viernes. 26.04.2024
a3155588-55d5-4d52-bb81-457a5852ece2_16-9-discover-aspect-ratio_default_0_x591y101
a3155588-55d5-4d52-bb81-457a5852ece2_16-9-discover-aspect-ratio_default_0_x591y101

Iberia, naturaleza infinita

Próximos estrenos España 17 de marzo

Iberia, naturaleza infinita

Título original

Iberia, naturaleza infinita
Año
Duración
75 min.
País
España España
Dirección

Guion

Arturo Menor

Fotografía

Arturo Menor

Reparto

Documental, Voz: 

Compañías

Acajú Comunicación Ambiental

Género
Documental | NaturalezaAnimales
Sinopsis
Un águila real, expulsada de su territorio, emprende una aventura de supervivencia a lo largo y ancho de la península ibérica. Partiendo desde las altas cumbres de la cordillera cantábrica, surcará los cielos en un periplo lleno de historias sorprendentes, hasta establecerse definitivamente en un nuevo territorio en las sierras Béticas. Un relato en el que estará acompañado por algunas de las especies más emblemáticas de nuestra fauna como el quebrantahuesos, el urogallo, el sisón, el visón europeo y el oso, entre otras.
 
CRÍTICA

Recogiendo el testigo de El Hombre y la Tierra, el biólogo y director de cine Arturo Menor cede el protagonismo de su tercer documental a las especies más emblemáticas y desconocidas de la Península Ibérica. Él mismo afirma que la cinta tiene un fin conservacionista, poniendo la lente de la cámara a la altura de las diversas especies amenazadas.

A través de las numerosas secuencias de diversas especies, el director exhibe lo peculiar de su carácter, los distintos hábitos que conforman la rutina de distintos animales y los peligros, tanto de naturaleza animal como humana, a los que quedan expuestos diariamente.

Tras cincuenta y tres semanas de rodaje, Menor y su equipo logran captar el vuelo de las águilas, la persecución entre una jineta y un ratón, o el cortejo de los sisones con un detalle asombroso. Uno de los logros de Iberia, naturaleza infinita es la utilización de técnicas fílmicas innovadoras en el terreno del documental, ensalzando la belleza de la naturaleza a través de una fotografía cuidadísima de mano del mismo director.

Aquí, y con advertencia de mareo, destaca la simulación del dinámico vuelo de una golondrina por la localidad de Montoro, conseguido gracias a un dron mosquito controlado a distancia.

A través de este alarde de equipo técnico, la película, antes que nada, se para a contemplar lo grandioso y llamativo de la fauna ibérica. Partiendo de la figura del águila real, se plantea una odisea en búsqueda de un nuevo hogar.

Al comienzo del mismo, y esta problemática enfatizada por Menor, se muestra el cableado eléctrico como primera causa de mortandad en las aves en el territorio español. De esta manera, la pareja del águila protagonista jamás logra volver al nido que juntos construyeron, obligando al ave protagonista a emigrar en busca de un nuevo refugio.

A vista de águila

A pesar de tener un profundo carácter de concienciación, Iberia, naturaleza infinita se aleja en varios aspectos de otras cintas de índole animalista. Menor evita generar una separación entre seres humanos y animales, mostrando cómo ambos forman parte de un ecosistema global en el que el trabajo en equipo es esencial para la preservación del medio ambiente.

En vez de afirmar tajantemente como los animales deben estar fuera del alcance humano, Menor enfatiza cómo la intervención humana es beneficiosa para numerosas especies. En un mundo en el que el ecologismo y la preocupación por las especies animales se encuentra en perpetuo debate, el sensacionalismo plaga numerosos productos audiovisuales, centrados en la acción destructiva, agresiva y letal del ser humano sobre la fauna.

Sin embargo, Menor coloca a las personas y a las especies animales a la misma altura, ambas en una constante simbiosis, gracias a la cual el águila protagonista es rescatada y salvada tras un urgente lavado de estómago por la ingesta de carne de zorro envenenada.

El documental se apoya en una mirada honesta, alejada del egocentrismo de la especie humana, y mostrando a los animales tal y como son, sin humanizarlos ni victimizarlos. A pesar de utilizar numerosos planos detalle en los que los rasgos y las miradas de los animales remiten a las humanas, la cinta mantiene un tono objetivo a la hora de reflejar la jerárquica colectividad conformada por las variadas especies, sin escrúpulos ni piedad cuando se trata de conseguir tu ración de comida diaria.

Es revelador y excepcional como los animales no resultan víctimas, si perjudicadas por las consecuencias de ciertas acciones humanas, pero nunca indefensos o inferiores ante la temible figura del hombre.

La preciosa fotografía acompañada por la poderosa voz de Jesús Olmedo atrapa al espectador y lo eleva por las cumbres pirenaicas, viendo el mundo a través de los ojos del solitario aguila. La preocupación por su destino, y por el de tantas especies, no solo se expresa desde la total honestidad mencionada sino también desde la admiración.

La estética de los coloridos ecosistemas ensalzada por la sobresaliente fotografía a manos de Menor, aporta una razón más para la preservación de estas especies, que embellecen el paisaje, cuidando y enriqueciendo el territorio de nuestro país.

De este modo se crea una narración dentro de la sucesión de imágenes documentales, con un ritmo constante, con momentos tensos, entrañables y hasta cómicos a medida que avanzamos por las persecuciones entre depredador y presa, los juegos entre las diminutas crías y los ritos de cortejo de las distintas especies.

Consiguiendo que la audiencia se enamore de la naturaleza ibérica, Menor se aleja de los discursos acusativos o manipuladores para conseguir un reflejo veraz y esclarecedor de la fauna ibérica. Así el ser humano se identifica como parte del ecosistema, y quizás con el águila protagonista, a la vez que la narración de Olmedo concluye de forma alentadora con “vale la pena salir ahí fuera, vale la pena vivir” por construir un nuevo hogar y encontrar una nueva compañera de vida.

Iberia, naturaleza infinita: Una trepidante odisea a través de los ojos del águila real