SEFF - DÍA 1

Vuelve un año más el Festival de Cine Europeo en uno de los mejores días de inauguración que podemos recordar.

CRÓNICA DE MIGUEL ÁNGEL TORRES PONCE

Vuelve un año más el Festival de Cine Europeo en uno de los mejores días de inauguración que podemos recordar
Comienza un año más el Festival de Cine Europeo de Sevilla, que a pesar de las muchas restricciones debidas a la nueva normalidad a causa del Covid19, ha mantenido su formato presencial haciendo cábalas con su programación, eligiendo el formato digital y a distancia para sus ruedas de prensa y eventos (como Industria) y realizando un acuerdo con el portal Filmin para ofrecer, a aquellos que no podran asistir al festival, parte de su programación, la correspondiente a la sección de Nuevas Olas y Resistencias Permanentes, así como la Sesión Especial de El Viaje Más Largo y otras sesiones de animación más artesanal. Aún sin saber qué nos depararán estos siguientes días, ante la eterna amenaza de nuevas restricciones horarias o del confinamiento domiciliario, aquí seguiremos.

Este año, la película inaugural del festival, aunque ayer hubo un pase especial matinal para Notturno de Gianfranco Rosi, es Ondina, una coproducción germano-francesa dirigida por el siempre estimulante Christian Petzold y donde volvemos a encontrar  a Paula Beer y Franz Rogowski (Transit) como protagonistas absolutos de esta historia de tintes míticos y románticos.

En ella, Ondina, una historiadora que trabaja dando conferencias sobre desarrollo urbanístico en Berlin, es abandonada por su novio y por azares del destino (y de una pecera que se rompe) queda ligada hacia su nuevo amante en una relación que tomará tintes trágicos en esa pulsión entre el eros y thanatos que maneja bien Petzold, como en aquella Phoenix

Es mediante estas conferencias sobre el desarrollo de la ciudad de Berlín que quedamos maravillados e hipnotizados entre la comunión de la palabra y la imagen (unas maquetas de la ciudad) y donde descubrimos la inmutabilidad de esta, que a pesar de las revoluciones que pase, de los cambios que intenten hacerle, la ciudad permanece inmovil en el tiempo.

Así mismo, la maravilla y la poesía vuelve cuando Petzold nos muestra unas escenas bajo el agua que no necesita recurrir a grandes efectos especiales ni músicas épicas para causar una gran emoción.

La sesión del mediodía es para Fanny Lye Deliver’d de Thomas Clay, una historia de verdadero feminismo liberador y emancipador en la Inglaterra de Cronwell, donde la protagonista, Fanny, interpretada con una fuerza feroz por Maxine Peake, es una hanegada esposa y madre al servicio de un esposo severo y ferviente creyente. La llegada de dos desconocidos con extrañas intenciones a su hogar, le llevará por los caminos del deseo y libertad

Clay filma un pastoral de cámara, del que solo sale para mostrar el horror del extremismo político, y va creando un clima tenso a la par que sensual en ese humilde hogar de Fanny hasta que la violencia hace acto de presencia y toda la tensión sexual se dispara en la alcoba ante la mirada del joven hijo.

Pero la película se guarda aún una última sorpresa en forma de sangrienta escabechina que hará las delicias de Tarantino con total seguridad y donde la redención y la liberación llegan finalmente ante el verdadero enemigo político y religioso

Nuestra primera jornada del festival acaba, este año no hay sesión nocturna debido al toque de queda, y lo hacemos por la tarde con El Año del Descubrimiento, monumental documental tanto por su duración como por la fuerza de su discurso, de Luis López Carrasco, que ya estuvo hace años en el festival con El Futuro, de la que esta parece ser una secuela espiritual y discursiva

A través de todos los cambios sociales y políticos de la transición española que desembocaron en ese año 1992 con el triunfo de las Olimpiadas de Barcelona y la Expo de Sevilla, el autor va desgranando todos los problemas con todas aquellas ciudades (y sus gentes) olvidadas por  el esplendor de la fama como el desmantelamiento de la zona industrial de Cartagena, el asalto al parlamento autonómico murciano o las muchas huelgas que a lo largo del país se estaban gestando.

Pero además de por su discurso, la película se engrandece por su forma, por esa pantalla partida que va y viene, a ratos con dos imágenes, a ratos con solo una, y sobre todo por esa falsa recreación del tiempo y el espacio donde creemos ver grabaciones antiguas en formato VHS con todos los defectos de imagen que estas solían. Una pantalla partida que con su inclusión o no, nos muestra u oculta gestos, rostros y que se suma al discurso temporal .