CRÍTICA DE CINE

Los Pasajeros De La Noche: París no es una fiesta

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Los pasajeros de la noche

Próximos estrenos España 4 de noviembre

Título original

Les passagers de la nuitaka 
Año
Duración
111 min.
País
 Francia
Dirección

Mikhaël Hers

Guion

Mikhaël Hers, Maude Ameline, Mariette Désert

Música

Anton Sanko

Fotografía

Sébastien Buchmann

Reparto

Charlotte GainsbourgQuito Rayon RichterNoée AbitaMegan NorthamThibault VinçonEmmanuelle BéartLaurent PoitrenauxDidier SandreOphélia Kolb KasapogluCalixte Broisin-Doutaz

Productora

Nord-Ouest Films, arte France Cinéma

Género
Drama | Años 80
Sinopsis
París, 1981. Soplan vientos de cambio la noche de las elecciones y los franceses toman las calles, eufóricos. Pero a Élisabeth le cuesta compartir el ambiente general de optimismo. Su matrimonio está llegando a su fin y ahora tendrá que mantener a su familia. Está angustiada, y a su padre y a sus hijos adolescentes les preocupa que no consiga superar su pena. ¿Y si escuchar sus propias emociones le ayudara a llenar poco a poco esa página en blanco en la que se ha convertido su futuro?.
 
CRÍTICA

Los pasajeros de la noche es una de esas películas luminosas y emotivas que nos devuelven la magia del cine y nos recuerdan la fuerza y expresividad que puede tener el séptimo arte.

La nueva propuesta de Mikhaël Hers (Mi vida con Amanda) centra su mirada en una familia parisina de clase media que irá viendo como su vida cambia tras el divorcio de la madre en 1981. Año también de cambios sociales y de futuras elecciones parlamentarias. Pero la historia que nos propone Hers no busca grandes giros de guion ni realizar un detallado estudio de la política francesa, más bien todo lo contrario. La cinta se compone de pequeñas pinceladas (retratos) que irán definiendo el fututo de esta madre de familia y sus dos hijos adolescentes durante siete años.

El primer gran cambio al que tendrá que hacer frente la protagonista, maravillosamente interpretada por Charlotte Gainsbourg, será el de incorporarse al mundo laboral. Una decisión nada fácil pues se trata de una mujer de mediana edad que nunca ha trabajado y que no posee ningún tipo de experiencia o currículo. Su búsqueda le llevará hasta el programa de radio, Los pasajeros de la noche, un peculiar talk show nocturno donde encontrará trabajo y en el que comenzará su desarrollo su vital. Allí también conocerá a Talulah, interpretada por Noée Abita, una joven sin hogar que será acogida en su familia y que supondrá un importante punto de ruptura.

Con estas pequeñas pinceladas vitales Mikhaël Hers construye una emotiva película llena de nostalgia y calidez humana que nunca cae en la lágrima fácil o en la falsa emotividad, apostando siempre por sus maravillosos personajes. El guion de Mikhaël Hers, Maude Ameline y Mariette Désert trata con gran cariño a sus protagonistas y les permite desarrollarse de una manera lógica, detallada, y sobre todo muy realista.

Aunque todos los personajes son muy interesantes, los interpretados por Charlotte Gainsbourg y Noée Abita son los auténticos protagonistas. La primera compone a una madre encantadora y muy seductora que se come cada plano en el que sale y que está lleno de carisma y emotividad. Gainsbourg utiliza todas sus armas interpretativas para crear un personaje lleno de matices que acaba seduciendo (hipnotizando) al espectador y llevando la película hasta niveles interpretativos muy interesantes. El papel de Noée Abita también es poderosamente seductor dando vida a una chica desubicada y con ganas de afecto. Ambos papeles son un regalo para cualquier actor.

Los pasajeros de la noche juegan también con diversos materiales documentales para analizar cómo fue cambiando la sociedad francesa y cómo fue perfilándose el espíritu político de aquellos años. A este tono realista Mikhaël Hers también le dota de un poderoso espíritu cinéfilo, cargando la película de referencias a Eric Rohmer, Jacques Rivette o Wim Wenders.

Finalmente nos encontramos ante una buena película llena de personajes vulnerables y complejos. Aunque se trata de una historia universal, la película no puede ocultar en ningún momento su sabor y origen francés, siendo la seducción parisina su arma más característica. Quizás en su recta final la historia pierde algo de consistencia y entereza, pero el viaje es tan hermoso que sin duda merece la pena.