jueves. 28.03.2024

Firmado por Laura Ayet y Aleix Sales

La Academia del cine ha cambiado mucho en una década. Después de la Gala de 2009, se anunció la ampliación del número de nominadas a mejor película. Lo que en aquel momento a muchos les pareció una locura fue en realidad lo que lleva haciendo Hollywood durante años, intentar adaptarse a los tiempos y demandas sin abandonar sus cánones más habituales.

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Esta decisión ha abierto la puerta a una gran variedad de películas en sus listas de nominaciones en tiempos de saturación de producción.
Hace unos pocos años esto fue una ventaja para obras más pequeñas (Spotlight), independientes (Moonlight) o extranjeras (The Artist), la mayoría de las cuales no se han traducido en éxitos de taquilla incontestables. Por eso, parece que los vientos vuelven a cambiar y volver a reconocer los grandes éxitos de público que ofrezcan unos mínimos de calidad, como pasó el año pasado con Green Book derrotando a la Roma de Alfonso Cuarón.

Pero, aún consagrar a pequeñas o grandes producciones, es innegable que la Academia ha virado hacia otro modo de afrontar un palmarés en el que ya no se apuesta todo el dinero a un solo caballo. Desde 2010, la mejor película premiada con mayor número de estatuillas ha sido The Artist (Michel Hazanavicius, 2011), con 5, empatando esa misma noche con La invención de Hugo (Martin Scorsese, 2011). Una cifra que dista de esos triunfos unánimes en que la cinta ganadora se llevaba a casa entre 6 y 11 premios. Estamos en una tendencia en que el reparto es más equitativo –prueba de ello es, por ejemplo, el hecho que el año pasado todas las nominadas a mejor película subieron a recoger alguna distinción-, de modo que se pretende incentivar una vida comercial a más obras, en lugar de coronar por todo lo alto a una y dejar en el olvido a más. Y, curiosamente, los mayores triunfos en cifras han venido de virguerías técnicas como Gravity (Alfonso Cuarón, 2013) y Mad Max: Furia en la carretera (George Miller, 2015), llevándose 7 y 6 premios respectivamente, pero por su barrido en las categorías técnicas, sin tocar el de Mejor Película. Porque, al fin y al cabo, acaba vendiendo más un ganadora de 1 Oscar que una nominada a 5.

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Además, esta variedad y repartimiento igualado ha propiciado incertidumbre hasta el momento del último momento. La última ganadora a ciencia cierta fue Argo (Ben Affleck, 2012), después se han ido sucediendo un seguido de batallas épicas que no se han resuelto hasta el último segundo, o hasta que ha aparecido alguien en el escenario para corregir el error (2016): 2013, 12 años de esclavitud (Steve McQueen) vs Gravity (Alfonso Cuarón); 2014, Birdman (Alejandro González Iñárritu) vs Boyhood (Richard Linklater); 2015, Spotlight (Tom McCarthy) vs El Renacido (Alejandro González Iñárritu); 2016, Moonlight (Barry Jenkins) vs La La Land (La ciudad de las estrellas) (Damien Chazelle); 2017, La forma del agua (Guillermo del Toro) vs Tres anuncios a las afueras (Martin McDonagh); o 2018, Green Book (Peter Farelly) vs Roma (Alfonso Cuarón). Este año la incertidumbre sigue servida a varios niveles: ¿triunfará 1917, de Sam Mendes, que se ha ido llevando los principales premios de la industria? ¿Conseguirá al fin Quentin Tarantino su Oscar a mejor película con Érase una vez… en Hollywood, después de hacerse con el Globo y llevar una carrera perfecta? ¿En última instancia reconocerán a ese canto de cisne velado de Martin Scorsese que es El irlandés? ¿Resucitará la Historia de un matrimonio de Noah Baumbach? ¿Se cumplirán los habitualmente fiables pronósticos del Festival de Toronto y Jojo Rabbit se llevará el gato al agua? ¿Ante la polémica machista, las Mujercitas de Greta Gerwig pisarán fuerte? ¿La más taquillera, nominada y flamante León de Oro, Joker (Todd Phillips) continuará la estela de premiar al film más popular y romperá una lanza a favor del cine de superhéroes (o supervillanos)? ¿O tal vez se rendirán al fenómeno del año, Parásitos, de Bong Joon-Ho, y premiarán al fin una película no hablada en inglés? De las 9 nominadas, la única a la que vemos sin opciones es Le Mans ’66 (James Mangold), que entró en la terna de nominadas en el último momento y no ofrece un discurso más potente que las otras nominadas. Sin caballo ganador claro, las incógnitas se disparan y los premios se repartirán intentando compensar a todas.

MEJOR PELICULA
1917
Ford vs Ferrari (Le Mans ’66)
The Irishman (El Irlandés)
Jojo Rabbit
Joker
Little Women (Mujercitas)
Marriage Story (Historia de un matrimonio)
Once Upon a Time… in Hollywood (Érase una vez en... Hollywood)
Parasite/Gisaengchung (Parásitos)

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La controversia siempre hace acto de presencia, pero este año parece acentuarse. Joker no solo es una película basada en un personaje de cómic -The Dark Knight (Christopher Nolan, 2008) fue excluida del quinteto de nominadas ese año por el complejo de nominar a un film de superhéroes -cuya omisión fue uno de los detonantes de la ampliación del número de candidatas-, sino que además es un manifiesto político plagado de violencia en la que los distintos prismas pueden sacar conclusiones variables sobre si se trata de una apología o una crítica de esta. En su favor, tiene la maravillosa coincidencia de crítica y público, la máxima aspiración a la que una película puede soñar. Joker no es el único largometraje que saca a relucir la polémica de la violencia ya que, como siempre, Tarantino está allí para sacarla a la palestra en su personal carta de amor al cine y a unas estrellas del pasado que ya no volverán. Tarantino no es un desconocido para la Academia y durante esta última década ha tenido un buen saldo de nominaciones. Pero los Oscar tienen aún la deuda de premiar una de sus celebradas creaciones como Mejor Película de su año y, en esta temporada tan abierta donde ha ganado el Globo de Oro y algunos premios de guión, podría suceder. Como oposición, que la película ofrece una narración más dispersa no aceptada para todos los públicos, además del habitual reproche misógino que puede llegarle de ciertos sectores. Tampoco cabe abandonar uno de los referentes tanto de Todd Phillips como de Quentin Tarantino en este campo como es Martin Scorsese y su El irlandés, que también es objeto de polémica por el trato que hace de la mafia, la falta de presencia de las figuras femeninas y, como no, la habitual discusión sobre Netflix, si es o no cine, y cómo debe consumirse, este último dilema fuente de multitud de memes de gente viendo la obra de Scorsese en pantallas pequeñas y haciendo otras actividades. Desde su estreno, El irlandés solamente ha recibido elogios unánimes de la prensa, catalogándola como un canto de cisne magno con el que Scorsese se iría por todo lo alto si pusiera punto y final a su carrera –no es el caso, gracias a Dios-. Su maestría a la hora de tratar el género mafioso, como ha hecho siempre, pero impregnándolo de un aura crepuscular configuran una obra destinada a perdurar. Pese a ello, al público general de Netflix le ha costado comprar su duración, tildándola de excesiva, en una película de cocción y admiración lenta, justamente opuestas a la dinámica de Netflix y sus suscriptores, ávidos de consumo que hasta tienen habilitada la opción de reproducir a doble velocidad.

