendo en rasgos excesivamente “peliculeros” que restan naturalidad a una película que, viniendo de la experiencia y el corazón propios, deberían notársele menos las costuras y los trucos de guion.