Nuevo día en el Festival de Cine Europeo de Sevilla y la jornada comienza con My Love Affair With Marriage de la letona afincada en Estados Unidos, Signe Baumane y que narra las vicisitudes y obstáculos a las que se enfrenta la protagonista de la historia (un trasunto de la directora) en la sociedad letona de los años 80 con un gobierno comunista manejado por la URSS.
Pese a los hallazgos plásticos del trazo en el dibujo y ese juego con el slapstick, la película de Baumane se vuelve tediosa y repetitiva al recurrir constantemente a las metáforas de trazo grueso, moralizantes y sobre-descriptivas en esa sociedad heteropatriarcal comunista y opresora llena de hombres machistas a la que es dificil creerse dado el perfecto inglés que utilizan todos (cosa bastante improbable) y que ya nos pone sobre alerta de esa coproducción con EEUU y del carácter manipulador y propagandístico de toda la cinta de animación cuando en aquellos años tampoco hacía falta irse a la Unión Soviética para encontrarse un país machista y poco avanzado socialmente.
Es toda esta sobrecarga moral y manipuladora la que convierte por méritos propios al filme de Baumane en la peor película de todo lo que llevamos de esta edición del festival y en una de las peores programadas en todas las ediciones compitiendo con aquella Dios es Mujer y se llama Petrunya, que poseía los mismos defectos y errores que ésta.
Hoy solo tenemos tiempo para ver una película más en la sección Oficial del festival y es el turno para Vera, de la italiana Tizza Covi y el autriaco Rainer Frimmel que gira alrededor de la vida de Vera Gemma, hija del mítico actor de espagueti-western Giuliano Gemma e intenta ser una crítica algo pobre sobre el cine como herramienta de salvación de sus actores.
Los directores, como en sus anteriores películas, utilizan un formato casi de pseudo-documental para adentrarse en la vida de esta actriz de segunda categoría y que es todo un descubrimiento por su espontaneidad, su forma de vestir y su comunicación no verbal convirtiéndola en un personaje magnético y atrayente que en la primera parte del filme rebosa una inteligente ironía y más cuando hacen acto de aparición otros personajes interpretándose a sí mismos como Asia Argento, hija del director Dario Argento que como la protagonista son esos hijos de actores de los que ya nadie se acuerda y viven sus vidas como el común de los mortales ajenos al lujo y el divismo aunque lo busquen en castings, citas románticas, etc.
Si toda la primera parte de la película nos parece de lo más interesante y divertida, es en su segundo tramo cuando los directores giran hacia una especie de melodrama al llevar a Vera hasta el extrarradio de Roma para confrontar su vida con la de un chico pobre y su familia en un intento innecesario de humanizar y salvar a su personaje que hace caer a la cinta en los límites del sentimentalismo.