Buscando la vendetta por Roma, Netflix vuelve a los Oscar no con una, sino con dos nominadas a mejor película. Definitivamente ha vuelto para quedarse y se ha establecido como una fuerte potencia en los premios, ya que también ha colado producciones en otras categorías como Los dos papas (Fernando Meirelles), ¿Dónde está mi cuerpo? (Jérémy Clapin) o Klaus (Sergio Pablos). Además de Scorsese, el estudio ha producido en la línea autoral competitiva en Festivales la nueva obra de uno de los reyes del cine independiente americano, Noah Baumbach. Baumbach entrega su mejor película hasta la fecha con la delicada y despiadada crónica de un divorcio, en el que confluyen la vertiente emocional y la pragmática capitalista. A través de su sensible y a la vez mordaz texto, Baumbach da material para que sus intérpretes desfilen por la pantalla en su versión más pletórica. Aclamada desde su paso en Venecia, sin embargo, su recorrido ha ido desfalleciendo a lo largo de la carrera, perdiendo por el camino la nominación de Baumbach en dirección y muchos premios a mejor guión. De ella, ahora mismo solo podemos esperar el Oscar para Laura Dern.

Si de sensibilidad hablamos, no podemos pasar por alto la revisión que ha hecho Greta Gerwig de Mujercitas. A priori un proyecto perezoso tras su fresca carta de presentación hace 2 años (Ladybird), Gerwig ha callado bocas ofreciendo, tal vez, la adaptación más completa e innovadora del clásico imperecedero de Mary Louise Alcott. Gerwig reestructura la trama en una narración en flashbacks que le sientan de perlas, dirige a un excelente elenco de actrices con la superdotada Saoirse Ronan a la cabeza y rueda en un celuloide nostálgico. Realzando el carácter feminista de la novela y adentrándose también en la metanarrativa al hablar del proceso de creación de una obra, Gerwig aporta matices nuevos a un material de sobras conocido con mucho gusto, clase y discurso, reclamando desde el pasado y la tradición los derechos en el presente. Y eso sería suficiente para constituir una digna ganadora que, además, supone el mayor bastión de la causa feminista entre las nominadas. Pero no creemos que Gerwig corra suerte ya que, precisamente, buena parte del votante puede despreciar su labor excusándose en que no deja de ser otra adaptación de algo ya hecho anteriormente. Por no hablar de su falta de nominación en dirección, que le hace restar puntos, junto a lo reacios que pueden sentirse parte de los miembros de la Academia delante de una propuesta tan marcadamente femenina.

No solamente las hermanas March viven un periodo de crecimiento, el joven Jojo Rabbit, fanático del nazismo, aprende a ser tolerante mientras se quita la venda de los ojos en la fabula de Taika Waititi. El premio del público en el Festival de Toronto –gran termómetro a la hora de predecir candidatos y ganadores, como por ejemplo 12 años de esclavitud o Green Book-, ha tenido una presencia constante en la carrera de los premios y no sería descabellado verla triunfar, ya que tiene el punto justo de ternura, emoción, diversión y crítica, con la que satisfacer a todo el mundo. Por el otro lado, ser menos gamberra e irreverente de lo vende y jugar con la figura de un Hitler simpático que puede inducir a que se le está banalizando son los dos inconvenientes con los que se puede encontrar Waititi a la hora de ganarse el favor. Tiene pocas posibilidades, teniendo en cuenta sus poquísimos premios a mejor película ganados en otras entregas, pero no es ni mucho menos la última de la cola.

La cinta con menos probabilidades es Le Mans’66, al ser la menos nominada y reunir solamente menciones en categorías técnicas. La película de James Mangold entró en la terna en último momento tras haber estado presente únicamente en los premios donde había 10 candidatas a mejor película, como los premios del sindicato de productores. Mangold filma una obra de regusto clásico que puede seducir a nostálgicos, bien contada, mejor producida, pero poco arriesgada. Por su inconsistente situación frente a sus rivales, una hipotética victoria supondría uno de los mayores shocks en la historia de los galardones.

También con un toque clásico aterriza un plato fuertísimo como Sam Mendes. La película, adorada por su excelencia en la técnica y dominio de la narrativa a través del plano secuencia, ha acabado imponiéndose a todas sus rivales en los Globos de Oro, Sindicato de productores o los BAFTA. Un cóctel de orgasmo cinematográfico con sentido del espectáculo, inmersivo en su máxima expresión. Parece ser que, tras 20 años, la Academia se muere por condecorar de nuevo a Mendes en otro registro de su brutal American beauty y, si se sigue el guión establecido, así será. Pero, no obstante, hay dos cosas que podrían truncar la noche a Mendes. Una es que su historia, aunque efectiva, no sea de las más complejas de las nominadas. La otra es Parásitos. Parásitos es el tercer caso de la década en que una nominada a mejor película extranjera se cuela entre las nominadas a mejor película, tras Amor (Michael Haneke, 2012) y Roma (2018). Si bien ninguna de las dos materializó el premio, en un año sin una clarísima favorita, las oportunidades de Parásitos se multiplican. El film surcoreano llega a la cita muy reforzada por sus premios en guión, o el de gremios como el del Sindicato de Actores, Montadores o Diseñadores de Producción. A parte de ello, ha encandilado a toda la audiencia con su revolucionaria propuesta, hecho grandes números y, en general, dado mucho de que hablar desde llevarse la Palma de Oro en Cannes. Su colección de reconocimientos la sitúan en una fuerte segunda posición y, si ya ha llegado tan lejos, ¿no es muy posible que culmine un año dorado? Prudentemente, y dado que la Academia acaba siempre resultando algo más conservadora, diremos que no. Pero es la gran tapada que está sacando brillo al martillo con el que dar la campanada.

Por cierto, si alguien no ha visto El Irlandés, que no pase la noche en vela para ver la entrega de premios y vaya a verla. ¡Cine Nueva Tribuna comentará lo mejor de la Gala para todos vosotros!

MEJOR DIRECTOR
Bong Joon Ho por Parásitos
Sam Mendes por 1917
Todd Phillips por Joker Martin Scorsese por El Irlandés Quentin Tarantino por Érase una vez en... Hollywood

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El estilo efectista inteligentemente usado por Phillips y la genial mezcla de estilos de Bong Joon-Ho compiten con nada más y nada menos que algunos de los pesos pesados de toda la Industria. La clase magistral de planificación de Mendes y el legado de Scorsese podrían ser merecidas ganadoras, pero sería muy peligroso subestimar un Tarantino en alta forma… Además, hay que recordar que, aunque con esta nominación, Scorsese se ha convertido en el director vivo con más nominaciones de la historia, pero el bueno de Marty no parece ser muy amigo de la Academia, ya que no fue hasta 2007 con Infiltrados (2006) que la Academia lo premió como mejor director. Por eso parece que la moneda caerá del lado de Mendes, Tarantino o incluso Bong Joon-Ho.

