viernes. 26.04.2024
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La amiga de mi amiga

La amiga de mi amiga

Título original

La amiga de mi amiga
Año
Duración
89 min.
País
España España
Dirección

Guion

Zaida Carmona, Marc Ferrer

Fotografía

Alba Cros

Reparto

Género
ComediaRomance | Homosexualidad
Sinopsis
Tienen treinta años pero viven como cuando tenían veinte, aunque ya no tienen edad para convertirse en jóvenes promesas. Están enamoradas del amor pero, en su búsqueda, se destrozan una a otras, errando de exnovia en exnovia, de relación en relación. Con el pop y la autoficción como telón de fondo y la aparición de una conocida cantante que nunca sabemos si es del todo real, "La amiga de mi amiga" es un juego que se inicia cuando Zaida, después de una ruptura, vuelve a la ciudad.
 
CRÍTICA

En el cine de Éric Rohmer los personajes hablaban y hablaban. Los sentimientos se desvelaban en conversaciones que ponían de relieve el devenir de la vida cotidiana. Externamente parecía que no pasaba nada, pero internamente los personajes se debatían entre dudas y contradicciones con el amor –o desamor– como resorte principal que impulsaba sus acciones.

La película dirigida por Zaida Carmona remite a Rohmer desde su propio título, La amiga de mi amiga, e integra algunos postulados del cineasta francés al que cita en reiteradas ocasiones, en una serie de historias urbanas ubicadas en Barcelona. 

Concebida al margen de los modelos de producción estándar del cine español, su puesta en marcha, mediante la autofinanciación y el crowdfunding, la película está financiada por mujeres y personas LGTBIQ+, limita su presupuesto haciendo que el resultado final sea una obra más cercana al cine amateur que al patrón habitual de producción y exhibición del cine comercial.

Esta característica, que en otras ocasiones puede tener un carácter peyorativo, se utiliza en el caso de La amiga de mi amiga de una forma afortunada para propiciar un cine fresco que se alinea directamente con la intención discursiva de la película.

Zaida (Zaida Carmona) vuelve a Barcelona tras romper con Gabriela. Allí se reencuentra con su amiga Rocío (Rocío Saiz) que le introduce en su núcleo de amigas.

Y con cinco personajes –Zaida, Rocío, Aroa, Lara y Julia–, el guion firmado por la propia directora y Marc Ferrer, teje una serie de relaciones amorosas entre todas las protagonistas en la que se termina conformando un microcosmos donde accedemos a los dilemas que provoca el comportamiento sentimental de Zaida.

Fidelidad, engaño, monogamia, poligamia, sentimientos encontrados, dudas y contradicciones sobre las relaciones de pareja, son los elementos sobre los que se va construyendo un relato que apuesta abiertamente por la comedia, con muchas referencias cinéfilas que van desde el propio Rohmer, Go fish (Rosa Troche, 1994) –una de las primeras películas en el que una historia de lesbianas se abordaba sin dramatismo– o el cine Woody Allen, con el personaje neurótico de Zaida.

Un enfoque que contribuye a que el revuelto amoroso, con sus idas y venidas, con sus traiciones a la amistad y al amor, se expongan con normalidad, evitando un discurso moralizante donde no encontramos culpables porque frente a cualquier otro sentimiento lo que termina predominando es el valor de la amistad como nexo común entre las cinco mujeres.

El otro elemento que utiliza La amiga de mi amiga es el recurso a la autoficción. El personaje de Zaida (directora, coguionista y actriz) compone una representación que, al igual que el resto del reparto, se vertebra a partir de su propia realidad.

Naturalmente las situaciones son ficción, pero el uso constante de referencias reales hace que la película se convierta en una crónica de la sociedad actual indisolublemente unida a las localizaciones de la ciudad de Barcelona e interiores reales que reivindican el relato urbano.

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Por la pantalla desfilan, en un juego de realidad y ficción, diferentes personajes y situaciones que remiten directamente a esa conexión, como la cantautora Christina Rosenvinge –a quien Zaida Carmona ha dirigido en varios de sus videoclips–; el guionista de la película, Marc Ferrer, haciendo de sí mismo; o el momento en que la protagonista arroja por la ventana el libro Pensamiento monógamo, terror poliamoroso y le cae a la propia escritora, Brigitte Vasallo.

En esa estética amateur, de cine independiente, tiene mucho que ver la elección del formato de pantalla –reminiscencia del 16mm–, la presencia para encarnar algunos personajes de actrices no profesionales que cumplen perfectamente con su cometido, y el tono pop donde las canciones y el color de la fotografía son una parte importante del contenido de la película.

Bajo la apariencia de un fresco divertimento, La amiga de mi amiga nos deja hermosos momentos como las conversaciones cotidianas entre las chicas, el beso de las dos amigas durante la proyección de El rayo verde, de Rohmer, o la escena de los besos que se intercala con los títulos de crédito al final de la película; y, sobre todo, una construcción narrativa que hace que el filme supere el discurso militante para recrear unos personajes femeninos cercanos, reales y reconocibles que forman parte de nuestro tiempo. No es poco.

Escribe Luis Tormo Revista Encadenados

La Amiga De Mi Amiga: Las amigas de mis amigas son mis amigas