viernes. 19.04.2024
unnamed
unnamed

La Dolores - Teatro de la Zarzuela - Teatro Madrid

Ficha Artística

Dirección musical
GUILLERMO GARCÍA CALVO
Dirección de escena
AMELIA OCHANDIANO
Escenografía
RICARDO SÁNCHEZ CUERDA
Vestuario
JESÚS RUIZ
Iluminación
JUAN GÓMEZ CORNEJO
Coreografía
MIGUEL ÁNGEL BERNA
 
CRÍTICA

Con motivo del centenario de la muerte del compositor Tomás Bretón, vuelve al Teatro de la Zarzuela una de sus obras más redondas y emblemáticas, La Dolores. Una ópera que se estrenó en este mismo teatro en 1895 y que desde 1937 no se había vuelto a representar en su escenario. Se trata de una opera con libreto escrito por el mismo Tomás Bretón y que está basada en la obra teatral de Feliú y Codina sobre la famosa coplilla que convirtió a Dolores en un mito popular a finales del siglo XIX: “si vas a Calatayud, pregunta por la Dolores, que es una chica muy guapa, y amiga de hacer favores”.

Para los más despistados diremos, sin entrar en destripes, que la historia nos habla de los amoríos y desventuras de una mujer en un pueblo de Aragón. Un pretexto argumental con el que Bretón crea un inmenso abanico de personajes que buscan representar todos los roles de la cultura española.

Musicalmente hablando estamos ante uno de los mejores ejemplos de ópera española, siendo su partitura un auténtico regalo para cualquier cantante lírico. Bretón creó una opera puramente española que, aunque mantiene muchos de los elementos ambientales y folclóricos de la zarzuela, musicalmente hablando se encuentra mucho más cerca de Verdi o incluso de Wagner que de Chueca o Chapí.

Un ejemplo de esta influencia wagneriana la podemos encontrar en su maravillosa obertura e intermedio, y en distintas melodías a modo de leitmotiv que se irán escuchando a lo largo de toda la obra, que poco o nada tienen que ver con el denominado género chico. No obstante, La Dolores es una obra compleja, líricamente muy poderosa, que es mejor no clasificar y simplemente disfrutar.

La Dolores', una recuperación imprescindible | Madridiario

La nueva versión que nos trae Guillermo García Calvo coge los mejores elementos de la obra original y los potencia para crear una experiencia visual y escénicamente muy diferente que sorprende desde los primeros compases. La puesta en escena de Amelia Ochandiano y la escenografía de Ricardo Sánchez Cuerda trasladan la acción hasta una Calatayud casi onírica llena de gigantes y cabezudos donde lo rural y las rencillas pasionales se dan la mano.

Estéticamente la obra se mueve constantemente entre lo castizo y los onírico, con bailarinas volando como si demiurgos fueran y con personajes muy variopintos y buñelianos. Sí, es una ópera, pero argumentalmente es una zarzuela, con uno personajes y cuadros populares que nos llevan a la España más tradicional y castiza de finales del XIX.

Musicalmente tiene momentos maravillosos, pero me gustaría destacar sobre todo su famosa Gran Jota de la Dolores que fue de lejos el momento más aplaudido y emocionante de la noche. Más allá de sus bonitos y famosos acordes (que ya forman parte de la memoria musical de este país) esta versión de la Gran Jota cuenta con un despliegue espectacular de bailarines y cantantes que logran transmitir una gran emoción y pasión al público. Solo por ver este gran momento musical ya merece la pena acercarse hasta La Dolores, obra que, además, cuenta con algunas de las arias más bonitas escritas para una ópera en español.

Imagen

Es evidente que por presupuesto y poderío estamos ante uno de los grandes estrenos de la temporada en el Teatro de la Zarzuela. Es una obra que demuestra su grandeza por todo alto, con más de 30 actores en escena y con un cuidado mimo en los decorados y en la iluminación de Juan Gómez Cornejo.

Una obra musicalmente muy poderosa y con dos repartos que están a un gran nivel, con sopranos como Saioa Hernández y Carmen Solís, tenores como Jorge de León y Javier Palacios, los barítonos José Antonio López y Ángel Ódena, la mezzosoprano María Luisa Corbacho, la soprano Milagros Martín, el bajo Rubén Amoretti, el bajo-barítono Ihor Voievodin, los tenores Javier Tomé y Santiago Vidal, el barítono Gerardo Bullón o el tenor Juan Noval Moro.

No entraré en esta crítica a valorar entonaciones y coloraturas (algo muy difícil de valorar), pero sí diré que estéticamente y emocionalmente La Dolores es una obra maravillosa llena de buenos momentos y en la que todos los actores tienen un momento para lucirse. Por ejemplo, las arias compuestas para Lázaro son de los puntos más altos en la lírica española.

En definitiva, La Dolores es uno de los grandes eventos musicales del año que podremos disfrutar en El Teatro de la Zarzuela hasta el 12 de febrero.

 

 

 

 

 

 

 

 

La Dolores: Si vas a Calatayud mejor no preguntes por ella