viernes. 19.04.2024
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Uno es un hombre de montaña que vive marcado por la revelación de un secreto familiar inconfesable. El otro un oficial de la Alemania nazi destinado a Andorra para atrapar a una familia judía fugitiva. Adrià Collado y Daniel Horvath se sientan con nosotros para hablar de su trabajo en El fred que crema, que tras un proceso largo encuentra la llama de los cines por fin. Claves de su interpretación, anécdotas de rodaje, miradas al pasado y, sobre todo,  mucha admiración mutua bañan esta charla cercana.

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¿Cómo llegasteis al proyecto?

Adrià: Como suele pasar en estas ocasiones, te mandan un guion y dicen que están interesados en ti. Lo leí, me entusiasmó, hablé con el director y adelante. No tiene más secreto.

 

Daniel: En mi caso fue más o menos como el de Adrià. Al fin y al cabo, es una película con unos personajes muy concretos. El mío, al ser alemán, tenía unos rasgos muy claros. Lo interesante fue después, cuando me eligieron.

 

¿Ninguno de los dos había visto la obra?

A: Yo no conocía la obra y me sorprendió gratamente. Es un guion que tiene su ritmo que vas entrando. Me sorprendieron dos cosas, sobre todo. Primero, que fuera en una película en catalán, porque hacía mucho que no me enviaban uno en esta lengua. Por otra, cuando terminabas de leer el guion te quedabas satisfecho. Es una historia bien concluida, cuyo final está bien cerradito, a diferencia de otras películas que prometen mucho y acaban fallando.

 

D: En mi caso fue una cosa muy graciosa, porque yo no leí el guion, solamente las partes de mi personaje.

 

A: ¡Eso no lo sabía!

 

D: Lo decidimos así con Santi porque es un personaje tan ausente, tan fuera del sistema familiar que había, que él creía que hacerlo así me iba a ayudar. Yo estaba muy bien preparado, estuvimos cuatro meses previamente trabajándolo. Sin embargo, yo no sabía qué pasaba en la película. De hecho, cuando fui al cine yo no sabía qué pasaba con esos hermanos. Cuando en la película pregunto qué pasa con esta familia que se odian tanto, realmente yo no lo entendía.

 

Claro, porque hay la dinámica de la familia. Pero tú eres la persona que viene de fuera, el elemento externo que no conoce absolutamente nada y está solamente allí para su trabajo.

D: Exacto. En las intervenciones con la familia, yo no entendía por qué debía hacer eso. En la escena del lago, sacamos muchas cosas interesantes, pero fuera del guion.

 

A: No habíamos ensayado nada. La escena final de mi personaje prácticamente la hicimos por primera vez. En medio del hielo, barro, frío...

 

D: ¿Te acuerdas del momento del escupitajo? Eso no estaba en el guion. De hecho, este era muy abierto para que pudiéramos disfrutar y crear el personaje.

 

A: Era una escena peligrosa, esa. Donde dices si voy para arriba, para abajo... Santi (Trullenque) estaba muy encima nuestro. Y allí nos dijo: ¡venga, jugad!

 

D: Allí Adrià hizo una cosa que me gustó mucho, lo digo de corazón. Da igual si estamos ensayando o no, él estaba en el personaje.

 

A: ¡Tú más! ¡Tú estás más loco que yo!

 

D: Pero esto me ayudaba mucho.

Adrià Collado on Twitter: "🎬Rodando la peli “El Fred Que Crema” con  @gretafernnandez Dirección de Santi Trullenque #Andorra  https://t.co/hv2unOK1qO" / Twitter

Daniel, tu personaje es el externo, tampoco es el más agradecido de todos. Tenías más riesgo de caer en el estereotipo, ¿cómo solucionaste esto?