Los dos primeros han hecho películas de dos géneros predilectos en Hollywood, en este caso el bélico y la introspectiva del propio negocio del cine, y lo han elevado a otro nivel, mientras que Bong Joon-Ho ha sorprendido y seducido al votante yanqui con su particularísima mezcla de géneros y modélico dominio del espacio con que, si la Academia se rinde a los Parásitos, no sería extraño ver al coreano imponerse a dos cincuentones que ya tienen premios en sus vitrinas. Galardonar a Tarantino sería una forma de sacarle la espinita de ese Oscar a dirección que nunca le llega –siempre ha ganado como guionista-. Pero, ateniéndonos a los precedentes más indicativos como son el Globo de Oro y, especialmente, el sindicato de directores, todo parece apuntar a que Sam Mendes subirá el día 9 a por su segundo premio en la categoría. Porque, al fin y al cabo, estos últimos años se han recompensado direcciones muy vistosas en las que los cineastas hacen una exhibición de su poderío como creadores de imágenes: las dos veces de Alejandro González Iñárritu, el Cuarón de Gravity o el Chazelle de La La Land. Es ver un “plano-secuencia” y ya marcan la casilla. Nuevamente, se grita a los cuatro vientos la decisión de dejar fuera a las mujeres en la categoría, teniendo en Greta Gerwig por Mujercitas su mayor opción. Aunque los trabajos seleccionados son de alta calidad y de justa mención –muchos incluso por encima del de Gerwig-, también queremos salir a favor de la necesidad de dar presencia a mujeres en la categoría, con un año de trabajos memorables como el de Céline Sciamma en Retrato de una mujer en llamas, notables como la citada Gerwig o visiones refrescantes como Lulu Wang en The Farewell o Lorene Scafaria en Estafadoras de Wall Street. Ya en trabajos obviados, no nos hubiera disgustado ver reconocidos la sensible mirada de Noah Baumbach en Historia de un matrimonio, la rudeza lovecraftiana de Robert Eggers de El faro, el Taika Waititi “wesandersaniano” de Jojo Rabbit o el James Gray odiséico de Ad Astra.

Por contrario, la incertidumbre de película y director queda resulta en las categorías interpretativas, que parecen ya sentenciadas. Todas esas preocupaciones que tenía la Academia por mostrar y celebrar la diversidad se han reducido a mínimas cotas en las que tienen que colar a Antonio Banderas como cuota de color, junto a Cynthia Erivo, ambos sin opciones.

MEJOR ACTRIZ Cynthia Erivo por Harriet Scarlett Johansson por Historia de un matrimonio Saoirse Ronan por Mujercitas Charlize Theron por El escándalo Renee Zellweger por Judy

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Si bien al fin los Oscar han decidido tomarse a Scarlett Johansson en serio al fin por partida doble, convertir a Saoirse Ronan en la actriz más joven en conseguir 4 nominaciones junto a Jennifer Lawrence, poner a Cynthia Erivo en el foco de atención tras su revelación el año pasado en Malos tiempos en El Royale (Drew Goddard, 2018) o volver a meter los nervios en la tripa de Charlize Theron tras 14 años sin rascar nominación, todo indica que será Renée Zellweger quien suba a recoger su segunda estatuilla, esta vez como actriz principal, por su encarnación de Judy Garland en sus últimos shows en Londres durante el 1968. Premiarla es una manera de reconocer a esa estrella no reconocida debidamente en vida, además de darle una calurosa ovación de vuelta a una estrella icónica de los primeros 2000 como Zellweger, tras años desaparecida –con la excepción de su breve retorno como Bridget Jones hace 3 años-. Un final feliz para una vida dura y una interpretación muy solvente a la que, por momentos, se le escapan los tics de habituales de la actriz, que de nada servirá a los otros biopics de Erivo o Theron, a la nueva representación de Jo March de Ronan o a una intensa Johansson que, tal vez, palidece un poco en comparación con su marido en la ficción, Adam Driver.

MEJOR ACTOR Antonio Banderas por Dolor y Gloria Leonardo DiCaprio por Érase una vez en... Hollywood Adam Driver por Historia de un matrimonio Joaquin Phoenix por Joker Jonathan Pryce por Los dos Papas

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Ni la fama de bocazas del actor podrán parar el ya casi inevitable hecho que Joaquin Phoenix recoja en su cuarta nominación, al fin, ese premio Oscar que muchos le reclamaban por The Master (Paul Thomas Anderson, 2012). Desde el pasado verano en la Mostra de Venecia, todo han sido alabanzas para la transformación física y mental de un hombre corriente alienado por la sociedad que lo convierte en un demente. Phoenix se entrega a todos los niveles en cuerpo y alma, constituyendo el eje que sostiene Joker y permite que sea ese film tan apreciado por el público general y la crítica especializada. Es una forma de recompensar la película esquivando el premio gordo y bañándose en el mar de la polémica. El único que podría reírse en la cara de Phoenix, aunque poco probable, es Adam Driver y su espectacular tour de force emocional en Historia de un matrimonio, ya que ha ganado más premios de la crítica de Phoenix. DiCaprio tiene un Oscar demasiado reciente y su satisfactorio trabajo en Érase una vez… en Hollywood tampoco se cuenta entre uno de sus pilares, pero se ha beneficiado del efecto arrastre de su película; Jonathan Pryce es un claro caso de que la nominación ya es el premio para un actor terriblemente infravalorado durante toda su carrera; y nuestro Antonio Banderas también ya tiene premio con su nombre entre los cinco candidatos. Si Dolor y gloria se hubiera colado entre las nominadas a Mejor Película, tal vez se sumarían sus opciones, pero tememos que es el tercero en una cola capitaneada por un Phoenix en una edad óptima para ser premiado.

Este año ha sido particularmente fuerte en la categoría en la que hay otras muchas interpretaciones que no han entrado que bien podrían ser unas dignísimas ganadoras otros años. Echamos mucho en falta al Taron Egerton de Rocketman (Dexter Fletcher), tan bueno como el Mercury de Malek, o incluso mejor; los regresos a una calidad que desvelan las maderas de actor de Eddie Murphy en Yo soy Dolemite (Craig Brewer) o Adam Sandler en Uncut Gems (Ben & Joshua Safdie), la sobriedad de Robert De Niro en El irlandés, la enésima transformación de Christian Bale en Le Mans ’66 (James Mangold), el Robert Pattinson más físico y maduro de El faro (Robert Eggers), el entrañable Roman Griffith Davis de Jojo Rabbit; el héroe ahogado por el Estado de Paul Walter Hauser en Richard Jewell (Clint Eastwood); o el Jean Dujardin más comedido y afinado de El oficial y el espía (Roman Polanski).

