sábado. 20.04.2024
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Atrapados en la oscuridad

Próximos estrenos España 1 de abril  

Atrapados en la oscuridad

Título original

Coming Home in the Dark
Año
Duración
93 min.
País
Nueva Zelanda Nueva Zelanda
Dirección

Guion

James Ashcroft, Eli Kent. Historia: Owen Marshall

Fotografía

Matt Henley

Reparto

Productora

Light in the Dark Productions

Género
ThrillerTerrorIntriga
Sinopsis
Viajando por la desolada carretera de un valle interminable, Alan y Jill detienen su vehículo para llevar a sus hijos adolescentes a una caminata por la naturaleza de Nueva Zelanda. Cuando paran para disfrutar de un aperitivo, dos vagabundos aparecen de la nada y rodean a la pacífica familia. En un inesperado acto de violencia secuestran a la familia, lo que desata una serie de acontecimientos de los que no existe escapatoria. 
 
CRÍTICA

Alan (Erik Thomson), Jill (Miriama McDowell) y sus dos hijos se encuentran de viaje por la maravillosa naturaleza de Nueva Zelanda. Un plan perfecto que se verá interrumpido por la llegada de dos desconocidos en medio del pícnic familiar. Se presentan como Mandrake (Daniel Gillies) y Tubs (Matthias Luafutu) y antes de lo esperado los toman como rehenes a punta de escopeta.

Ellos parecen tener solo la intención de robarles y mancharse, pero al escuchar el apodo cariñoso con el que los hijos se dirigen a su padre, Hoaggie, estos parecen reconocerlo. En un giro sorprendente de la situación y con una brutalidad poco comedida en sus imágenes, la película nos llevará por el que sin duda será un viaje que la familia nunca olvidará.

La situación empeora cuando Hoaggie revela sus sospechas de que el encuentro con estos hombres puede no ser una casualidad sino más bien un pasado que ha vuelto para ajustar cuentas. La tensión irá en aumento a medida que pasen los minutos y veamos que las posibilidades de escapar de las inocentes víctimas se van reduciendo.

Con un inicio claro, conciso y visceral, el director James Ashcroft, planta las bases para un road movie que, si bien solo en su superficie, recuerda a clásicos del suspense como Río Salvaje o Funny Games. Esta semejanza se ve intensificada por la pareja de opuestos que forma a los secuestradores: Mandrake es hablador, carismático, apasionado y un claro líder mientras que Tubs es calmado, frío, callado y extremadamente sumiso. Un rasgo clásico en este tipo de películas de género que ya nos establece la idea de que, hagan lo que hagan, nadie va a escapar pues ellos lo tienen todo calculado.

Crítica | Coming Home in the Dark

A medida que avanza la película, la simple historia de rehenes buscando su oportunidad de escapar da paso a una dura revisión de los casos de abusos y malos tratos acontecidos en los 80 en los internados de hombres en Nueva Zelanda. A pesar de que la crueldad de estos casos es contada sin ningún filtro, el director pierde aquí una oportunidad única para hacer lucir su trabajo. Aunque es resaltable la voluntad del director de exponer estos hechos y así dar visibilidad a estos problemas, su presentación no aporta realmente al desarrollo de los personajes y sirve solo para entender, bajo una capa de justificación, que el pasado ha marcado sus actos hasta el día de hoy.

La película trata su trama y las relaciones entre sus personajes con mucho cuidado, sin embargo, sus flaquezas afloran con el paso de las escenas. Al contraponer el duro inicio, crudo y directo en los primeros 50 minutos, con el ritmo más meditado, con más peso emocional, pero menos visceral, del último tramo del metraje se hace evidente la falta de un punch final en la historia. Así, Atrapados en la oscuridad, sufre progresivamente un desgaste dejando un acto final que no está a la altura del resto en cuanto a impacto se refiere.

Coming Home in the Dark (2021) - IMDb

Estamos ante el primer largometraje del James Ashcroft y, de entrada es algo notorio en sus planos, salvados por la brillante fotografía de Matt Henley. La composición de estos es básica y tampoco ofrece grandes soluciones aunque soporta con creces el peso narrativo de las imágenes que muestra. Queda claro, eso sí, que Ashcroft tiene futuro en la gran pantalla. En cambio, el guion realizado, a dúo por el director y Eli Kent, no soporta dos lecturas. Su rumbo se hace evidente en el segundo acto mientras el espectador pierde la esperanza de una sorpresa en el desenlace. Cabe recordar que este registro se escapa de la experiencia previa Kent basada más en el humor como dejó claro en Black Sheep (2006). La falta de peso en gran parte de las conversaciones y alguna que otra escena sin efecto alguno en la trama solo se ven salvadas por las geniales interpretaciones de Daniel Gillies o Erik Thomson.

Aún con una dirección mejorable, pero cumplidora y un guion generalmente previsible, la trama que se cuenta mantiene su interés hasta el final. Podemos decir que “Atrapados en la oscuridad” sabe captar la tensión de sus escenas y transmitirla al espectador sintiendo que realmente está allí, atrapado en la oscuridad de la sala de cine esperando un final feliz que no sabe si llegará.

Atrapados En La Oscuridad: Cruel, dura y directa