viernes. 26.04.2024
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Tregua(s)

Tregua(s)

Título original

Tregua(s)
Año
Duración
90 min.
País
España España
Dirección

Guion

Mario Hernández

Fotografía

Alex Bokhari

Reparto

Compañías

Sierra Gador Producciones, La Cochera Producciones, Treguas la Película

Género
RomanceDramaComedia
Sinopsis
Ara y Edu son amantes desde hace una década, cuando eran una actriz y un guionista novatos. Al margen de sus relaciones “oficiales”, siempre encuentran un momento para estar juntos, un oasis en sus vidas. Ahora mismo, los dos mantienen relaciones serias (muy serias, en realidad) con sus respectivas parejas. Tras un año sin verse, aprovechan un festival de cine para encontrarse. Pero ni siquiera esta tregua tan deseada está libre de las mentiras y nostalgias que dominan su vida real.
 
CRÍTICA

Mario Hernandez transpira la autoría del Julio Medem (Habitación en Roma) que encierra carnalmente a sus personajes en habitáculos aparentemente vacíos de elementos, limitados a la simple presencia de cuerpos desnudos que cortocircuitan para evadir su alrededor. Junto a la sensualidad que evoca su contexto artístico en una casualidad metaficticia (semana del Festival de cine), el film mantiene un carácter conversacional que se desarrolla hereditariamente como Richard Linklater: las palabras sobresalen por lo visual, formulando interrogantes sobre la correspondencia en las parejas y el compromiso que ha ido menguando en la sociedad.

Un ejercicio que para hacer efectivo su atrevimiento debe contar con la plenitud de sus actores, estando aquí a la altura. Salva Reina y Bruna Cusí regalan una química en pantalla al punto de parecer una especie de ficción real de ellos mismos, una fina línea en la que gustosamente dejas de separar la actuación guionizada y lo genuino de sus interpretaciones

La fotografía dilata de manera deliberada un escenario impregnado de romanticismo alejado de la realidad, espacio donde la fidelidad y la responsabilidad delegan al placer caduco de una cama descolchada o una barra libre que mira directamente a la nocturnidad de la ciudad malagueña, como si la oscuridad del cielo desde la azotea del AC Málaga Palacio dibujara las agujas imaginarias de un reloj a punto de separar los caminos de sus protagonistas.

Esta apuesta en la puesta en escena se vuelve más interesante al desgranar su contradicción, cuando el paso de los minutos marca el retorno desagradable e inevitable a la rutina de los protagonistas el director aplica una colorimetría amarillenta, distantemente mágica, justo en el momento que los celos y el miedo al mutuo abandono relevan esta tregua vital entre riñas cómicas y secretos entre las cuatro paredes, evitando caer en el trance lacrimógeno que significa decir adiós.

Los elementos del entorno también empiezan a delatar la dudosa moralidad de esta infidelidad, como ese espejo que en silencio erige el dormitorio y refleja la cara más humillante de su intimidad. La que muestra que la historia de dos amantes tiene su fecha de caducidad.

Tregua(s)