MEJOR ACTRIZ DE REPARTO Kathy Bates por Richard Jewell Laura Dern por Historia de un matrimonio Scarlett Johansson por Jojo Rabbit Florence Pugh por Mujercitas Margot Robbie por El escándalo

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Laura Dern es una actriz querida por sus compañeros y el público en general, musa del cine independiente pero también con su hueco en el mainstream. En la televisión se ha mostrado con creces que es adorada, pero en cine, pese a tener unos buenos 80 y primerizos 90, se le ha ido resistiendo debido a una errática carrera en los 2000 y primeros 10’s. Alma salvaje (Jean-Marc Vallée, 2014) la volvió a poner el mapa de los premios con una participación muy corta y ahora, con Historia de un matrimonio parece que le ha llegado la hora. Y de forma justificada, puesto que se come la pantalla en cada una de sus intervenciones, con esa guinda que es la escena del monólogo sobre los juicios morales que pesan sobre las madres, el cual parece heredar la rabia del de cool girl en Perdida (David Fincher, 2014) y ya se ha convertido en icónico. Habiendo descabezado en última instancia a Jennifer López como descarada, controladora y, a la vez, maternal stripper –en indudablemente su mejor interpretación hasta la fecha-, Dern ya puede tener el discurso preparado, ya que ha ganado todo. La única que tal vez podría dar la campanada es Johansson como compensación por su no-premio en principal, pero dudamos que eso suceda, ya que Dern termina teniendo más tiempo en pantalla. Pugh es demasiado joven para ganar aún –habiendo tenido una carrera de premios algo irregular-; Robbie ha estado siempre de cuerpo presente, pero sin resultados satisfactorios, además de estar en una película que ha ido pinchando en la carrera reduciéndose a 3 nominaciones; y Bates ha entrado de refilón, en otro film que ha decepcionado en la carrera y, además, es la única de la lista que ya tiene premio.

Además de que JLo got hustled, un minuto de silencio para Shuzhen Zhou en The farewell, Da’Vine Joy Randolph en Yo soy Dolemite, o la Penélope Cruz de Dolor y gloria.

MEJOR ACTOR DE REPARTO Tom Hanks por Un amigo extraordinario Anthony Hopkins por Los dos Papas Al Pacino por The Irishman Joe Pesci por El irlandés Brad Pitt por Érase una vez en... Hollywood

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En esta categoría llena de titanes y leyendas de Hollywood con una media de edad de 71 años, todos salvo el favorito, Brad Pitt, tienen ya una o más estatuillas en casa como actores. Pitt, una de las estrellas más veneradas de los últimos 25 años, se encuentra en plena forma desde que hace 13 años abandonó el puro cine comercial para combinar sus trabajos con obras de más calado artístico, además de producir obras de tipo más independiente. Un hombre poderoso que ha dinamizado la industria americana sin aparcar los estándares de calidad y que le llevó a ganar el Oscar como productor por 12 años de esclavitud. No obstante, la espinita de premio en categoría interpretativa sigue hay clavada y, gracias a su carismática interpretación en una de las obras más bien recibidas del año, parece ser que se la sacará sin mucho dolor.
Dudamos que entreguen antes un tercero a Tom Hanks o un segundo a Anthony Hopkins o a Al Pacino antes que reconocer a un actor que, pese anunciar desde Cannes que no haría campaña, se ha dejado ver por todos los sitios. Eso sí, a cambio nos ha regalado discursos divertidos a la par que sentidos. Únicamente es Joe Pesci quien podría aguarle la fiesta, ya que ha recogido algunos premios de la crítica. Pero dudamos que los Oscar no quieran ver a Brad con la figurilla entre sus manos. Pesci raramente acude a los eventos y galas obligatorias para hacer campaña, todo lo contrario a Pitt. Y nosotros bien que nos alegraremos de ese merecido reconocimiento, a pesar de tener una fuerte predilección por los dos señores de El irlandés. No queremos olvidarnos de otros trabajos notables como el de Willem Dafoe en El faro, Alan Alda en Historia de un matrimonio, Sam Rockwell y Taika Waititi en Jojo Rabbit, los dos chicos de Dolor y gloria, Song Kang-Ho en Parásitos o Jamie Bell en Rocketman.

MEJOR GUIÓN ORIGINAL 1917 por Sam Mendes y Krysty Wilson-Cairns Érase una vez en... Hollywood por Quentin Tarantino Historia de un matrimonio por Noah Baumbach Parásitos por Bong Joon Ho y Jin Won Han Puñales por la espalda por Rian Johnson

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Hace unas semanas parecía que Tarantino volvería a tener la sartén por el mango y se uniría con un tercer Oscar como guionista a la altura de maestros como Woody Allen o Billy Wilder, pero el sindicato de guionistas –al que no podía optar- y los BAFTA lo ponen en duda ante Parásitos. Aunque Tarantino ofrece un trabajo divertido y con sus señas de identidad, esta vez no le funciona tan a tiro como en Pulp Fiction o Malditos bastardos, por lo que creemos que un tercero sería un poco excesivo. En el reverso, Parásitos sí que está planteada como un reloj suizo, precisa y atinada a la hora de navegar en los mares de la imprevisión y la sorpresa a la hora de fusionar géneros para vehicular un discurso político y de clase. Un soplo de aire fresco en una categoría que no teme premiar trabajos en lenguas foráneas, sino que se lo digan a Pedro Almodóvar en 2002. Parásitos empezó como la tapada de la edición, pero tras su espectacular carrera ya se afianza como una de las principales candidatas a batir.

Si Mendes y su artefacto se imponen en dirección y película, guión es una buena forma de compensar a la brillantez de Bong Joon Ho y Jin Won Han. Por desgracia, si hay un perjudicado en la disyuntiva Tarantino-Bong Joon Ho es Noah Baumbach y su extraordinario drama matrimonial. Esta odisea tan personal, realista y emocionante del proceso de divorcio ha pinchado en su recorrido por la temporada en la categoría de uno de sus mejores elementos (el guión), además de quedarse fuera de esenciales como mejor director o mejor montaje, cosa que le hacen bajar posiciones. Baumbach parece que tendrá que esperar, a pesar de firmar uno de los trabajos más
completos del año cuanto a estudio de personajes. En menor medida, también nos sabe mal que Rian Johhnson vaya a irse de vacío con una de las historias más gozosas de la temporada, su particular “whodunit” en Puñales por la espalda.

Funcionando a base de giros de guión y una caracterización de personajes con identidad, Johnson entretiene al espectador mientras retrata la América actual, clasista e hipócrita. Una perfecta comunión que arriesga y se sostiene. En última instancia, está la sorpresa intrusiva de la categoría que dejó fuera Superempollonas (Olivia Wilde) o The Farewell (Lulu Wang), 1917, funcional trabajo al servicio de la propuesta formal del film. Con aciertos, también tiene algunos pasajes algo flojos de verosimilitud, esclavos de la necesidad del plano-secuencia. No es precisamente el punto fuerte de la gran película de Sam Mendes.

