viernes. 26.04.2024
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Creed III

Cartelera España 3/03/2023  

Creed III

Título original

Creed IIIaka 
Año
Duración
116 min.
País
Estados Unidos Estados Unidos
Dirección

Guion

Zach Baylin, Keenan Coogler. Historia: Ryan Coogler, Keenan Coogler, Zach Baylin

Música

Joseph Shirley

Fotografía

Kramer Morgenthau

Reparto

. Cameo: 

Compañías

Metro-Goldwyn-Mayer (MGM), Warner Bros., Chartoff-Winkler Productions, New Line Cinema, Proximity, Glickmania. Distribuidora: Warner Bros.

Género
Drama | BoxeoSecuela
Grupos
Rocky / Creed
Sinopsis
Después de dominar el mundo del boxeo, Adonis Creed ha progresado tanto en su carrera como en su vida familiar. Cuando Damian (Jonathan Majors), un amigo de la infancia y antiguo prodigio del boxeo, reaparece después de cumplir una larga condena en prisión, Adonis Creed quiere demostrar que merece una oportunidad en el ring. El enfrentamiento entre estos antiguos amigos es algo más que una simple pelea. Para ajustar cuentas, Adonis debe arriesgar su futuro para enfrentarse a Damian, un boxeador que no tiene nada que perder. Tercera entrega de la revitalizada franquicia 'Rocky' para MGM, en la que Jordan retoma su papel de "Adonis Creed". 
 
CRÍTICA

Tercera entrega de la saga de Adonis Creed. Mantiene el nivel de las dos anteriores, y hasta podría decirse que las supera.

La secuela se divorcia de Rocky sin mayor explicación. Stallone se manifestó en desacuerdo con la nueva propuesta cinematográfica por considerar su participación irrelevante, pero, por sobre todas las cosas, por estar en conflicto con el productor Irwin Winkler, quien en 1976 se hiciera con los derechos de la  historia y sus derivados a futuro. Un joven inexperiente y con apremios económicos le facilitó las cosas. El creador de Rocky jamás imaginó los alcances del personaje y la franquicia, ahora, pretende una compensación que le otorgue una importante participación en las ganancias; Winkler desestima la intención, para él, el negocio está cerrado.

El filme nos trae la oportunidad en que Adonis Creed, ya retirado, se reencuentra con Damian Anderson, amigo de la infancia recién salido de prisión, que pretende ir por el cinturón de campeón del mundo. Para ello, deberá vencer al poseedor del trofeo; la novicia carta de triunfo respaldada por Creed: Félix Cháves. Los sucesos configurarán un enfrentamiento que conducirá al ring a los socios de antaño.

Película enmarcada en la lógica habitual del abnegado héroe, sumido en la humildad se nutre de la justicia como resultado de la buena voluntad de una madre postiza que lo saca del reformatorio. Y es que, Adonis ostenta la rectitud de un pasado que supo darle la oportunidad. Mensaje que nos alerta, sueño americano hecho realidad, mediante el esfuerzo, los negros pobres también pueden ser ricos.

Entretenimiento nivelado en la secuencia de una historia, hasta ahora, en 3 capítulos. Amara, hija de Creed, abre la puerta a una posible continuación en la descendencia; la niña se muestra interesada en aprender, aplica el pugilato en la escuela, “lo lleva en la sangre”.

Jordan va sembrando fugaces flashbacks que conectan en un devenir posterior. Claves que nos alcanzan la comprensión del conflicto, una amistad adolescente interrumpida por la prisión.

La propuesta calza los puntos de las mejores producciones del género. Drama pugilístico estructurado sobre bases sólidas, narración, prolija y ordenada, asociada al lujo del campeón en la  coherencia de una visión que engarza  la moral al buen pasar: ser rico es ganarse la posición con esfuerzo. Adonis empieza de abajo, es la respuesta de último momento que parecía dirigirse a la derrota, lo menos es más en base al trabajo y el respeto por las reglas. Damian es lo contrario, el delito, la violación de la norma, el juego sucio.