D: Con Santi hablamos de esto muchas veces: cómo no hacer el malvado loco pasado de vueltas y gracioso. Muchas veces, cuando haces de loco, la gente te dice que sobreactúas. Y en una película tan compleja y con tanto peso en el drama familiar, evitar eso fue mucho trabajo, de 4 meses. Santi me pasó mucha literatura y ver cine. Un poco Werner Herzog y Klaus Kinski. De hecho, la escena del lago no estaba escrita, la añadimos para encontrar esta complejidad. Luego Santi me dijo que utilizó algunas escenas rodadas sin que yo lo supiera. Yo pensaba que estaba preparándome para la acción, pero ya estaban rodando. A mí me hizo bien, porque cuando dicen acción el actor puede caer en gestos más estudiados. Todos tenemos nuestros trucos. Sin embargo, yo no quería salir del personaje. Yo en el set no hablaba con nadie, llevaba auriculares y escuchaba música, sobre todo la banda sonora de Hannibal. No salir del personaje ayudó a no pasarse de vueltas.

 

A: Todo lo que hace tu personaje es injustificable, pero ves una evolución y si miras dentro de las entrañas puedes llegar a entender cómo se comporta. No por la parte de las barbaridades que hace, sino de un tipo que está solo, en medio de las montañas, cuestionándose que hace allí. Entonces, esa violencia la transmite para fuera. Una cosa buena de la película es que todos los personajes tienen su momento. Hay películas donde muchos personajes están solo de apoyo al protagonista, y aquí Agustí Franch y Santi Trullenque han hecho un buen trabajo haciendo que todo personaje, por muy secundario que sea, tenga su momento de lucimiento. Esto hace que como actor te sientas cuidado e importante para la película. Pese a que Roger, Greta y Daniel lleven el peso, la sensación es que si quitas un personaje la historia desaparece.

 

D: Eso es total. Porque en un momento donde Greta llega buscándote y te ve a través de la ventana, sin verte, a todo el mundo le viene a la cabeza tu imagen. Para mí es un momento muy bonito.

 

A: Santi también es muy inteligente porque, en medio de escenas de alta tensión, pone momentos cotidianos de la vida en Andorra: fuego, gente cantando... Y en estos momentos, respiras y entras en la vida de estas personas en las montañas pasando frío y penurias. Es una forma de entrar en la historia y hacerte tuyos los personajes. Aunque tenga acción y sea trepidante por momentos, es de cocción lenta. Esperamos que el público entre progresivamente y se le encoja el corazón hasta la apoteosis final.

 

Y tú, Adrià, ¿cómo has encarado el personaje? ¿Te has podido aferrar a algo?

A: Hay una parte técnica y física. Mi personaje sale en dos épocas de su vida, y la voz tienes que ponerla un poco menos grave cuando eres joven para remarcar la diferencia en el tiempo.

 

D: ¡Esto me gustó mucho! Cuando lo vi dije: ¡Madre mía, Adrià! ¡Cómo lo hace!

 

A: Entonces cuando me hago mayor existe una parte física. Porque me hago una cicatriz. Emocionalmente también hay herida. Porque en el pasado, el padre aun no le ha contado ese secreto inconfesable, mientras que de mayor ya lo conoce. A partir de ese momento, su vida cambia rotundamente y su personalidad, que quizás sería más amable y tranquila, también muta. Es un tío con una violencia interna brutal. No sabe gestionar sentimientos ni contar el secreto ocasiona que sea un crápula. El tío se viste como el capataz del pueblo, aquél que tiene ganado y dinero. Bajo esta imagen tirana lo que esconde es esa frustración y desazón increíble. Pensé sobre todo en esto, en cómo desde que el padre le confiesa eso, lograr que desde fuera se vea el punto de frialdad, pero que por dentro la olla hierve y tiene cosas no resueltas.

 

D: Como espectador me pareció muy bonito ver cómo trataste de enseñar y enseñaste el amor hacia tu hermana en la ficción. Esa rabia contenida... Me gusta mucho el momento en qué abres el vino.

 

A: Sí, aquí me muevo como si fuera el jefe. Otro reto importante era intentar mostrar la evolución de mi personaje, quien no sale en tantas escenas de la película. Intentar mostrar el progreso en pocas escenas me preocupaba, pero Santi lo tenía todo claro. Era duro.

 

D: Hasta que no sale y no consigue lo que quiere, estamos allí.

 

También tenías la suerte, Adrià, que tu personaje se relaciona con distintos personajes de forma diferente.