MEJOR GUIÓN ADAPTADO El irlandés por Steven Zaillian Jojo Rabbit por Taika Waititi Jóker por Todd Phillips y Scott Silver Los dos papas por Anthony McCarten Mujercitas por Greta Gerwig

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Seguro que Netflix tuvo en cuenta que las películas de Anthony McCarten siempre aspiran a Oscars (The Theory of Everything, Darkest Hour y Bohemian Rhapsody) pero no le saldrá como esperaban. Los dos papas es la única del quinteto que no está nominada a mejor película. Y, pese a sus interesantes reflexiones y construcción de una relación entre los dos dirigentes de la, posiblemente, más influyente institución del mundo, se la ha acusado de poco atrevida a la hora de denunciar los abusos de la Iglesia, bordeando el blanqueamiento. En el lado oscuro tenemos el estudio psicológico de la alienación del individuo y el florecimiento de la psicosis a causa del tormento familiar y el ahogo de la sociedad. Siendo la película del canon superheroico más aclamada por la Academia de la historia, su guión ofrece matices interesantes pero insuficientes para alzarse con la estatuilla por encima de su competencia. Por otra parte, está la exhaustiva labor de documentación de Steve Zaillian para El irlandés y su aún más dificultosa síntesis en 3 horas y media, adaptándose a los tempos de Scorsese. Zaillian consigue contar la vida del “pintor de casas” y todas las personas que se cruzaron con él sin que el espectador se pierda ni decaiga su interés, equilibrando la explicitud y la sutileza. Un texto que creemos merecedor de premio, aunque tememos que no será correspondido. Y aunque cruda en su temática, la sátira negra de Taika Waititi sobre el nazismo tiene una premisa atrevida sin dejar de tener una conclusión tierna y conmovedora, ofreciendo un resultado efectivo cuanto a tragicomedia.

Tal vez sea menos gamberra de lo que cabía esperar, pero Waititi sabe dar en la tecla para ganarse el favor de todo el público en su cuento sobre fanatismo y tolerancia. Con el premio del sindicato de guionistas y el BAFTA en el bolsillo, es una de las categorías principales con las que compensar a un film que no se sitúa entre las favoritas para el premio gordo. Si Waititi no sube al escenario será, probablemente, porque
suena el nombre de Greta Gerwig.

En un año en que se ha criticado la poca de presencia de directoras entre las películas nominadas, Gerwig se erige como la principal figura a la que apoyar. Sin embargo, sería injusto no reconocer la gracia que ha tenido la cineasta para renovar y actualizar una obra tan manida como Mujercitas, inyectándole una narrativa en flashbacks que la revitaliza, incidiendo en su discurso feminista y profundizando en la relación del autor-obra-industria editorial. Sea Gerwig o Waititi, todo apunta a que el mejor guión habrá adaptado una novela hecha por una escritora, ya que en el caso de que no premiarán la película basada en la obra de Christine Leunens, sería la relectura de la novela de Mary Louise Alcott. No hay mal que por bien no venga.

MEJOR FOTOGRAFÍA 1917 El faro El irlandés Érase una vez en... Hollywood Jóker

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Si Roger Deakins rompió su maldición con los premios con Bladerunner 2049 (Denis Villeneuve, 2017) hace un par de años, ya nada le impide volver a ganar por otra clase ejemplar de fotografía con los dos planos secuencia de 1917. Su enorme esfuerzo será debidamente recompensado, como lo ha sido toda la temporada, salvo sorpresa del otro espectacular trabajo plástico que es El faro, basando su imagen en las fotografías del siglo XIX, del cual estamos perdidamente enamorados y no nos importaría que hiciera mantener en su asiento a Deakins. Los demás trabajos son más convencionales, aunque cuidados, pero poco tienen que hacer ante unos de los más excelentes directores de fotografía de la historia al que, sin embargo, le cuesta encontrar trabajo en Hollywood. Una broma, vaya.

MEJOR MONTAJE El irlandés Jojo Rabbit Joker Le Mans '66 Parásitos

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A día de hoy, es difícil concretar la favorita de una categoría tan abierta como esta, ya que todas tienen su baza para ganar. Ateniéndonos al gremio de montadores, la agraciada sería Parásitos y su exponencial maestría a la hora de diseccionar un espacio y saltar entre varios personajes. Si al final deviene la gran triunfadora, no sería de extrañar hacerse con el premio. También está Jojo Rabbit entre las triunfadoras, con un ritmo dinámico y colorista que tontea con el material de archivo puntualmente. Un trabajo que entra bastante por los ojos, aunque menos complejo que otros propuestos. Le Mans ’66 cuenta con la baza de tener largas escenas de carreras de coches trepidantemente montadas, cosa que la convierte en un caramelo fácil de valorar para los votantes y, además, supondría una de las más factibles opciones para que la cinta no vaya de vacío. Por ello, y tras su victoria en los BAFTA, apostamos por este montaje más ostentoso que el de la cinta surcoreana. La veterana compañera de Scorsese, Thelma Schoonmaker, tal vez ha efectuado la labor de edición más extenuante y complicada de la terna de nominadas: narrar una trama en distintos tiempos, con muchos personajes en juego y suficiente ritmo como para asimilar todos los datos y hacer que un largometraje de 3 horas y medía pase como si durará la mitad. Una hazaña para la cual muy poca gente está capacitada y para la que, en un momento de lucidez, los votantes puedan valorar. Desde aquí, lo hacemos mucho y por eso deseamos que Thelma vuelva a subir las escaleras. Entre las opciones, a Joker la vemos con pocas oportunidades, pese a contar con un trabajo adecuado de exposición de personaje y construcción de tempo en sus secuencias. Por otro lado, no nos habría disgustado ver por aquí a Puñales por la espalda, cuya trama fluye gracias a su magnífica edición.

MEJOR PELÍCULA INTERNACIONAL Corpus Christi (Jan Komasa) – Polonia Dolor y gloria (Pedro Almodóvar) – España Honeyland (Tamara Kotevska, Ljubomir Stefanov) – Macedonia del Norte Los Miserables (Ladj Ly) – Francia Parásitos (Bong Joon-Ho) –

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Corea del Sur 15 años después de su última nominación (y triunfo) por Mar adentro (Alejandro Amenábar, 2004), España regresa como nominada a la categoría tras decepciones de potenciales como Volver (Pedro Almodóvar, 2006), También la lluvia (Icíar Bollaín, 2010), Blancanieves (Pablo Berger, 2012) o Julieta (Pedro Almodóvar, 2016), de nuevo con la gran esperanza y prestigio que imprime Pedro Almodóvar. Con Dolor y gloria, su obra más celebrada desde Volver, sería una buena oportunidad para volver a reconocer uno de los grandes nombres del cine europeo en su película más personal y desnuda. Sería una clara ganadora en otro año, puesto que no se ha perdido ninguna de las citas a las que debía acudir, pero estas siempre se han traducido en victoria para esos Parásitos que han hecho sombra a Pedro. Salvo sorpresa y que los académicos se animen a votarla porque ya premiarán a Parásitos en Mejor Película, no tiene demasiadas posibilidades ante el huracán surcoreano. Aunque parezca increíble y tras 2 décadas siendo una potencia cinematográfica, Corea del Sur consigue su primera nominación en la categoría, la cual previsiblemente será también su primer triunfo.

Desde su Palma de Oro, Parásitos ha arrasado con todo hasta colarse en la categoría reina, sumando un total de 6 nominaciones. Y, si hay alguna opción de reconocer la gran gesta, es en esta categoría. Tanto si es Bong Joon-Ho como Pedro, nosotros gritaremos tan alto como la entregadora, Penélope Cruz. Las otras 3 opciones parten con muy pocas posibilidades, pero cabe recordar que es una de las secciones donde la Academia decide dar sorpresas. Honeyland supone la segunda nominación de Macedonia del Norte tras más de 25 años después de Antes de la lluvia (Milcho Manchevksi, 1994), con un tierno documental sobre una anciana apicultora que, además, se ha colado también en Mejor Documental, donde posiblemente tenga más oportunidad de ganar. Francia suma una enésima nominación con la celebrada Los miserables, cinta de corte social sobre los suburbios de París tremendamente realista. Finalmente, Corpus Christi es de esas inclusiones de última hora habituales en la categoría, pero pertenece a uno de los países más prolíficos de la década, Polonia, sumando su cuarta nominación en 10 años (con una victoria en 2014 por Ida). Mezcla de drama social y religión, una de las revelaciones ocultas de la temporada sin duda.