El contraste se esparce a lo largo de los 3 filmes, siempre se arriba a la misma conclusión, la experiencia hace recapacitar, la maldad culmina reconociendo al campeón en su pleno derecho. Los malos no serán tan malos, simplemente, están confundidos y a la espera de una oportunidad para aprender de la vida. Los combates traen reconocimiento y reconciliación, apología del boxeo como aceptación de una violencia acorde a reglas, sin duda alguna, un medio de vida digno y ejemplarizante.

Michael B. Jordan no decepciona en su debut como realizador, su punto fuerte es el combate, planos de toda clase aportan un dinamismo supremo. Los saltos conceptuales son permanentes, aunque simples, trasmisión de ideas tan elementales como el filme en su conjunto.

Las rejas aprisionan a Creed sobre el ring, no por cercarlo, sino por mantenerlo en zona limitante; la abstracción suprime público, la imaginación captura un combate que se vive en la soledad de circunstancias pasadas. La violencia requiere de múltiples factores, solo así funcionará como escarmiento y  enseñanza. Adonis, no sin esfuerzo, elegirá siempre portar esa bandera.

Jordan, mejor en la dirección que en la interpretación, tendrá sus momentos de gloria ante un Jonhatan Majors híbrido en la representación, pero con el calce justo que abre a la desconfianza; es el amigo que, a pesar de las poses respetuosas, no termina de convencer como tal.

El filme cae en un sinnúmero de lugares comunes, en la vulgaridad de estereotipos morales trillados. El bien y el mal delimitado en parcelas  por una línea de tránsito abierto, esta vez no tenemos al poder ruso y su cruel veleidad (Creed II, Steven Caple Jr., 2018).

Primera entrega de la franquicia donde Rocky no aparece. Adonis dejó el boxeo hace 3 años para devenir empresario, etapa de madurez e independencia que lo sitúa en el centro del “american dream”, con determinación emerge de la nada.

Bianca es el bastón emocional que se agota. La saga produce un viraje, irrumpen sucesos pasados que dan a conocer la eficiencia de voces acalladas,   la presencia de Rocky se torna innecesaria.

El deporte se entremezcla con la vida misma; el bien y el mal se revitalizan y relativizan en extremo, Adonis y Damian representan realidades distintas; la fuerza de los hechos, la batalla aleccionadora, los golpes sobre el cuadrilátero son oportunidad de redescubrimiento. Cuestión que venía esbozándose en  entregas anteriores. Los Drago fueron símbolo útil o inútil según la circunstancia; su valía personal demostró estar al margen de un “régimen político opresor”, los rusos a escena. Brigitte Nielsen será una madre abandónica, participará del poder en un sistema despiadado que aplasta a las personas.

De la provocación a la reflexión, Creed será alumno y maestro en la batalla. El combate termina de hacer hombres a los “hombres”; cuando las muletas se agotan resurge la comprensión, capacidad inhibida por la mala praxis de la infancia. El combate es oportunidad de sanación emocional, ritual de agresión que lava culpas. El matiz de “precuela”  expone las heridas del pasado. En este contexto, Rocky ya no podría ser lo que fue, su rol, pensado en el origen de la saga, posiblemente denote  la irrelevancia referida por Stallone a modo de queja.

 Los visos de precuela alimentan un universo de sucesos que encuentran explicación en el pasado. Se apalancan en la referencia de un desarrollo limitado que, si bien conforma el núcleo de la anécdota, solo se comporta como punto de referencia privilegiado, en el interior de una trama que expresa mucho más.

Buena compaginación en las imágenes, los combates mantienen la dinámica hacia la expectativa propia del género, paradoja que nos permite adivinar lo que se viene. La identificación es acorde al clima emocional. Los planos se articulan de manera funcional, cortos pasajes donde se muestran las vicisitudes del duelo en diferentes ángulos de cámara. Se combinan con imágenes que comunican la vivencia del público. El plano cenital expresa la derrota contundente, siempre en sintonía con el tiempo; muchos cortes denotan la brevedad de las imágenes. Empatía e identificación se dan la mano en consonancia con el género. Mucha acción para un producto comercial de buen nivel.

 

 

 

 

 

Creed III: El modelo de la victoria limpia