sábado. 20.04.2024

CRÓNICA DE MIGUEL ÁNGEL TORRES PONCE

Nuevo día en este Festival de Cine Europeo de Sevilla y con nuestra primera película de la jornada sentimos mucho no sentir el beneplácito y las alegrías que demuestra el sentir general de la sala, pues la polaca Sweat de Magnus von Horn no parece contarnos nada nuevo ni que hayamos visto en otras cientos de historias sobre el control de las redes sociales y la redención de sus pobres “víctimas” con el mayor problema de que todo resulta tan obvio y con un cariz tan moralizante para el público actual que en ratos nos ha resultado incluso algo exasperante.

Crítica: Sweat

Así, esta historia de instagramer deportiva lleva de la mano al espectador en todo momento, no ofreciéndole ningún aliciente para su comprensión y asimilación desde la misma presentación de la protagonista de la historia y su consabida falsa vida de éxito digital hasta esa vida trágica y solitaria que esconden los focos y que parece que es la única realidad que puede verse reflejada en la vida de estas criaturas de las redes sociales.

Si acaso, le podríamos perdonar la también esperada y previsible visita de los padres donde la menos llegamos a sentir cierta empatía por lo que nos están contando y que es insuficiente para nosotros.

Con Nunca Más Volverá a Nevar de Małgorzata Szumowska y Michał Englert ,sobre la historia de un masajista de origen ucraniano que entra a tratar los problemas físicos y emocionales de un barrio de clase media-alta de Varsovia, tenemos una nueva decepción del día y la reafirmación de que no hay que dejarse encantar por las inteligentes tácticas de seducción de los programadores del festival los cuales nos prometían con esta película un cruce entre las obras maestras de Twin Peaks de David Lynch y Teorema de Pier Paolo Pasolini.

Sniegu juz nigdy nie bedzie (2020)

Y si de la película del italiano algo ahí (como lo puede haber en cualquier obra donde un elemento externo se introduce en un núcleo social a priori sin fisuras) del enigmático pueblo lleno de secretos y misterios de Lynch a penas ni se vislumbran sus abetos douglas con un intento de misticismo zen y new age que avergonzaría al director de Mulholland Drive y que parece sabotear todo el filme. Por ejemplo, la buena idea que Zhenia, el masajista de la historia provenga de un hogar cerca de Chernobyl podría haber dado sobre una profunda reflexión sobre el conflicto nuclear y sus consecuencias en la zona en lugar de simplemente convertir al personaje en poco más que en un monstruo de la semana de The X Files.

A todo esto le podríamos sumar la, de nuevo obvia y previsible, crítica a la clase media-alta más pudiente con sus gastos y derroches que estamos sufriendo en este festival desde Echo

Finalizamos el día de hoy con DAU: Natasha de Ilya Khrzhanovskiy y Ilya Permyakov, una de las películas que conforman ese experimento mastodóntico audiovisual que es el DAU que ha tardado más de diez años de rodaje y lo componen unas 700 horas de material, 400 voluntarios y 50 actores viviendo tres años sin salir de un set de rodaje que simula ser la Rusia estalinista de los años 50 y del que han surgido varios largometrajes (¡unos 13 supuestamente!), varias series de televisión así como otras tantas instalaciones en museos.

Toda esta gran parafernalia para luego encontrarnos con una obra que muy poco tiene de novedosa cuando todo resulta ser un plagio hecho para escandalizar de lo mejor que hicieron Lars von Trier y Thomas Vinterberg con aquel experimento cinematográfico de normas tan mutables pero estimulantes que fue el Dogma 95.

DAU: Natasha': Berlin Review | Reviews | Screen

Y es que todo surge de allí. Tenemos un escenario de tintes teatrales con una filmación de planos fijos y largos, tenemos la total improvisación de los actores (aunque aquí sí hay un guión detrás) y tenemos la necesidad del escándalo, aquí demasiado gratuito y creado para llamar la atención y que la crítica y público más sensible ponga el grito en el cielo, el cual ha caído en el juego lamentablemente.

Así esta historia de experimentos y abusos estalinistas no nos resulta de lo más mínimamente estimulante o interesante y sus más de dos horas de duración nos resultan excesivas (y todavía nos faltarían 697 más)

 

 

SEFF - DÍA 5