MEJOR BANDA SONORA ORIGINAL 1917 Joker Mujercitas Historia de un matrimonio Star Wars: El ascenso de Skywalker

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Podría ser el año de Thomas Newman tras 15 nominaciones sin victoria alguna, habiéndolo rozado con la punta de los dedos el año de American Beauty (Sam Mendes, 1999). Premiarlo por 1917 , otro film de Sam Mendes, casa con la narrativa feliz que encanta a los académicos, además de tratarse de una partitura que se fusiona con el plano-secuencia y contribuye al espiral de sensaciones del film bélico. Es una obra potente, pero también suena a reciclaje de otros trabajos de Newman, cosa que podría obligarle a conseguir una decimosexta nominación para ganar el Oscar. Además, le adelanta Hildur Guðnadóttir por la izquierda por Joker, una banda sonora atmosférica y que evoluciona conjuntamente con el personaje. Guðnadóttir ya se hizo con el Globo de Oro y podría repetir el día 9. Cuenta con la ventaja, en tiempos de lógica reivindicación feminista, de poder convertirse en la segunda mujer en ganar un Oscar a la mejor banda sonora, tras Rachel Portman en 1996 por Emma, aunque Portman lo ganará en esos años en que se dividía en Drama y Comedia. Guðnadóttir lo haría en la categoría absoluta. Además de Guðnadóttir, si estamos fascinados por alguna melodía es por la de Mujercitas de Alexandre Desplat. Una partitura viva y llena de nuevas ideas con el sello del francés que, en otros años, ganaría confortablemente, pero no creemos que den un tercero a Desplat cuando tienen a Guðnadóttir o Thomas Newman esperando en la cola. En otro plano, John Williams suma otra nominación en su casillero por el episodio IX de Star Wars, una composición tan efectiva como predecible con la cual no tiene opciones. Williams rompe el récord y se convierte en la persona viva con más nominaciones al Oscar de la historia (52). Finalmente, incomprensiblemente Randy Newman sigue en la categoría tras una buena carrera con su banda sonora para Historia de un matrimonio. Un trabajo que, salvo un tema bueno, pasa completamente desapercibido, quitándole el puesto a obras más interesantes como Ad astra.

MEJOR CANCIÓN ORIGINAL “I'm Standing With You” de Más allá de la esperanza “Into the Unknown” de Frozen 2 “Stand Up” de Harriet “I'm Gonna Love Me Again” de Rocketman “I Can’t Let You Throw Yourself Away” de Toy Story 4

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Elton John es quien tiene más papeletas para llevarse su segundo Oscar, el primero junto a su letrista de toda la vida Bernie Taupin, cuya amistad es uno de los pilares de Rocketman, por la canción compuesta para su biopic sui generis. Un tema alegre, cantado a dúo con Taron Egerton, pero tampoco particularmente brillante y por debajo de buena parte de su repertorio. Pese a esto, es una bella forma de reconocer a uno de las más grandes estrellas de siempre, además ahora que se retira. No obstante, hay tres otros temas que pueden boicotear el final feliz de Elton. En primer lugar, la eterna nominada Diane Warren, que suma su undécima nominación por “I’m standing with you”. Es una de los sospechosos habituales que la academia tiene que premiar aún y, en un año sin un Shallow, Skyfall, City of stars o Let it go no está aún sentenciado el veredicto y podría ser una ventanda de oportunidad para que Warren cumpla su sueño. Pero el punto flaco es la canción, una balada correcta pero lejos de otros temas más potentes con los que ha competido. Además, “I’m standing with you” es lo único digno del espanto que es Más allá de la esperanza, que además ha tenido 0 repercusión. Otra amenaza para John es “Stand up” de Harriet, compuesta por su protagonista, Cynthia Erivo, a quien podrían compensar su no-victoria en actriz principal con este Oscar, como pasó el año pasado con Lady Gaga. Erivo es la tercera actriz consecutiva que recibe nominación por su interpretación y composición de un tema para una misma película, tras la citada Gaga y Mary J. Blige por Mudbound (Dee Rees, 2017). La canción, sin ser un éxito clamoroso, está a la altura en calidad de “I’m gonna love me again” y tiene un peso social más contundente, siguiendo la estela del “Glory” que ganó por Selma (Ava DuVernay, 2014).

Y la tercera en discordia, como siempre, es Disney, en concreto “Into the unknown” de Frozen II. Un canción pegadiza –la que más del quinteto-, épica, pero no deja de ser una versión de segunda clase de “Let it go” para una secuela que ha cosechado menos éxito que su antecesora. Finalmente está “I can’t let you throw yourself away”, de Toy story 4, el clásico relleno de Randy Newman del gusto de la Academia, quien ganó su primer Oscar por el efecto de “deuda” y el segundo por la baja competencia que tenía. Este año hay mejores alternativas, así que parece ser que no tiene nada que hacer. Una categoría con menos nivel que otros años a la que echamos en falta temas como “Beautiful Ghosts” de Cats (Tom Hooper, 2019) o “Glasgow” de Wild Rose (Tom Harper, 2018). Pese a todo, estamos con Elton o Cynthia.

MEJOR DISEÑO DE VESTUARIO El irlandés Jojo Rabbit Joker Mujercitas Érase una vez… en Hollywood

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Una categoría muy abierta, a diferencia de otras ediciones, en la que podría suceder cualquier cosa. El colorista vestuario de Jojo Rabbit, por sorpresa, se llevó el premio del sindicato de diseñadores de vestuario, situándolo en una posición favorecedora de cara al Oscar, superando al vintage luminoso de Érase una vez… en Hollywood. La sobriedad de El irlandés o el apagado decadente de Joker no creemos que se impongan a la vida y diversidad de las otras dos propuestas mencionadas. Sin embargo, apostamos por Mujercitas, la cual no pudo competir en los premios del gremio. Un trabajo de época clásico pero con ideas destacables, de esos que enamoran a la Academia. No perdonamos la flagrante ausencia de, para nosotros, del trabajo más espectacular del año: Rocketman. Recrear los atuendos extravagantes de Elton John no es moco de pavo, y la cinta británica consigue un nivel de fidelidad asombroso que bien merecía un reconocimiento por todo lo alto.

