CRÍTICA DE CINE

Mi nombre es Baghdad: Patinando cuesta arriba.

Una de las grandes sensaciones de la sección Generación de la Berlinale, una historia para romper con estereotipos y celebrar la solidaridad entre mujeres.

Mi nombre es Baghdad

Meu Nome é Bagdá
Año
Duración
96 min.
País
 Brasil
Dirección
Caru Alves de Souza
Guion
Caru Alves de Souza, Josefina Trotta
Fotografía
Camila Cornelsen
Reparto
Grace Orsato, Karina Buhr, Marie Maymone, Helena Luz, Gilda Nomacce, Paulette Pink, Emilio Serrano, William Costa, João Paulo Bienermann, Nick Batista
Productora
Manjericão Filmes / Tangerina Entretenimento
Género
Drama | Feminismo. Adolescencia
Sinopsis
Bagdad lleva el pelo corto, los pantalones muy subidos y la sudadera metida por dentro de la cintura. Bagdad es una chica 'cool', ella solo respeta a quien quiere respetar. Vive en una casa de mujeres fuertes y emancipadas, y pasa sus días en el skatepark con un grupo de chicos a los que les gusta andar sin camiseta, jugando a las cartas y arrancándose el pelo del pecho. Como su protagonista, la directora gira y se desliza a través de la película con total confianza y originalidad, sin rehuir temas más oscuros como la violencia, el sexismo y la discriminación, pero sin dejar de celebrar la solidaridad y la resistencia frente a ellos.

CRÍTICA:

Avalada por el premio conseguido en el pasado Festival de Cine de Berlín, donde fue reconocida como mejor película en el apartado Generation 14 Plus, destinada al público infantil y juvenil (el Jurado estaba compuesto en su integridad por jóvenes cuyas edades oscilan entre catorce y dieciocho años), podemos disfrutar durante unos días (hasta el 14 de junio) en la plataforma Filmin de Mi nombre es Bagdá, una de los trabajos escogidos para la sección Panoramas de la muy interesante  Mostra Internacional de Cinema de Dones, que ha decidido al igual que otros certámenes dar el salto a Internet debido a la crisis que a día de hoy seguimos padeciendo. También se pueda encontrar en la web de la mostra una interesante entrevista a la directora del film, la brasileña Caru Alves da Souza, ideal para poder complementar su visionado. Este es el link donde se puede acceder a dicha entrevista:  https://www.mostrafilmsdones.cat/es/project/meu-nome-bagda/. La cineasta se dio a conocer en nuestro país con su debut De menor, que pasaba por la sección Horizontes Latinos de San Sebastián allá por el 2013.

Basada libremente en la novela escrita por Toni Brandaos en 2009 titulada Bagdá, o Skatista, se nos cuenta la historia de Bagdá (Tatiana, según consta en su carnet en una de las escenas más dolorosas del film), una joven skater de 17 años que vive en un barrio marginal de Sao Paulo.  Su cotidianeidad se divide entre el liceo, las pistas de skate y el salón de belleza donde trabaja su madre. Además del skate, visita otros ambientes protagonizados por mujeres infrarrepresentadas y con claroscuros. Las protagonistas son la skater profesional Grace Orsato, que debuta en la gran pantalla junto a Karina Buhr y Suzi Rêgo, aunque otros rostros conocidos como Gilda Nomacce (When I Was Alive) completan el reparto.

Sin duda lo mejorcito de esta recomendable propuesta es la espontaneidad que se desprende en cada fotograma. Todas las imágenes en las que se puede ver al grupo de chavalas y chavales practicando su deporte favorito están excelentemente filmadas, retrotrayéndonos a títulos seminales del género como el documental Minding the gap u otros títulos más recientes como En los 90 de Jonah Hill o Skate Kitchen de Crystal Moselle. Algunas interpretaciones son deslumbrantes, destacando sobremanera a la madre de la heroína,  a la que da vida la cantante y compositora Karina Buhr, en el que supone su glorioso debut en el cine, auténtica gladiadora emancipadora que ha sacado adelante a su familia y cuya caracterización sorprende por su contundencia, y a su hermana pequeña, una auténtica robaescenas infantil, Helena Luz, quien haciendo honor a su apellido, colma de brillantez resplandeciente cualquier espacio en el que aparece, además de proponer los momentos más divertidos y sirrealistas de la puesta en escena con esa obsesión temática por el planeta Marte. Los momentos de intimidad familiar son de una veracidad sobrecogedora, y ahí el trabajo de dirección de actrices por parte de Alves es para quitarse el sombrero, obteniendo una química brutal entre todo el clan.

Quizás el desarrollo argumental pierde un poco de fuelle cuando se incide de forma reiterada en el mensaje feminista que se  declara en casi todas las situaciones expuestas durante el marco dramático. El mensaje posee mucha fuerza por necesario y actual, y ahí no nos vamos a meter e incluso aplaudimos la audacia de enfrentarse mediante la solidaridad femenina a unos cánones masculinizados que, por desgracia, aún campan a sus anchas en todas las sociedades modernas en mayor o menor medida,  pero esa autoafirmación contra un entorno discriminatorio luce un tanto impostada en cuanto no deviene una consecuencia lógica del guion, convirtiéndose en un muestrario de todas las posibilidades denunciables a modo de mera enumeración.

Por lo demás, nos hallamos ante un ejercicio estimable de analísis intrínseco de una galería urbana a la que apenas se le dota de voz en el cine actual, una apuesta valiente que destila una energía y frescura muy a tener en cuenta. Una de las preguntas que deberíamos trasladar a los responsables de la obra es cuánto de improvisación se ha permitido a los integrantes del elenco. Si todo lo que se dice estaba guionizado o surge directamente de la novela original. Una generosa e integral porción de libertad, repleta de apego y sinceridad afectuosa que no nos dejará indiferentes.