A: Sí, crear las relaciones y ver cómo me relacionaba con ellos era muy interesante.

 

¿Recordáis algún momento difícil de rodar, ya fuera físicamente o emocionalmente?

A: Daniel tiene escenas complicadísimas de rodar, porque es un portento.

 

D: En tu caso, me gusta mucho un momento que hicimos juntos. Cuando te sacan del coche, me impactó muchísimo. Yo no te miraba, pero te oía y me dejabas helado.

 

A: Además es que la condición: frío, barro, nieve... Pero estaba muy bien porque te metía de lleno en la escena. El cine es artificio, lleno de marcas, pero lograr que esto quede orgánico y que haya vida con todos sus impedimentos, eso mola mucho.

 

¿Qué habrá próximamente?

A: Yo esperar, de momento. Hay un par de proyectos en el extranjero y estoy cruzando los dedos para que salgan. Si no, cuidaré de mis hijos. (ríe)

 

D: Estamos siempre en varios proyectos, pero no sabemos si van a salir. Si salen, salen.

 

A: Si no está firmado, ¡no se dice nada!

 

D: Y yo siempre digo, si no está en DVD, no existe. (ríe) Porque a veces no se hace o te recortan del metraje, siempre para favorecer el contenido y la historia. A veces tienes suerte, y otras no. La próxima que saldrá es Un cel de plom, con la misma productora y también ambientada en la II Guerra Mundial, junto a Nausicaa Bonnín.

 

Sobre la vida de Neus Català, ¿no?

D: Sí, y vuelvo a hacer de nazi. Pero esta vez como gerente de campo de concentración.

 

A: Te tendrás que poner lentillas y teñirte el pelo. (ríe)

 

D: Espero que cuando sea más mayor tenga el pelo tan bonito como tú.

 

A: Esto mola hasta que tienes 40. A los 50 ya ves que tienes demasiadas canas. (ríe)

El fred que crema': quan el mal trepitja la neu d'Andorra - El Temps de les  Arts

Adrià, en 2001 rodaste con Carlos Saura Buñuel y la mesa del rey Salomón, quien recibirá dentro de unos días el Goya de Honor. ¿Cómo recuerdas tu experiencia con él?

A: Fue una experiencia muy curiosa. Estuvimos en Madrid y Toledo con Pere Arquillué y Ernesto Alterio y fue muy interesante. Era una propuesta muy loca de Saura, aunque quizás la película no salió tan bien como podría. Era una cosa muy especial de él, estaba en una época muy artística. Él dibuja, toma fotos, es artista multidisciplinar.

 

La película mezclaba un poco de animación, si mal no recuerdo.

A: Así es. Lo recuerdo con cariño, porque además allí conocí a Pere Arquillué, de quien me hice buen amigo, aunque hace algún tiempo que no le veo. La experiencia fue muy gratificante, cuando me eligieron fue una de las mayores alegrías de mi carrera. Después la película no triunfó, pero me llevé el rodaje y el orgullo de haber trabajado con Carlos Saura. Un histórico.

 

Este año hará 20 años del estreno de una serie que es historia de la televisión en España: Aquí no hay quien viva. Y está aún muy viva.

A: El otro día vi que estaba en el Top 10 de Netflix. Flipé.

 

D: Yo me sorprendo mucho. Porque ahora toda la generación de veinteañeros, o incluso menos, la están mirando. ¡TikTok está petado de vídeos sobre la serie!

 

Solamente basta con entrar en Twitter. Cada día encuentras alguna referencia a ella.

A: Es tan curioso que después de tanto tiempo siga así. En su momento recuerdo que llegábamos a hacer un 40 y pico porciento de share durante los anuncios. Casi la mitad de la población viendo los anuncios. Esto ahora, con la multitud de canales que hay y las plataformas, ya no se repetirá más. Fue un fenómeno curioso.

 

D: Y lo sigue siendo ahora. ¡Es que ha revivido!

 

A: Cuando me llegan los derechos de imagen, ¡me acuerdo! (ríe)

Entrevistamos en exclusiva a Adrià Collado y Daniel Horvath, protagonistas de El Fred...