viernes. 29.03.2024

Artículo firmado por Laura Ayet y Aleix Sales

Es increíble e irónico que cuanto la Academia más intenta hacer de la Gala de los Oscars un show dinámico e interesante, más mete la pata.  En año 2019 ya nos dejó con un sabor insípido con su gala sin maestro de ceremonias, pero este año se llevan la palma. Vamos a comentar los ganadores y la Gala, así nuestros lectores se ahorran la peor gala de los Oscar que unos servidores han presenciado.

Soderbergh quería un espectáculo entretenido y sólo lo consiguió en la introducción. La ceremonia no empezaba mal, con un plano secuencia y Regina King entrando a la sede de este año, la estación de trenes de Union Station, acompañada por unos créditos retro y coloridos, muy a lo Tarantino, con los nombres de todos los participantes… Una introducción épica y con intención, en la que King tropezó al subir el escenario, siendo una metáfora de lo que acabaría siendo la gala.

Lo peor fue la desafortunada decisión de cambiar el tradicional orden que se suele dar a los últimos premios. Así, se entregó el codiciado Oscar a Mejor Película como el antepenúltimo premio, cuando este ansiado galardón siempre se deja para el gran final de la Gala porque puede haber sorpresas, especialmente como las ha habido en la última década. Así, antes del final de la gala ya podíamos coronar a Nomadland como la ganadora del premio gordo.

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Además de conseguir el Oscar a Mejor Película, Chloé Zhao se proclama como la primera mujer no- blanca en obtener el Oscar a Mejor Dirección. Es la segunda mujer en conseguirlo, siendo la primera Kathryn Bigelow por En Tierra Hostil (2009), pero Zhao lo hace con una mirada mucho más poética que su antecesora. Con Nomadland, además, Frances McDormand se ha convertido en la Daniel Day-Lewis femenino, con tres premios en interpretación principal, el mismo número de estatuillas que nada más y nada menos que Meryl Streep o Ingrid Bergman. McDormand resolvió la incógnita de una de las contiendas para Mejor Actriz más ajustadas que se recuerden, donde Carey Mulligan era la favorita virtual. A ello, sumó una cuarta estatuilla en su historial como productora del film, siendo la primera mujer en conseguir esta dupla, hito solamente realizado por Laurence Olivier en Hamlet.

McDormand aulló, pero en China ha reinado el silencio. Cuando Zhao ganó el Globo de Oro, era el orgullo de su nación. Pero desde entonces, los seguidores más acérrimos al Régimen han ido rastreado entrevistas pasadas y no les han gustado los resultados de la búsqueda. Se ve que hace 8 años, Chloé Zhao hizo unas declaraciones diciendo que crecer en Pekín era “como estar en un lugar donde había mentiras por todos lados” y las autoridades han decidido pasar a censurar su victoria. No importa que sea la primera mujer asiática en conseguir el galardón, desde Hong Kong no se ha retransmitido la ceremonia, por primera vez en 50 años. Desde los medios nacionales no se habla del éxito ni de la película, ni de su artista. Como guinda a la libertad de expresión, cualquier tipo de celebración en forma de publicaciones en redes sociales ha sido reiterada. Aunque algunos internautas han utilizado el código “ZT” (las iniciales de Zhou Ting, el nombre de nacimiento de Chloé Zhao) para burlar la censura.

Al recoger el premio a Mejor Directora, en el discurso, Chloé Zhao recitaba el fragmento de un poema para dedicarle el premio a todo el que tenga la fe y el coraje de aferrarse a la bondad.

Sin embargo, el discurso más emotivo fue sin duda el de Thomas Vinterberg, que, al recoger el Oscar a Mejor Película Internacional por Otra ronda –cumpliendo con las expectativas y dando el cuarto Oscar de la categoría a Dinamarca-, se lo dedicó a su hija Ida, fallecida en accidente de tráfico a sólo cuatro días del inicio del rodaje, diciendo “Ida, acaba de ocurrir un milagro... y tú formas parte de él”.

