CRÍTICA DE CINE DE ESTRENO

Los Fabelman

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Los Fabelman

Cartelera España 10 de febrero  

Título original

The Fabelmans
Año
Duración
151 min.
País
 Estados Unidos
Dirección

Steven Spielberg

Guion

Tony Kushner, Steven Spielberg

Música

John Williams

Fotografía

Janusz Kaminski

Reparto

Michelle WilliamsPaul DanoGabriel LaBelleSeth RogenJudd HirschMateo Zoryon Francis-DeFordJulia ButtersJeannie BerlinOakes FegleyDavid Lynch, ver 12 más

Compañías

Amblin Partners, Universal Pictures, Amblin Entertainment. Distribuidora: Universal Pictures

Género
Drama | BiográficoFamiliaInfanciaAdolescenciaCine dentro del cineAños 50Años 60
Sinopsis
Film semiautobiográfico de la propia infancia y juventud de Spielberg. Ambientada a finales de la década de 1950 y principios de los años 60, un niño de Arizona llamado Sammy Fabelman, influido por su excéntrica madre, artista (Michelle Williams), y su pragmático padre, ingeniero informático (Paul Dano), descubre un secreto familiar devastador y explora cómo el poder de las películas puede ayudarlo a contar historias y a forjar su propia identidad.
 
CRÍTICA

Drama familiar que involucra contraposiciones de diversa índole. Deseo, emoción y vocación se articulan en oposición a un mundo donde la ciencia y las explicaciones pretenden plantar bandera. La complacencia como estrategia óptima, los “conflictos” se diluyen ante la imagen de un padre y marido “ejemplar” que acepta todo para no aceptar nada. El filme navega en la dicotomía, por momentos llega a confundir; la bondad esconde intereses de control que saben ocultarse a sí mismos. Las enseñanzas para la vida irán haciendo carne, madre e hijo como socios ante un sufrimiento signado por condiciones de vida que buscan desplegarse a futuro. Las clarificaciones se vuelven necesarias; el cine es una gran metáfora viva. Más allá de la ficción, la vida se conjuga en lo que puede ser captado en términos de fondo hecho figura. Bennie y Mitzi buscan su oportunidad en medio del bullicio, no podrán escapar de una cámara que, como quien no quiere la cosa, registra lo que el individuo, in situ, es incapaz de “aceptar”.

Documento contundente, forma de objetividad que se cuela en la batalla de un saber al servicio de las emociones. También es la vocación, el arte como forma de expresión, a la vez que conocimiento alternativo capaz de acceder a realidades ocultas en la obviedad de lo vivido. Cómoda evasión que sitúa en zona de salvación.

Los Fabelman son una familia judía de clase media. Seis integrantes la componen. Bennie, el mejor amigo de Burt, convive con ellos, será insinuado como pieza clave en la historia. Una relación se despliega, confianza que resuena más de la cuenta. A medida que la cinta transcurre, iremos comprendiendo el resto, mientras tanto, Sammy desarrolla su vocación de cineasta, y pone en aprietos la estabilidad familiar.

Nominación al Oscar, la película tiene con qué competir. Filmada con maestría sabe manejar contrastes emotivos, la alegría familiar oficia de escondrijo a conflictos inconfesados; el cine, como entretenimiento, vende una ficción aparatosa y alegre a dos puntas. El “hobbie” de Sammny se vuelve familiar en la sonrisa que oculta los deseos de ser. Es lo que está en juego, cámara mediante, en las semi-furtivas filmaciones; Mitzi estará al descubierto sin saberlo; será el momento de acceso a verdades inconfesables, todo gracias al cine.

El filme bien podría ser un ensayo sobre el cine en sus posibilidades asociadas a la representación de “lo real”. La ficción delata vocaciones en el ejercicio de lo que se prepara para ser de otra manera, son los términos primeros que demarcan una tolerancia, solo posible por una fantasía enroscada en medio del velo funcional que impide su reconocimiento. El esfuerzo por la perfección va de la mano de una imagen de padre y marido ideales.

Lo festivo suele ser el marco de descubrimientos, el contraste golpea desde lo aparente, el cine es como la vida, está en todas partes, justamente, porque la representa. Las respuestas frente al fenómeno pueden ser múltiples, tanto desde la dirección, como del visionado. El final  nos ilustra ante lo obvio, sorprende y molesta. Las formas de mostrar, exacerbantes, disminuyen sentidos: Sammy deberá guardar el secreto de un registro delator. Lo objetivo está en la vida, la cámara contribuye a su reconocimiento a medida que la intención marca un rumbo. Nuevo contraste, con explicaciones técnicas, aburridas e incomprensibles, al servicio de distracciones que buscan refugio en estereotipos de lo ideal.

La intención determina, la cámara es neutra, inocente; lo aparente siempre esconde lo real; la vida de los Fabelman atravesará el proceso, los descubrimientos se sucederán con retraso, llevamos la delantera, y todo gracias al cine. Spielberg nos avisa de lo que ocurre sin ponerlo en palabras, son las acciones, las imágenes denotativas de sentido circulante nos pondrán sobre aviso. Todo el tiempo podremos anticipar, con la atención como único requisito.

 Destacada labor de los protagonistas, punto alto en la carrera de Michelle Williams, firme candidata al Oscar en el rubro mejor actriz principal. Es el entusiasmo que se esmera en ocultar los sentimientos en aras de un statu quo que no resiste a los embates del disimulo. Un marido, que ni siquiera puede reconocerse a sí mismo, tendrá su estrategia de evitación.

Mitzi es la imagen de una inercia familiar sostenida desde el buen humor implantado por la convivencia y el “goce”. Benny es el “payaso” que representa la sencillez del sentimiento extrovertido, una modalidad en el compartir, que cuadra con la sensibilidad de una esposa que, hasta donde puede, logra refugiarse en el arte. Punto de contraste que ofrece alternativas, formas diferentes de experimentar la vida, encuentros que facilitan el desenvolvimiento de cada quien en el mundo. La música, el cine, los “hobbies”, se vuelven serios cuando expresan el ser personal; la alternativa ofrece caminos de salida en la expresión de sentimientos e ideas, eso es muy serio.

Un drama bien organizado, por momentos, el manejo de los tiempos puede promover un desinterés transitorio, quizá, algunas escenas, un tanto largas, lo lleven a perder pie en ciertos momentos. No obstante, la recuperación es rápida y, en el balance general, la película alberga calidad; si somos receptivos, tiene mucho para decirnos y enseñarnos.

La ficción, incluida en sí misma, contrasta desde un cine bélico casero de título sugerente: “Escape to nowhere”. Es como se presenta la vida familiar, una caminata enmarcada en la aridez del paisaje, no ofrece puntos de referencia ni marco definido de contención

La culminación es el poder de una decisión, reafirma el diálogo con el maestro del western. La profundidad de campo encierra una caminata entre edificaciones que, lejos de asfixiar, otorga la necesaria seguridad para el respeto por la opción propia; demarca límites definidos a la creación. El “horizonte” es el objetivo central, allí sucederá lo interesante.

La apuesta a futuro se expande hacia lo grandioso de la oportunidad, la invitación a ser uno mismo desde la reprimenda de un David Lynch maravilloso -tan solo 4 minutos de John Ford-. Son algunas de las perlas que ofrece este interesantísimo filme que Steven Spielberg nos regala.

Los Fabelman se encuentra actualmente en cines de Uruguay.