viernes. 19.04.2024

El nuevo opus de la directora Inés de Oliveira Cézar viene acompañado de la palabra ausencia por partida doble. En primer término porque Baldío explora las ausencias desde el derrotero de una madre que no puede contener el mecanismo de destrucción de un hijo adicto al paco y en segundo lugar porque la protagonista de esta historia es la actriz Mónica Galán, quien falleció este año y dejó lo que sin lugar a dudas representa su mejor actuación en una pantalla de cine. Sobre esta particularidad y el proyecto hablamos en exclusiva con la directora y no podíamos dejar de compartirlo con ustedes.

Pablo E. Arahuete: -Se piensa en un baldío como un espacio abandonado que puede estar o no a la vista de todos ¿Hiciste una película sobre el abandono tanto desde la historia del hijo como de la madre?

 

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Inés de Oliveira Cézar: -El abandono excede a la madre y al hijo. Los “locos”, los marginales, los adictos, siempre han sido un problema para las sociedades. Los “intratables”. Baldío sigue el proceso de una mujer que no encuentra respuestas ni encuadre social, que vive en la incertidumbre, que no tiene dónde apoyarse más que en su propio cuerpo y que acompaña como puede el devenir de su hijo, que hace lo imposible para sostener el consumo.

 

 

P.E.A: -¿Cuál fue el motivo de elegir a Mónica Galán, de quien hace varios meses se conoció lamentablemente la noticia de su fallecimiento?

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Inés de Oliveira Cézar: -La película está basada en una idea de Mónica,  escribimos el guión con Saula Benavente  e inmediatamente se convirtió en película. Nos elegimos las tres para hacer este viaje juntas. Nos interesaba proponer un cambio de paradigma en la forma en que el cine aborda estas temáticas, donde el adicto es el héroe contado en primera persona y el entorno es una sombra difusa. Queríamos hacer un retrato del proceso que atraviesan los que sufren y acompañan este problema, del amor y el odio que despiertan las situaciones límites, de la impotencia y de la piedad. Y sabíamos que Mónica tenía el tiempo justo. Fue una despedida elegida. Así quisimos hacerlo.

P.E.A: –¿Cómo se manejaron para construir su personaje?

Inés de Oliveira Cézar: -Fue orgánico, no hizo falta construir un personaje. Teníamos que construir las situaciones y atravesarlas para descubrir la punta del iceberg en el rodaje. El personaje de Brisa, que es una actriz, no necesitaba de mucha construcción, porque Mónica era actriz.

Lo mismo sucede con Rafael Spregelburg, el director de la película que se está rodando dentro de nuestra película, que también es director. Esos fueron elementos de sus experiencias personales para la construcción de sus personajes. Fue diferente para Nicolás Mateo en el rol del hijo, que tuvo que trabajar intensamente en la composición de un adicto al paco. Nos entendimos sin mayores palabras. Entendíamos lo que estábamos recorriendo con el cuerpo.

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P.E.A: -El blanco y negro supongo te permite otras dimensiones y texturas que el color no alcanza ¿Cómo trabajaste este apartado visual y cuál fue el criterio de explorarlo en sintonía con la atmósfera musical disonante que transita todo el metraje?

Inés de Oliveira Cézar: El blanco y negro surgió como necesidad desde que empecé con el guión. Sabía que para realizar esta película y no perder el centro de lo que queríamos contar, el color era un riesgo. Hay situaciones extremas que podían generar golpes bajos si se rodaban en color, debilitando el punto de vista desde el que se propone el relato. La música funciona como un estado, no es melódica ni armónica, es casi un monólogo interior del personaje, un fluir de sus estados. Por eso, desde el montaje, trabajamos con esta idea, todo se dio en un proceso solidario. Imagen, sonido, música. Y los grises eran necesarios para construir los matices, las pequeñas transformaciones.

P.E.A: –Qué te aporta el subtexto de una caótica jornada de rodaje en donde la protagonista traslada a su entorno su propia conflictiva personal?

Inés de Oliveira Cézar: -Retrata un tramo de la vida de la protagonista donde el presente se devora el pasado y el futuro, donde hay coexistencia de intereses y responsabilidades, donde aparecen ironías como las urgencias en el set y las emergencias en la vida personal, donde lo público y lo íntimo están en un delicado equilibrio.

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P.E.A: -¿Cuál fue el criterio para contar esta historia de profunda desazón y donde son evidentes las ausencias?

Inés de Oliveira Cézar: -Queríamos profundizar en estas ausencias, esta es una historia para compartir con mucha gente que ha pasado o ha visto de cerca o podría imaginar lo que es estar en una situación límite y no perder la fuerza ni victimizarse. Seguir adelante, a pesar de todos los obstáculos.

Finalmente, el Baldío podría ser un jardín florido.

P.E.A: -¿Qué expectativas te genera el estreno de Baldío tras su paso por el BAFICI?

Inés de Oliveira Cézar: -En BAFICI pedimos una sola proyección porque no estábamos de ánimos para más.  Lo de Mónica era muy reciente y nos preparamos para el estreno.

Esperamos que la película llegue a todos los espectadores que se sientan convocados y también queremos compartir esta despedida de Mónica con todos los que la vieron o la conocieron, con mucha gente que la quiso porque fue una mujer maravillosa.

Monica llegó a ver el corte de la película en un offline que proyectamos en la sala de DAC. Estaba feliz. Esperamos que la película sea bien recibida.

Entrevista a Inés de Oliveira Cézar, directora de Baldío