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Aunque el detalle de que el último premio sea una sorpresa, puede parecer un broche final perfecto, aquí sucedió el efecto contrario. El último Oscar de la noche fue reservado para la categoría de Mejor Actor, evidentemente pensado en rendir un homenaje a Chadwick Boseman, el cuál todas las apuestas lo daban por ganador. Joaquin Phoenix ya estaba apático antes de leer el nombre que se ha convertido en la sorpresa de la Gala, Anthony Hopkins, por El padre. Al no estar el veterano actor presente en recinto, no hubo discurso –se rumorea que Olivia Colman tenía que leerlo desde Londres, pero Phoenix se olvidó de darle paso- y directamente se pasó a dar las buenas noches y dar el show por finiquitado, arrebatando a la Gala un final impropio, siendo lo más anticlimático que se ha dado en sus 93 entregas.

Anthony Hopkins ha conseguido su merecidísimo segundo Oscar con 83 años, siendo el actor más longevo en ganarlo. A primera hora de la mañana siguiente a la ceremonia, Hopkins colgó un video desde su natal Gales dando su más sincero agradecimiento, mostrando su sorpresa al conseguir el Oscar y honorando a Chadwick Boseman, considerado ya un robo de los Oscar por parte de los espectadores americanos de la Gala. Era un duelo de alto nivel y habrían supuesto irreprochables reconocimientos, pero ver a un intérprete del tamaño de Hopkins con una segunda estatuilla por un trabajo descomunal es algo con el que solo podemos asentir. Segundo también fue el Oscar que Christopher Hampton por el libreto de El Padre (tras Las amistades peligrosas de Stephen Frears de 1988). Firmado junto a Florian Zeller, el autor de la obra de teatro original y director del film, desbancó a Nomadland en un premio muy factible para ella y desluciendo una victoria final que podría haber sido más holgada, en una sorpresa relativa, como anunciamos en nuestro pronóstico. Aplaudimos completamente esta decisión, ya que El Padre es, en buena parte, construcción narrativa y debe mucho a su guion.

Este era el segundo galardón, siendo el primer premio de la noche el que fue a parar a Emerald Fennell, por el guion original de su Ópera Prima, Una joven prometedora, el primero y el único que ganó de los cinco con los que partía, desinflando un poco el aura de caballo negro que se le había instalado en las últimas semanas, por no hablar del doblete incumplido junto a Carey Mulligan como actriz, bastante compartido por muchos.

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Con cinco nominaciones también partía La madre del blues que, aunque no se llevó el Oscar para Boseman ni para una Viola Davis que también entraba en ecuaciones y narrativas propicias al Black Lives Matters, consiguió 2 Oscars: Mejor Vestuario y Mejor Maquillaje. Dos victorias previstas. Sin ser las mejores de su categoría, no por ello resultan menos interesantes. Por un lado, la diseñadora de vestuario Ann Roth se convirtió en la segunda persona de mayor edad en hacerse con una estatuilla con 89 años, a solo unos pocos días de igualar el record que estableció James Ivory hace 3 años como guionista de Call me by your name. Por otro lado, el equipo de maquillaje de La Madre del Blues cuenta con Sergio López-Rivera, quien se inspiró en el maquillaje de su abuela y el de las mujeres durante la Guerra Civil, utilizando corcho quemado como sombra de ojos. López-Riviera se convirtió en la conexión con España de todo el palmarés, siendo además la única opción posible desde unas nominaciones que dejaron fuera a Pedro Almodóvar por el cortometraje La voz humana.

La naturaleza desbordante de Nomadland ha sido eclipsada por la perfección técnica y artificial (en el buen sentido) de Mank. Quizás David Fincher ya tenía preparado el chupito de la derrota, como ya hizo en los Globos de Oro, para la categoría de Mejor Fotografía, pero la suerte estaba de su parte y el Erik Messerschmidt repitió el triunfo del Sindicato de Directores de Fotografía. Con la fotografía en el bolsillo, Mank superó las expectativas que había en ella, llevándose dos Oscars, siendo el otro el previsto por su magnífico Diseño de Producción.

