La cineasta y activista Albertina Carri es el Premio de Honor de Zinegoak

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RECIBIRÁ EL GALARDÓN EN LA GALA DE INAUGURACIÓN QUE SE CELEBRARÁ EL 28 DE FEBRERO EN EL ARRIAGA.

La cineasta y activista feminista argentina Albertina Carri ha obtenido el Premio Honorífico Zinegoak 2022, del Festival de cine y las artes escénicas LGTBI de Bilbao, que recibirá en la gala de inauguración que se celebrará el 28 de febrero en el Teatro Arriaga. El festival ha organizado además un ciclo especial sobre la obra de la directora argentina.

Tal y como ha remarcado Alaitz Arenzana, directora artística de Zinegoak, "se trata de una de las voces más influyentes de toda una nueva generación de creadoras latinoamericanas. Su trabajo es una continua exploración de lenguajes propios y formas de mostrar todo aquello que las miradas dominantes pretenden dejar fuera de campo".

Albertina Carri es hija de Roberto Carri, sociólogo y ensayista argentino y fundador de las Cátedras Nacionales,  quien junto con su esposa Ana María Caruso militaban en la organización Montoneros en Argentina. En 1977, sus padres fueron secuestrados por la última dictadura argentina (1976-1983) y desaparecieron cuando Albertina tenía 4 años de edad.

Albertina Carri cuenta con una amplia trayectoria como directora, guionista, productora y activista feminista. Formada como guionista en la Fundación Universidad del Cine de Buenos Aires, ha realizado más de media docena de cortometrajes, como Excursiones, AuroraHistorias de Argentina en vivo y Barbie también puede estar triste (todos en 2001), Fama (2003), De vuelta (2004) o Restos (2010), entre muchos otros.

Tras su primer largometraje, No quiero volver a casa (2000), seleccionado en los festivales de Rotterdam, Londres o Viena, Carri comienza un viaje en busca de aquello que nunca estuvo: su padre y su madre, Roberto y Ana María, intelectuales y militantes revolucionarios. Esa búsqueda también se plasmará en sus siguientes largometrajes: Los rubios (2003) y la intensa Cuatreros (2017).

AUSENCIAS Y SEXUALIDAD


Según explican desde Zinegoak, junto a este viaje para comprender sus ausencias, convive una fuerte presencia de la sexualidad como espacio de libertad y autonomía frente a las normas, patrones y conductas normativas. Tanto en Géminis (2005) como en La rabia (2008), la carga sexual en las tramas es importante para el desarrollo de la narración y para la definición de los personajes. "Pero es en Las hijas del fuego (2018) donde llega a la máxima conexión entre sexualidad, cine, libertad, política y feminismo".

Tal como ella misma describe: se trata de pornografía lesbofeminista que persigue la reconfiguración del género (en multitud de acepciones posibles) y sobre todo la posibilidad de reconstruir el modo de mostrar el goce femenino, alejado de la mirada masculina que solo ansía su erotización.