CRÍTICA DEL LIBRO ESCRITO POR CARLOS AGUILAR Y ANITA HAAS

Eugenio Martín, un autor para todos los géneros

De entrada queremos agradecer la labor inconmensurable realizada por un grupo de estudiosos y a la vez fans de nuestro cine clásico quienes dedican su tiempo y dinero a hurgar en los recovecos más desconocidos y olvidados de nuestra cinematografía para sacar a la luz nombres injustamente olvidados. 

En España existen algunos realizadores de nuestro cine más clásico que tienen la inmensa fortuna de ser recordados una semana sí y otra también gracias a programas de televisión donde son idolatrados, como puede ocurrir con Pero Lazaga, Pedro Masó, Rafael J. Salvia o José Luis Garci en Cine de Barrio; o bien reciben el reconocimiento puntual y efímero (muchas veces tardío e incluso a título póstumo) de instituciones públicas como la Academia de cine, que ha reconocido con su último Goya Honorífico a Manuel Ozores; e incluso se les llega a recordar después de una ardua labor de estudiosos y simpatizantes que luchan contra viento y marea para volver a dar nombre a quienes en época de vacas flacas siguieron trabajando en producciones de exiguo presupuesto: por ejemplo hace unos meses llegó a nuestras famélicas (de buen cine) carteleras el documental Contra el tiempo, de José Manuel Serrano Cueto, donde se homenajeaba a intérpretes y directores secundarios españoles de cine de género de la década de los sesenta  y los setenta.

Pero al lado de todos estos actores que, en mayor o menor medida, han disfrutado en algún momento de evocación y recuerdo, existe otro grupo relegado al más injusto de los olvidos.

Así que de entrada queremos agradecer la labor inconmensurable realizada por un grupo de estudiosos y a la vez fans de nuestro cine clásico quienes dedican su tiempo y dinero a hurgar en los recovecos más desconocidos y olvidados de nuestra cinematografía para sacar a la luz estos nombres. Es el caso de Eugenio Martín, un cineasta de vasta trayectoria profesional que ha visto reconocido su trabajo tardíamente gracias a que una de sus trabajos ha alcanzado en los últimos años el estatus de película de culto.  Nos referimos a Pánico en el Transiberiano (1972), un thriller de terror que ocurría en un tren y que contó con el protagónico de grandes mitos del séptimo arte como Peter Cushing, Christopher Lee o Telly Savalas.

Carlos Aguilar y Anita Haas han decidido ahondar un poco más en la personalidad y trabajos de este realizador que firmó obras tan reivindicables como Despedida de soltero (1957); El precio de un hombre (1966) o Una vela para el diablo (1973). Y lo cierto es que una vez leído el libro ten entran unas ganas locas de volver a revisionar las películas ya vistas y de descubrir las más desconocidas. Los textos están trufados de anécdotas de rodajes y de confesiones que no dejan punta sin hilo. Sin querer desvelar mucho de lo que allí se explica, comentaremos por ejemplo la perplejidad de Eugenio cuando ve lo revalorizada que para él está Pánico en el Transiberiano, que no considera ni de lejos su mejor producción, reivindicando así otros títulos que, según él, si merecieron mejor suerte.

También es destacable el capítulo dedicado a todo lo que rodeó su labor de ayudante de dirección en superproducciones yanquis rodas en nuestro país como Rey de Reyes, Simbad y la princesa o Los viajes de Gulliver, o su amistad con grandes genios como el diseñador de efectos especiales Ray Harryhausen o colegas de dirección como Nicholas Ray y Nathan Juran.

Y si nos centramos en sus trabajos netamente españoles, el listado de artistas con los que trabajó es simplemente impresionante: Lola Gaos, José Luis López Vázquez, Alfredo Landa…por no decir de su contribución a la consolidación del cine folclórico nacional (algo de lo que no está precisamente orgulloso), con films históricos como La vida sigue igual (que descubrió a Julio Iglesias en su faceta de actor)o Una señora estupenda (protagonizado por la tremenda Lola Flores) y otros donde se intentaba que antiguas estrellas infantiles se consolidaran en roles más maduros (caso de Las leandras, con Rocío Dúrcal, o La chica del molino rojo, con Marisol).

El libro se vertebra en una extensa y muy completa entrevista al director, salpicada de impagables imágenes, carteles originales de sus películas estrenadas, filmografía, bibliografía y una selección de críticas que saciarán con creces la curiosidad del cinéfilo más inquieto. También vale la pena reseñar la presencia de una serie de acotaciones al texto donde se repasa de manera más breve las figuras de todos aquellos que tuvieron algo que ver en la carrera cinematográfica de Martín, caso del director de fotografía Christian Mattras; la actriz (y posteriormente esposa) Lone Fleming o el afamado director artístico Gil Parrondo.

Si queréis adquirir un ejemplar de este interesantísimo libro, se puede conseguir por correo escribiendo a esta dirección: quatermass@hotmail.com