Mank contaba con Trent Reznor y Atticus Ross para la Banda Sonora, pero el premio de esta categoría fue para los sospechosos habituales de Fincher por su trabajo junto con Jonathan Batiste para la pelicula de Pixar Soul, que, además, como marca la tradición, se llevó el Oscar a Mejor Película De Animación. Dos victorias a las que poco se puede rebatir.

De lo más inesperado de la noche fue la categoría de Mejor Canción, de la que advertimos que se encontraba muy abierta. La rapera H.E.R., D’Mile y Thiara Thomas se llevaron el gato al agua por su tema “Fight for you” de la película Judas y el mesías negro, el cual sobrepasó a los 3 potenciales favoritos: Leslie Odom Jr. (que se fue a casa sin nada, como Mary J. Blige y Cynthia Erivo) por “Speak Now” de Una noche en Miami; “Husavik” de Festival de la canción de Eurovision: la historia de Fire Saga; o un icono pop como Laura Pausini por “Io si (seen)” de La vida por delante, escrita junto a una Diane Warren que suma la duodécima derrota.  Aun así, la italiana emocionó con su actuación pre-show en la azotea del museo de la Academia, como el resto de canciones nominadas –salvo “Husavik”, que fue interpretada en el pueblo islandés homónimo por Molly Sandén-. Este año, para no alargar la gala en exceso –que acabó con una duración similar a la de siempre- y por los recursos limitados del escenario, los temas nominados fueron interpretados durante la alfombra roja. Prefiriendo el poderío del directo y el calor de un auditorio a rebosar, fue una decente alternativa que ayudó a poner en valor las canciones. La música de la gala fue conducida bajo las órdenes de un DJ en directo, cosa que podía parecer simpática, pero que a las 4:45 de la mañana acabamos maldiciendo por lastrar aún más el ritmo, a solo 3 premios del final, con un concurso musical que a nadie le importaba. Un concurso musical que, sumado a la falta de mascarillas (a la vista), es lo más parecido que hemos visto a una fiesta de lo que llevamos de año, twerking de Glenn Close incluido –probablemente el único momento de toda la gala digno de salir en un recopilatorio de momentos oscariles-. La falta de mascarillas a la vista obedecía, además de haber cumplido con las medidas previas para poder garantizar un entorno seguro, a la narrativa que Soderbergh quería imponer en la Gala: que era como en una película. Si en una película no hace falta cerrar el coche con llave, tampoco hace falta llevar mascarilla. Hay esa aura de protección del mundo real.

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Donde el DJ acabó de confirmar que había sido un error fue en la sección “In memoriam”, con música totalmente fuera de tono y la secuencia de nombres a un ritmo endiablado, digno de títulos de crédito de El show de Krusty el payaso, siendo contradictorio con el tono respetuoso del tema. Si alguien logró leer todos los nombres y profesiones a la primera, sugerimos que vaya a un concurso de talentos. Pero dudamos que nadie lo hiciera en un montaje donde una leyenda como Olivia de Havilland aparecía 0,2 segundos. Una falta de respeto a un año de numerosas pérdidas.

Los Oscar llevan una tendencia de repartir sus premios entre sus múltiples nominadas, en lugar de hacer grandes barridos, lo llevamos advirtiendo cada año. Sin embargo, la 93 edición será recordada por ser de las más equilibradas, ya que la ganadora absoluta solamente amasó 3 premios, quedándose con la ventaja de uno frente hasta 6 películas que ganaron 2 premios. A las comentadas Mank, La madre del blues, El padre o Soul, cabe añadir los dos técnicos de Sound of Metal. Era obvio que se la película que lleva incorporada “Sonido” en su título de llevaría el premio homónimo -con la mayor justicia del mundo-, pero es que también el ritmo auditivo fue trasladado al de las imágenes, haciéndose con Mejor Montaje. Sound of Metal ganó el pulso su mayor rival en la terna, El juicio de los 7 de Chicago, que fue sentenciada como la gran perdedora de la noche, siendo la única de las nominadas a Mejor Película que se iban de vacío. Una condena.