MEJOR MAQUILLAJE Y PELUQUERÍA 1917 El escándalo Judy Joker Maléfica: maestra del mal

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En esta categoría salen victoriosas tres tipologías de maquillaje: 1.Filmes fantásticos repletos de criaturas de aspecto monstruoso; 2.Seguimientos de personaje a lo largo de varios años o décadas; 3.Caracterización de personajes reales y afeamiento de actores, muchos mediante prótesis. Este año, únicamente vemos fuertes candidatas de la tercera modalidad, ya que Maléfica: maestra del mal no reúne tantas criaturas de compleja elaboración y su fuerte reside en el look de Angelina Jolie. 1917 pertenece a un grupo presente pero poco dado a la traducción en premio: filmes bélicos con abundancia de sangre y heridas. Poco tendrá que hacer contra la recreación en la cara de Renée Zellweger de Judy Garland en Judy, las ya icónicas pinturas en la cara de Joker –sumado a sus baños de sangre-, o la disolución de
Charlize Theron y Nicole Kidman entre prótesis para El escándalo.

El duelo está entre el payaso y las periodistas, pero nos decantamos por las segundas, ya que la película barrió en los premios del sindicato de maquilladores y, además, es un claro ejercicio de construcción de un nuevo rostro, al servicio de las demandas del personaje. Además, detrás de la transformación de John Lithgow, convertido en el poderoso fundador de FOX News, Roger Ailes, está el mismo Kazu Hiro, el mismo hombre que ganó un Oscar por su increíble trabajo en El instante más oscuro (Joe Wright, 2017).

MEJOR DISEÑO DE PRODUCCIÓN 1917 El irlandés Jojo Rabbit Érase una vez… en Hollywood Parásitos

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Este año el mejor diseño de producción viene fuerte, con la audaz 1917 como favorita. Dennis Gassner, Lee Sandales y sus equipos construyeron las trincheras, los campos destruídos, la aldea quemada y la zona de Tierra de nadie. La guerra es un festín de cuervos al son de la coreografía secuencial de Mendes y coordinados con las cámaras de Roger Deakins. Siempre estamos pendientes de en qué categoría Parásitos será el tapado. Bong Joon Ho convierte la lujosa casa de la familia de los Park en otro personaje y en la caja de Pandora de la película. Sin la Corea dividida por clases que se muestra, no se entenderían ni las motivaciones de los personajes ni la crítica social del film. En ambas nominadas, el resultado final depende mucho de sus excelentes ambientaciones. Érase una vez… en Hollywood rinde nostalgia tanto en el glamour del bulevar como en el espeluznante rancho de la familia Manson, lo que le permite infestar los planos de objetos pop que resultan un festín para la vista. Por el contrario, el diseño de El Irlandés es el más sobrio de los propuestos, dando la sensación que no aporta tanta novedad como sus competidoras.

Muchos yanquis no habrán visto la belleza de Praga hasta ahora con Jojo Rabbit, pero además de que no parte como favorita, si ganará debería subir Wes Anderson al escenario a recogerlo, ya que la influencia es más que evidente. Tras unos premios del sindicato divididos entre Parásitos, Érase una vez… en Hollywood y el triunfo en casa en los BAFTA de 1917, nos decantamos por la película bélica ya que, junto a Parásitos, es la que crea un espacio y lo incorpora fuertemente en la narración, dándole un protagonismo especial en su recreación espectacular de las trincheras llenas de cadáveres, sacos, ruinas y polvo.

MEJOR SONIDO 1917 Ad Astra Le Mans ‘66 Joker Érase una vez… en Hollywood

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Aunque el sonido atmosférico del cine espacial siempre es un trabajo complejo de alta calidad y Ad Astra no es una excepción, pensamos que los Oscar se volverán a decantar por otro género canónico: el bélico. Prevemos que 1917 y su sonido envolvente y asfixiante del campo de batalla se llevarán la distinción. La alternativa más fuerte sería otro film con importancia de la acción atronadora como es Le Mans ’66, la cual ganó el premio del sindicato, al cual 1917 no optaba por elegibilidad. Tanto Joker como Érase una vez… en Hollywood tendrán solo presencias testimoniales, para unos trabajos buenos pero que hacen menos ruido que los anteriormente expuestos.

MEJOR EDICIÓN SONIDO 1917 Le Mans ‘66 Joker Érase una vez… en Hollywood Star Wars IX: El ascenso de Skywalker

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Tal vez esta sea la última vez que veamos dos categorías de sonido ya que se rumorea la posibilidad de fusionarles en una única categoría, para así evitar la confusión entre el 95% de la Academia y del público en general. Pues bien, en este caso, mejor sonido corresponde a la grabación y captura de sonidos en el rodaje. Y edición de sonido, la que nos ocupa, es el montaje de sonido efectuado en postproducción, en el cual se añaden sonidos creados específicamente y se realiza la comunión entre los diferentes elementos que integran la pista de sonido (efectos, banda sonora, etc.). Una pena, puesto que cada categoría tenía matices y permitía tener a más películas nominadas. En todo caso, aquí vaticinamos victoria para 1917, con la misma alternativa de Le Mans ’66, dejando en tercera posición a Érase una vez… en Hollywood, echando en falta opciones como Rocketman en la terna.

MEJORES EFECTOS VISUALES 1917
El irlandés El rey león Star Wars IX: El ascenso de Skywalker Vengadores: Endgame

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Cada año pensamos que la Academia se decidirá a premiar el universo de los Vengadores, el fenómeno comercial más relevante de la década, pero año tras año observamos como el grupo de superhéroes se quedan sin el Oscar al que suelen optar. La Academia no suele ponerse nostálgica con las grandes sagas que llevan al público en masa a las salas, ya pasó con la saga Harry Potter, así que no creemos que opten por dejar al grupo de superhéroes con un Oscar, ya que sus efectos visuales no aportan nada a lo que hayamos visto anteriormente, a diferencia de otras nominadas. Lo mismo decimos de Star Wars IX: El ascenso de Skywalker, después del mal paso de las dos anteriores entregas por las galas, sin olvidar cuando El despertar de la fuerza se quedó con las ganas del premio en esta categoría al ver como subían los responsables de los efectos de Ex Machina (Alex Garland, 2015) al escenario. Una de las decisiones más sorprendentes y arriesgadas que han tomado en los últimos años. 1917 se encuentra en una situación más favorable al contar con el efecto arrastre en las nominaciones, ser de las principales candidatas y tener un conjunto de efectos menos prefabricados que acompañan la narración. Pero, si tenemos que atenernos a los precursores, la victoria está, afortunadamente, entre las producciones más relevantes en la materia del año. No, por desgracia no podemos hablar de Cats aquí –pese a colarse entre las diez propuestas elegibles finales-, sino de El rey león y El irlandés.

Tras la victoria en la categoría en 2016 por El libro de la selva (Jon Favreau), la compañía del ratón vuelve con una animación de animales aún más hiperrealista que la anterior, una titánica labor extremadamente vistosa para uno de los mayores taquillazos de la historia. Sin embargo, el viejo de Martin Scorsese sigue innovando y ha conseguido la hazaña de rejuvenecer a sus actores y permitir que interpreten un mismo personaje en un arco de 50 años de vida. Si bien el resultado no es perfecto, es igualmente creíble y su valor técnico, de esos que marcan un precedente. Por eso esta estatuilla puede reportarle un reconocimiento incuestionable.

