jueves. 25.04.2024
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Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades

Netflix (estrenos destacados) 16 de diciembre  

Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades

Título original

Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdadesaka 
Año
Duración
159 min.
País
México México
Dirección

Guion

Alejandro González Iñárritu, Nicolás Giacobone

Música

Bryce Dessner

Fotografía

Darius Khondji

Reparto

, ver 24 más

Compañías

Estudios Churubusco, Redrum. Distribuidora: Netflix

Género
ComediaDrama
Sinopsis
'Bardo' es una comedia nostálgica en el marco de un viaje épico. Una crónica de incertidumbres donde el protagonista, un reconocido periodista y documentalista mexicano, regresa a su país enfrentando su identidad, sus afectos familiares o la absurdidad de sus memorias, así como el pasado y la nueva realidad de su país.
 
CRÍTICA

Tras ganas dos veces seguidas el Óscar a Mejor Director, Alejandro González Iñárritu parecía estar tocado por una varita mágica: El Renacido, Birdman, Biutiful, Babel y la genial Amores Perros, una filmografía envidiable para cualquier director en el mundo. En un lapso de 20 años se fue construyendo como un “ídolo” con currículum a sus espaldas y él lo sabe, ¿pero es esto suficiente para lanzar una película sobre su vida cual testimonio antes de morir? Y mucho más importante, ¿a nosotros como público nos interesa escuchar sus motivaciones y miedos más profundos como si estuviéramos hablando de Bergman, Kurosawa o Tarkovsky?

Nos encontramos con Silverio Gama, un famoso documentalista mexicano que va a recibir el premio de periodismo más importante del mundo por un falso documental que pretende mirar a los ojos al pasado histórico de México y cuestionarlo, de la mano de él como protagonista. Pero a pesar de la enorme fama que su carrera le supone, no puede estar tranquilo consigo mismo: el síndrome del impostor no le deja descansar y su insuficiente papel como padre de familia, esposo, hijo o amigo, lo persigue día y noche. Sin embargo aunque su cabeza le dice que cambie, parece ser que eso nunca pasará.

Así, nos metemos de lleno en la existencia de Silverio, alter ego de Iñárritu, en medio de sus interminables crisis: diseccionamos su mente para ver cuán importantes son para él cuestiones como la mexicanidad, el hogar, la creatividad, la hipocresía del mundo artístico, los medios de comunicación en México y un sinfín de temas más, esto nos lleva a hablar sobre lo siguiente:

¿Todo esto es relevante para nosotros como espectadores? En México tenemos una frase que dice “el que mucho abarca, poco aprieta”. El error principal de Bardo es que habla de todo y a la vez de nada. La cantidad de temas tratados en la película es tal, que no se profundiza en absolutamente ninguno de ellos y no existe un eje temático que permita unirlos de una manera interesante. Nos adentramos en la mente de un protagonista con quien es imposible empatizar o siquiera establecer una conexión.

Que no se malinterpreten estas palabras. Hay decenas de películas que logran tan bien esta fórmula como All That Jazz (1979), La Gran Belleza (2013) u 8 ½ (1963), esta última en donde nos adentramos en la mente de Fellini para vivir con él cómo la influencia de las mujeres, la religión y su infancia moldearon al hombre atormentado que fue en su tiempo. En Bardo los temas tratados con tantos, que sus sueños, ideas, inquietudes y su pasado sencillamente no nos interesan porque no nos permite hacerlos nuestros: nos los presenta desde una ventana distante a la cual no podemos acceder ni sentir, solo observar desde lejos.

Pero antes de concluir, Iñárritu desde la misma escritura del guion supo anticipar todo lo que se mencionó anteriormente, ¡ya que incluso él mismo lo critica alrededor de toda la película! Tal y como lo hizo en Birdaman, habla de la hipocresía del protagonista y los puntos débiles de su historia, lo cual es una genialidad y un ejercicio interesantísimo.

La actuación de Giménez Cacho y un par de escenas como la toma del Castillo de Chapultepec son muy buenas, y es que la cinta tiene algunos destellos mágicos que no nos podremos sacar de la cabeza en mucho, mucho tiempo.

En resumen, si bien es una película que personalmente no nos terminó de convencer, es una obra que hay que ver no solo por la conversación mediática que ha generado sino por el enorme nivel artístico que tiene y porque es una película que te reta a pensar, a cuestionarte. Hay que aplaudir los intentos por financiar este tipo de películas que van más allá de lo convencional, que nos dicen cosas distintas, más profundas. Cosas que nos dejan pensando y discutiendo, y la mejor manera de apoyarlo, es viéndolo. Así que corre a Netflix y escríbenos en los comentarios si estás de acuerdo con nosotros o si tienes algo que agregar.

Bardo: Falsa Crónica de unas cuantas verdades