 

Además de Mejor Canción, Judas y el Mesías Negro dio el primer Oscar de Daniel Kaluuya, en calidad de secundario. Eso sí que era una victoria cantada. La réplica femenina, actriz secundaria, fue a parar a Minari y a su encantadora abuela, la coreana Youn Yuh-jung, deviniendo la segunda mujer asiática en hacerse con el premio, 63 años después que la japonesa Miyoshi Umeki lo hiciera por Sayonara (Joshua Logan, 1957). Youn Yuh-Jung dio el discurso más divertido de toda la noche, cargado de ironía. Ella deseaba un encuentro (más furtivo de lo que la pandemia nos permite), con Brad Pitt, mientras nosotros deseábamos que ella hubiese conducido lo que quedaba de Gala. El Premio a Mejor Efectos Visuales cumplió las expectativas con Tenet de Christopher Nolan, cerrando así los galardones técnicos.

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Mejor Documental, igualmente, era competición reñida entre potenciales ganadores que, al final, fue a parar a la película que vivía su momentum: Lo que el pulpo me enseñó. Un documental que, claramente, supo conectar con el votante, pasando por delante de propuestas más firmes como Colectiv o El agente topo.

El trío de cortos, como viene siendo habitual, fue un vehículo para poner el punto de mira en causas sociales. Dos completos desconocidos, llegando como el corto con menos reconocimientos, fue el Mejor Corto de Ficción por su temática de rabiosa actualidad: la violencia policial frente a la población afroamericana. Un corto que explícitamente cita a George Floyd y que la Academia no podía dejar escapar de realzar, aun tratándose de un claro caso de mejores intenciones que resultados. Colette remarcó la importancia de la memoria histórica y la lucha antifascista en tiempos de auge de autoritarismo, especialmente en sociedades capitalistas. El pasado con guiños al presente se impuso a otras luchas sociales más contemporáneas. La animación, siempre de corte más sensible, introdujo un discurso del duelo parental tras la pérdida de una hija en Si me pasara algo, os quiero, para acabar señalando el problema de armamentístico entre civiles en Estados Unidos.

Todo esto en una gala que, pese a las limitaciones de un forzado cambio de escala, tenía un sinfín de posibilidades. En lugar de creatividad, Soderbergh tiró de una fórmula con breves excentricidades no bien meditadas que acabaron dando una insípida, feamente realizada y triste gala Oscaril. Lo que tenía que ser una celebración del cine, acabó pareciendo el funeral del séptimo arte con un DJ irritante de por medio y demasiada palabrería que arrebató el espacio al estímulo visual. Es imperdonable que no se potenciarán los clips en todas las categorías, lo cual sirve de promoción e incentivo al espectador para ver las películas seleccionadas. Hay gente que ha visto la gala y no sabe cómo lucen Emma o Pinocho, por poner ejemplos. Esperemos que esto sea, como los entornos de Nomadland, una situación pasajera. Pero llevamos detectando desde hace algún tiempo que los Oscar necesitan una vuelta de tuerca, sin perder sus básicos.

 

RECUENTO FINAL

 

- Nomadland: 3

- El padre: 2

- Judas y el Mesías negro: 2

- Mank: 2

- Sound of metal: 2

- La madre del blues: 2

- Soul: 2

- Minari: 1

- Una joven prometedora: 1

-Tenet: 1

- Otra ronda: 1

-Lo que el pulpo me enseñó: 1

-Dos completos desconocidos: 1

-Colette: 1

-Si algo me pasara, os quiero: 1

 

CRÓNICA DE LA GALA DE LOS OSCARS 2021: Una noche nómada, manke somnolienta