MEJOR PELÍCULA DE ANIMACIÓN Como entrenar a tu dragón 3 ¿Dónde está mi cuerpo? Klaus Mr. Link. El origen perdido Toy Story 4

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Claramente estamos ante un año muy abierto en la categoría, ya que todos los precedentes indican que cuatro de las cinco nominadas podrían llevarse el premio fácilmente, siendo la quinta en discordia (Como entrenar a tu dragón 3) la ocasión para reconocer una saga que jamás ha fallado a la cita con la categoría. ¿Dónde está mi cuerpo? es la obra con más aclamación crítica de la lista y que se ha prodigado más en festivales este año, además de ser una nueva oportunidad de premiar por una vez a la animación francófona, de presencia constante pero siempre tragada por la americana. En los últimos Globos de Oro nadie esperaba que Mr. Link. El origen perdido se llevará el gato al agua ante sus competidoras, pero así fue y pasó a ser la gran tapada de la categoría. El estudio Laika también es una sospechosa habitual por estos lugares al que el premio se le resiste año tras año. En un año como este, podría sonar la campana a su favor. En contra, pues que la película es la más infantil de la lista y su guión no destaca, a diferencia de su magnífica animación. Pero si Link dejó en trance a todo el mundo, el 25 de enero Klaus arrasaba imprevistamente en los premios Annie de animación. Klaus ha sido bien recibida por la crítica, un gran éxito mundial en Netflix y cuenta una tierna historia de alcance universal, hechos que le juegan a favor. Si la Academia se quita se atreve a premiar a la animación española bajo el sello de Netflix, no nos sorprendería para nada oír su nombre. Entre la incertidumbre, la infalible solución de consenso: Toy Story 4. El final de una franquicia adorada por la Academia, con un capítulo final que sigue aportando al universo y manteniendo la calidad, una técnica espectacularmente realista. Si algo nos ha enseñado años en los que no había una clara favorita (2012, 2014) es que Disney o Pixar se llevaban el gato al agua. Pero, teniendo en cuenta sus grandes resultados en las últimas citas, creemos que la animación española será finalmente la afortunada.

MEJOR LARGOMETRAJE DOCUMENTAL American Factory For Sama Honeyland The Cave The Edge of Democracy

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En el terreno de los cortometrajes, la Academia siempre acaba tomando decisiones imprevisibles, por lo que es difícil predecirlas. Pese a ello, por la agenda pública es posible tener una intuición por donde irán los tiros. Además, muchas distribuidoras están últimamente interesadas en presentar su documental en enero en Sundance, siguiendo la estela de RBG. Así lo ha hecho Netflix con sus dos candidatas en esta categoría, con American Factory, el primer documental del famoso contrato de producción de los Obama, y The Edge of Democracy, sobre la historia reciente en la política brasileña, esta última ha dividido a la audiencia dada su cuestionable neutralidad. Por el contrario, American Factory ha encantado a la gente, ya que muestra el choque cultural en Ohio tras la contratación de miles de trabajadores por la empresa china Fuyao Glass en la misma fábrica dónde se cerró la famosa General Motors.

For Sama retrata el viaje personal de Waad al-Kateab, relata cómo vive una mujer la terrible experiencia de la guerra, en este caso la batalla por Alepo, y la perspectiva del legado de madres a hijas. Esperamos que su éxito en los BAFTA le dé un empujón en la carrera. Dela mano de National Geographic, y del director Feras Fayyad (nominado hace un par de años, por Last Man in Aleppo) llega The Cave, una historia sobre el laberinto improvisado bajo tierra en las afueras de Damasco, dónde la pediatra Amani dirige un al refugio de las bombas. Como ya hemos comentado, Honeyland, que también está nominada en la categoría de Mejor Película Internacional, es la conmovedora perspectiva de una anciana apicultora. Puede que consiga, como a veces sucede, en las categorías de mejor sonido y mejor edición de sonido, hacer el doblete en cuanto a votos. Pero aun así, no pasa de cuarta en el ranking.

MEJOR CORTOMETRAJE DOCUMENTAL In the Absence Learning to Skateboard in a Warzone (If You’re a Girl) Life Overtakes Me St. Louis Superman Walk Run Cha-Cha

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Tal vez la categoría más comprometida socialmente de los premios viene cargada con distintas problemáticas a nivel mundial filtradas de modos más o menos intimistas. Las consecuencias de la guerra de Vietnam de Walk Run Cha-Cha parten con poca ventaja al ser la obra peor recibida de un sólido conjunto. St. Louis Superman hace hincapié también en los efectos del pasado en el presente concerniendo al racismo. Live overtakes me es la aportación de Netflix –ganadora el año pasado en la categoría- que investiga el “Síndrome de la Resignación”, enfermedad rara que induce los niños refugiados en Suecia al coma. También hay lugar a la denuncia institucional en In the absence, sobre las exigencias de las familias de las víctimas del hundimiento de un ferry en Corea. Sin embargo, el cóctel perfecto y de consenso sería Learning to Skateboard in a Warzone (If You’re a Girl), con infancia, liberación femenina y país en conflicto como ingredientes principales. La historia de una niña de Kabul que aprende a leer y a patinar es un canto a la libertad y a la igualdad en sitios revueltos que puede aplicarse a cualquier lugar con desigualdades. Universal como ninguno.

MEJOR CORTOMETRAJE DE FICCIÓN Brotherhood Nefta Football Club The Neighbors’ Window Saria A Sister

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De las tres categorías suele ser la más sorprendente cuanto a deliberaciones. Pero si nos atenemos a recepción crítica, de público y presencia en festivales, la divertida historia de dos jóvenes hermanos tunecinos que encuentran un burro con droga y lo llevan a su aldea (loca por el futbol), sin saber qué es ese polvo blanco. La alternativa sería Brotherhood drama familiar canadiense con personajes musulmanes con una gran carrera a sus espaldas. No se debe subestimar la intriga belga de A Sister, con Veerle Baetens –protagonista de Alabama Monroe (Felix Van Groeningen, 2012)-, la cara más reconocible de las cinco obras; la incursión en ficción con un drama de pareja de un habitual de la Academia como Marshall Curry en The Neighbors’ Window; o el realismo social de Saria, sobre dos hermanas guatemaltecas que planean escaparse de su orfanato para huir a Estados Unidos.

MEJOR CORTOMETRAJE ANIMADO Dcera (Daughter) Hair Love Kitbull Mémorable Sister

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De un carácter más social, Sister es un stop motion que trata de la política del hijo único en China desde una óptica familiar y muy emotiva. Otro stop motion foráneo es Dcera, desde República Checa, drama de tesis sobre la vejez y el olvido de gran potencia plástica, como es el caso de Mémorable, que aborda el alzhéimer que sufre un pintor. Pero estos temas son demasiado crudos para una categoría que tiende a premiar lo entrañable con un tono más divertido. Aquí jugaría Kitbull, corto de Pixar sobre la amistad entre un pitbull y un gato callejero. Aunque, sin duda, la opción que conjuga el equilibrio entre ternura, alegría y denuncia social es Hair love, que introduce en primer término la diversidad racial contando la historia de un padre afroamericana que tiene que peinar a su hija. Una excusa para que la Academia pueda lavarse su imagen conservadora y quedar bien con todo el mundo

 

 

 

 

 

NUESTRA PORRA DE LOS OSCARS 2020: OTRA VEZ EN HOLLYWOOD